Amnistía Internacional denunció la "escandalosa inacción" del gobierno del presidente nigeriano Bola Tinubu, que tras dos años en el poder no ha logrado frenar la escalada de violencia yihadista, ataques de bandas armadas e incidentes comunitarios que han dejado más de 10.000 muertos.
La violencia ejercida por grupos yihadistas y bandas criminales en el centro y norte de Nigeria ha causado, en los últimos dos años, la muerte de más de 10.000 personas y el secuestro de al menos 300, en su mayoría mujeres y niñas, denunció Amnistía Internacional este jueves.
La investigación de la organización de derechos humanos muestra que desde 2020 hay "una ausencia total de gobernanza" en zonas rurales del norte del país, lo que "ha dado libertad a hombres armados y grupos criminales para cometer atrocidades".
La situación ha empeorado en los dos años transcurridos desde que el presidente Bola Tinubu asumió el cargo. Aunque el mandatario prometió que la seguridad sería uno de los principales desafíos de su gobierno, han surgido nuevos grupos armados, "mientras centenares de pueblos han sido saqueados" en los estados de Benue (sureste), Borno, Katsina, Sokoto, Zamfara (los cuatro en el norte) y Plateau (centro)".
"La situación no ha hecho más que empeorar, ya que las autoridades siguen sin proteger el derecho a la vida, la integridad física, la libertad y la seguridad de decenas de miles de personas en todo el país", declaró Isa Sanusi, director de Amnistía Internacional Nigeria.
Amnistía Internacional reveló que "en los dos años transcurridos desde que el actual gobierno lleva en el poder, al menos 10.217 personas han muerto en ataques armados" y señala una "escandalosa inacción" del Gobierno de Nigeria ante la "crisis humanitaria" provocada por la violencia intercomunitaria en el país producto del aumento de ataques yihadistas y bandas criminales conocidas como "bandidos", que atacan aldeas, asesinando y secuestrando a residentes.
Además, en el llamado Cinturón Medio del centro de Nigeria, pastores y agricultores suelen enfrentarse por el acceso a la tierra. Estos ataques tienen una dimensión religiosa o étnica.
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Siete estados fueron investigados por Amnistía, pero no se incluyó Borno, epicentro de la violencia yihadista que azota el noreste de Nigeria desde 2009.
La mayor cifra de muertos (6.896) se registró en el estado de Benue, ubicado en la región central, y le siguió el estado de Plateau, con 2.630 personas, donde los ataques "han sido especialmente atroces", según informó Amnistía Internacional.
"Las 23 áreas de gobierno local del estado de Benue sufrieron ese tipo de ataques (…). Más de 200 pueblos han sido saqueados por hombres armados", subraya Amnistía Internacional. Esto provocó el desplazamiento interno de 450.000 personas sólo en ese estado, la mayoría agricultores.
El pasado 3 de abril en Plateau familias enteras, con muchos menores de edad, fueron "brutalmente asesinados" por hombres armados que destruyeron pozos, clínicas y escuelas. Allí los pastores armados perpetraron 38 ataques y en los últimos dos años atacaron 167 comunidades, provocando 65.000 desplazados.
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Incluso los estados del norte, que han sido blanco de yihadistas y otros grupos criminales durante varios años, han experimentado un repunte de ataques en los últimos meses.
"La reciente escalada de ataques de Boko Haram y otros grupos armados demuestra que las medidas de seguridad implementadas por el gobierno del presidente Tinubu simplemente no están funcionando", afirmó Sanusi.
Sin embargo, Hace dos semanas, Tinubu — que también se enfrenta a tensiones separatistas latentes en el sureste— declaró que su administración está comprometida con la lucha contra la inseguridad."Las fuerzas de seguridad tienen nuevas instrucciones para abordar con decisión todas las actividades delictivas", declaró en un comunicado de su oficina durante conversaciones con el clero cristiano.
"El presidente Tinubu debe cumplir sus promesas a la población nigeriana y abordar urgentemente la reaparición de la crisis de seguridad endémica del país. La reciente escalada de los ataques de Boko Haram y otros grupos armados muestra que las medidas de seguridad implementadas por el Gobierno del presidente Tinubu sencillamente no funciona", consideró Sanusi.
"La inacción de las autoridades a la hora de hacer que los responsables rindan cuentas de sus actos está alimentando un círculo de impunidad que provoca inseguridad a toda la población. El tiempo se acaba mientras los hombres armados, los bandidos y los insurgentes intensifican sus ataques a diario. El derramamiento de sangre en todo el país debe terminar ya", concluyó Sanusi.
Con AFP y EFE
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