Las autoridades panameñas reportaron el naufragio de una embarcación que transportaba 21 personas, 19 de ellas migrantes de Venezuela y Colombia que iban en camino a sus países de origen, en las aguas del caribe panameño. Aunque los cuerpos de rescate consiguieron salvar a 20 personas, se informó sobre la muerte de una niña venezolana de ocho años.
Tragedia en aguas panameñas. El Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront) informó este 22 de febrero sobre el naufragio del barco 'ABDOM', que zarpó desde el puerto de Llano Cartí, en el centro del país, con dirección a La Miel, en la frontera con Colombia, aunque debido al mal tiempo y el oleaje agresivo, la embarcación no llegó a su destino.
Las autoridades reportaron que el navío naufragó en aguas caribeñas, cerca de Mansucum, en la comarca indígena de Guna Yala. Además del capitán y su ayudante, el barco transportaba 19 pasajeros, todos migrantes venezolanos y colombianos deportados desde Estados Unidos a Panamá y que eran trasladados a sus países de origen.
Los esfuerzos de rescate lograron salvarle la vida a 20 de los tripulantes. El Senafort después confirmó la muerte de una niña de ocho años, de nacionalidad venezolana.
"El Senafront lamenta profundamente la pérdida de la menor y extiende sus condolencias a sus familiares. Las autoridades reiteran su compromiso con la seguridad y el cumplimiento de las normas de navegación", dijo el organismo gubernamental a través de un comunicado.
Según información oficial, el navío siniestrado ignoró una advertencia meteorológica sobre condiciones climáticas "adversas" en la zona, lo que derivó en un "lamentable accidente" por los "fuertes oleajes causados por el mal tiempo". Otras dos embarcaciones similares acataron la orden y suspendieron el viaje.
Un aumento en el flujo migratorio inverso en América
Desde el pasado mes de enero, el número de personas migrantes que cruzaron por la peligrosa selva del Darién – entre Colombia y Panamá – se desplomó un 94% con respecto a la misma fecha el año pasado, respondiendo a un endurecimiento de las políticas migratorias, tanto de Panamá como de Estados Unidos.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, una de las primeras metas del Gobierno estadounidense en política exterior fue convencer a Panamá de ser un "país puente".
El Gobierno de José Raúl Mulino ha aceptado personas migrantes en situación irregular que sean expulsadas de Estados Unidos, para primero pasar por territorio panameño y luego ser transportadas a su país natal, con los costos a cortesía de Washington.
Sin embargo, no solamente han aumentado los flujos desde Estados Unidos. Según el Gobierno panameño, en las últimas semanas han registrado intentos de grupos de personas migrantes que intentan entrar en Panamá desde Costa Rica, con el objetivo de regresar a sus países ante el incremento de restricciones migratorias en Estados Unidos.
Con EFE y medios locales
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