La fiscal general de EE. UU., Pam Bondi, condenó los recientes ataques violentos contra propiedades de Tesla y los calificó de "terrorismo doméstico". Además, la funcionaria señaló que el Departamento de Justicia ya ha imputado a varios de los presuntos autores de los asaltos. Los automóviles eléctricos Tesla- empresa de la que es propietario Elon Musk, también asesor clave del presidente Donald Trump-ha sido objeto de varios actos de vandalismo en las últimas semanas.

La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, condenó los recientes ataques violentos contra vehículos Tesla y añadió que el Departamento de Justicia ya ha acusado a varios autores.

"El enjambre de ataques violentos en la propiedad de Tesla es nada menos que terrorismo doméstico", aseguró Bondi en un comunicado.

"Continuaremos las investigaciones que impongan severas consecuencias a los implicados en estos ataques, incluidos los que operan entre bastidores para coordinar y financiar estos crímenes", añadió la fiscal.

Los activistas han organizado últimamente las llamadas protestas Tesla Takedown para expresar su descontento por el papel del CEO de Tesla, Elon Musk, en los recortes radicales de la fuerza de trabajo federal y la cancelación de contratos relacionados con programas humanitarios desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo el 20 de enero.

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Incendios y disturbios

Los ataques contra propiedades que llevan el logotipo de la empresa de coches eléctricos de Elon Musk se multiplican en Estados Unidos y en el extranjero. Aunque no se ha informado de heridos, las salas de exposición de Tesla, los lotes de vehículos, las estaciones de carga y los coches de propiedad privada han sido blanco de los ataques. 

Ha habido un claro repunte desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo y facultó a Musk para supervisar un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental que está recortando el gasto público. Los expertos en extremismo doméstico dicen que es imposible saber todavía si la oleada de incidentes se convertirá en un patrón a largo plazo.

En el primer mandato de Trump, sus propiedades en Nueva York, Washington y otros lugares se convirtieron en un lugar natural de protesta. En los primeros días de su segundo mandato, Tesla está desempeñando ese papel.

"Tesla es un blanco fácil", dijo Randy Blazak, un sociólogo que estudia la violencia política. "Están rodando por nuestras calles. Tienen concesionarios en nuestros barrios».

Los detractores de Musk han organizado decenas de manifestaciones pacíficas en concesionarios y fábricas de Tesla de Norteamérica y Europa. Algunos propietarios de Tesla, entre ellos un senador estadounidense enemistado con Musk, han prometido vender sus vehículos. 

Pero los ataques mantienen ocupadas a las fuerzas de seguridad.

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Casos específicos

El mes pasado, la fiscalía de Colorado acusó a una mujer en relación con una serie de ataques a concesionarios Tesla, entre ellos el lanzamiento de cócteles molotov contra vehículos y la pintada con spray de las palabras "coches nazis" en un edificio. 

Y agentes federales de Carolina del Sur detuvieron la semana pasada a un hombre que, según dicen, prendió fuego a estaciones de carga de Tesla cerca de Charleston. Un agente de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos escribió en una declaración jurada que las autoridades encontraron escritos críticos con el gobierno y el DOGE en su dormitorio y en su cartera.

"La declaración mencionaba el envío de un mensaje basado en estas creencias", escribió el agente. 

Varios de los incidentes más destacados se han registrado en ciudades de tendencia izquierdista del noroeste del Pacífico, como Portland (Oregón) y Seattle, donde el sentimiento anti-Trump y anti-Musk es elevado.

Un hombre de Oregón se enfrenta a cargos después de supuestamente lanzar varios cócteles molotov en una tienda Tesla en Salem, y luego regresar otro día y disparar contra las ventanas. En el suburbio de Tigard, en Portland, más de una docena de balas fueron disparadas contra una sala de exposición de Tesla la semana pasada, dañando vehículos y ventanas, la segunda vez en una semana que la tienda fue atacada.

A principios de mes se incendiaron cuatro cibercamiones en un aparcamiento de Tesla en Seattle. El viernes, testigos informaron de que un hombre roció con gasolina un Tesla Model S desocupado y provocó un incendio en una calle de Seattle. 

En Las Vegas, varios vehículos Tesla fueron incendiados a primera hora del martes frente a un centro de servicio Tesla en el que la palabra "resistir" también estaba pintada en rojo en las puertas delanteras del edificio. Según las autoridades, al menos una persona lanzó cócteles molotov –bombas rudimentarias rellenas de gasolina u otro líquido inflamable– y disparó varias veces con un arma contra los vehículos.

"¿Fue terrorismo? ¿Fue otra cosa? Ciertamente tiene algunas de las características que podríamos pensar: la escritura en la pared, una agenda política potencial, un acto de violencia", indicó Spencer Evans, el agente especial a cargo de la oficina del FBI en Las Vegas, en una conferencia de prensa. 

"Solo quería un coche eléctrico"

Tesla fue en su día el niño mimado de la izquierda. Gracias a un préstamo federal de 465 millones de dólares durante la administración Obama, la empresa popularizó los vehículos eléctricos y demostró, a pesar de su reputación inicial, que no tenían por qué ser pequeños, pesados, poco potentes y de autonomía limitada.

Más recientemente, sin embargo, Musk se ha aliado con la derecha. Compró la red social Twitter, la rebautizó X y eliminó restricciones que habían enfurecido a los conservadores. Se calcula que gastó 250 millones de dólares en impulsar la campaña de Trump para 2024, convirtiéndose con diferencia en su mayor benefactor. 

Musk sigue dirigiendo Tesla -así como X y el fabricante de cohetes SpaceX– al tiempo que ejerce de asesor de Trump.

Las acciones de Tesla duplicaron su valor en las semanas posteriores a la elección de Trump, pero desde entonces han perdido todas esas ganancias. 

Trump dio un impulso a la empresa cuando convirtió la entrada de la Casa Blanca en una sala de exposición de vehículos eléctricos. El presidente promocionó los vehículos y dijo que compraría un Model S de 80.000 dólares, dejando de lado sus feroces críticas pasadas a los vehículos eléctricos

Tesla no respondió a una solicitud de comentarios. Musk abordó brevemente el vandalismo el lunes durante una aparición en el podcast del senador Ted Cruz, diciendo que "al menos parte de esto está organizado y pagado" por "organizaciones de izquierda en Estados Unidos, financiadas por multimillonarios de izquierda, esencialmente".

"Este nivel de violencia es una locura y está profundamente mal", escribió Musk el martes en X, compartiendo un vídeo de Teslas ardiendo en Las Vegas. "Tesla solo fabrica coches eléctricos y no ha hecho nada para merecer estos ataques malvados".

El grupo progresista Indivisible, que publicó una guía para que los simpatizantes organicen protestas "Musk o nosotros" en todo el país, dijo en un comunicado que toda su guía está a disposición del público y "alienta explícitamente la protesta pacífica y condena cualquier acto de violencia o vandalismo".

Algunos propietarios de Tesla han recurrido a pegatinas en el parachoques para distanciarse del nuevo estigma de su vehículo y, tal vez, disuadir a posibles vándalos. Dicen cosas como "Lo compré antes de saber que Elon estaba loco" o "Sólo quería un coche eléctrico. Lo siento, chicos".

Los precios de los cibercamiones usados, el producto más distintivo de Tesla, han caído casi un 8% desde que Trump asumió el cargo, según CarGurus, que agrega listados de vehículos usados. El mercado en su conjunto se mantuvo estable durante el período. 

La Casa Blanca se ha volcado con Musk, el miembro de más alto perfil de la administración y un donante clave para los comités que promueven los intereses políticos de Trump. Trump ha amenazado con represalias, advirtiendo que los que ataquen a la empresa "pasarán por el infierno".

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Contra la propiedad privada

Colin Clarke, investigador principal del Centro Soufan, afirmó que la "violencia política de izquierdas" tiende a dirigirse contra la propiedad más que contra las personas. En su opinión, el auge de los grupos neonazis constituye una mayor amenaza para la seguridad en estos momentos.

"No es el tipo de acto al que yo daría prioridad (…) No en este momento en comparación con todas las demás amenazas que hay ahí fuera", señaló Clarke.

Theresa Ramsdell es la presidenta de Tesla Owners of Washington state, un club de entusiastas de Tesla, y ella y su esposo son propietarios de tres de ellos.

"Odia a Elon y a Trump todo lo que quieras, eso está muy bien, es tu elección, pero eso no justifica arruinar la propiedad de alguien, vandalizarla, destruirla o prenderle fuego. Hay otras formas más eficaces de hacer oír tu voz", afirmó Theresa Ramsdell.

Hace poco, alguien pegó una pegatina de "no a Elon" en el portón trasero de su Cybertruck, pero ella dice que no tiene intención de dejar de conducir sus Teslas. Otros miembros del club han adoptado una postura similar.

"Me encanta mi coche. Es el coche más seguro (…) No voy a dejar que otra persona me juzgue por el coche que conduzco", resaltó Ramsdell.

Artículo adaptado de su versión en inglés y Reuters

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