El relato oficial habla del impulso fundacional recibido del presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, como el germen que dio lugar a lo que hoy conocemos como la UEFA Champions League, que en sus orígenes se conoció como Copa de Europa de Clubes Campeones. La idea, sin embargo, nació en una redacción deportiva, la del diario francés 'L’Equipe', y recogió una experiencia que fue precursora de la Copa Libertadores. Así se fraguó el torneo de clubes más importante del fútbol.
Periodismo y deporte han cruzado sus caminos muchas veces. De esas confluencias han nacido varias de las más importantes iniciativas de la historia. El diario francés 'L’Auto' propuso en 1902 la creación del Tour de Francia como una forma de impulsar sus ventas durante el verano. El fútbol también se benefició de esa característica visionaria.
Un nombre destaca en la génesis de la Champions, y es el del columnista de fútbol de 'L’Equipe' Gabriel Hanot, un combatiente de la Primera Guerra Mundial, exfutbolista discreto y extécnico de la selección francesa.
Fue Hanot quien lanzó la idea para rebatir un titular del 'Daily Mail' inglés, que proclamaba al Wolverhampton como “campeón del mundo” tras una victoria en 1954 sobre el Honved húngaro que reunía en sus filas a buena parte de la selección que venía de ser subcampeona en el Mundial de Suiza ’54.
"Valdría la pena lanzar la idea de un Campeonato del Mundo, o al menos de un Campeonato de Europa de Clubes, que sería más vasto, más expresivo, menos episódico que el recorrido centroeuropeo y más original que un Campeonato de Europa de selecciones nacionales. Nos arriesgaremos”, escribió en su reseña para 'L’Equipe'.
Era apenas un chispazo de la creatividad de Hanot puesta al servicio del fútbol. Ya antes había dictado cursos de entrenadores. Uno de sus mejores alumnos fue el argentino Helenio Herrera, que ganaría en 1964 la Copa de Europa de Clubes Campeones, sentado en el banquillo del Inter de Milán, finalista este 31 de mayo junto al PSG.
También de Hanot vino la visión de entregar el Balón de Oro, ya como director de la revista 'France Football', que hasta nuestros días está a cargo de la elección de los dueños del trofeo individual más prestigioso del fútbol.
Lo acompañaron en esa iniciativa los mismos cómplices con los que concibió el trofeo europeo: sus compañeros de la redacción Jacques De Ryswick, jefe de las páginas de fútbol, Jacques Goddet, fundador de 'L’Equipe', y Jacques Ferran, cronista y futuro director de 'France Football'.
“Una imaginación compartida y una fantasía colectiva”
La ocurrencia de Hanot encontró eco inmediato entre sus colegas de 'L’Equipe', no solo por ser oportuna y atinada, sino porque del mismo modo en que el Tour de Francia impulsó las ventas durante el verano para el diario precursor 'L’Auto', una competencia con jornadas entre semana ayudaba a extender el interés en las páginas deportivas más allá de los fines de semana.
Sus compañeros de redacción enriquecieron la idea de Hanot. De Ryswick percibió que comenzaban a surgir las bases para impulsar la ambiciosa idea, con estadios que ahora contaban con iluminación para partidos nocturnos, televisión que ya podía transmitir el fútbol, como ocurrió con el choque entre Wolverhampton y Honved, y tráfico aéreo para acortar las distancias.
“¿Por qué no ya la próxima temporada? La vida del fútbol internacional debe adaptarse sin demora al ritmo de esta época y de sus progresos”, escribió De Ryswick cuando trazó su plan de “partidos de ida y vuelta entre semana y por la noche, y posible patrocinio de la televisión internacional”.
Según el relato de 'L’Equipe', que publicó los manuscritos originales el 3 de febrero de 1955, Jacques Ferran redactó el primer reglamento, pero la UEFA perdió las seis hojas escritas de su puño y letra, por lo que más allá del diario de esa fecha, no quedó evidencia de ese aporte suyo.
De los contactos con las autoridades del fútbol se encargó Goddet, que junto al director de 'L’Equipe' Robert Thominet, reunió en el hotel Ambassador a representantes de 15 clubes, que acogieron con entusiasmo la propuesta del diario.
Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid, y Gusztav Sebes, vicepresidente de la UEFA y seleccionador del equipo húngaro que venía de ser campeón en los Juegos Olímpicos de Helsinki 52 y subcampeón en el Mundial de Suiza, llevaron a partir de entonces la batuta para convertir la idea en una realidad.
Pero la participación de 'L’Equipe' fue tan protagónica que incluso la primera “Orejona”, el trofeo que se entrega al campeón hasta nuestros días, fue mandada a hacer por Jaques Goddet, aunque existen versiones de que esa tarea estuvo a cargo de Gabriel Hanot.
El Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, Ferenc Puskas y Paco Gento se llevó a casa los primeros cinco trofeos, y eso le valió quedarse de manera permanente con el original.
Jacques Ferran definiría el advenimiento de la nueva competición como “una imaginación compartida y una fantasía colectiva”, mientras que Goddet calificaba como “muy conmovedor asistir al nacimiento de un niño que uno ha concebido y al que se le han dado 16 padres”, en alusión a los clubes que dieron vida a la primera edición.
Sudamérica pionera
Tal como sucedió con la creación de la Copa del Mundo de fútbol, cuya primera edición tuvo lugar en Uruguay en 1930, Sudamérica también tuvo un papel que cumplir en el nacimiento de esa Copa de Clubes Campeones de Europa original.
El encuentro Wolverhampton-Honved que inspiró a Gabriel Hanot, así como muchas iniciativas similares que fueron precursoras de lo que hoy conocemos como la UEFA Champions League, fueron inspirados por experiencias ensayadas al sur del continente americano.
Ese choque que coronó a los ‘Wolves’ ante el cuadro húngaro fue la final de un torneo denominado “Campeones del Mundo”, que también incluyó al Spartak de Moscú, el Maccabi Tel Aviv, el Celtic escocés y el Racing de Avellaneda argentino.
Mucho antes de ese torneo, dos competiciones intentaron proclamar a un monarca entre los clubes sudamericanos. Entre 1916 y 1945 se disputaron de forma interrumpida 17 ediciones de la Copa Aldao, que enfrentaba a equipos de Argentina y Uruguay, y entre febrero y marzo de 1948 se jugó el Campeonato Sudamericano de Clubes, considerado el precursor de la Copa Libertadores.
Curiosamente, el River Plate que fue subcampeón en esa oportunidad detrás del Vasco Da Gama, tenía en sus filas a un jugador en ascenso, el joven Alfredo Di Stéfano, el mismo que siete años más tarde contribuiría a coronar al Real Madrid como el primer campeón de Europa.
Otros eventos, como la Copa Mitropa, que reunía a clubes centroeuropeos, o la Copa Latina, entre los campeones de España, Francia, Italia y Portugal, fundada en 1949, alimentaron el proyecto de la Champions, pero fueron las experiencias sudamericanas las más decisivas para que Europa se comprometiera con la búsqueda de un campeón propio.
Los mecanismos del mercadeo y las particularidades de la televisión -y más recientemente de las transmisiones por streaming- han inducido muchos cambios en el deporte de nuestros días, pero hubo un tiempo en que la necesidad de vender periódicos podía crear magia imperecedera.
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