El presidente estadounidense, Donald Trump, oficializa la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, que será efectiva finalmente desde el martes 4 de marzo. Argumenta que los esfuerzos realizados por sus vecinos en materia migratoria y en el combate contra el tráfico de fentanilo no han sido suficientes. ¿Se avecina una guerra arancelaria en América del Norte?
Después de un mes de negociaciones en las que parecía que Washington iba a desistir en sus amenazas arancelarias contra sus vecinos, Donald Trump asesta un golpe de realidad que pone en peligro el futuro de la integración en América del Norte.
El presidente estadounidense confirmó que la Casa Blanca continuará con los planes ya anunciados sobre la imposición de aranceles a sus vecinos en el norte y sur, a pesar de semanas en las que tanto Ciudad de México como Ottawa habían emprendido estrategias intensas para disminuir el flujo de migrantes y fentanilo a territorio estadounidense; el principal reclamo trumpista para justificar los aranceles.
El lunes, 3 de marzo, tras días de incertidumbre, Trump confirmó lo que parecía evitable: la imposición de aranceles del 25% a las importaciones procedentes de Canadá y México, dos de sus principales socios comerciales.
"No hay margen para México ni para Canadá, no. Los aranceles están listos y entran en vigor mañana", expresó Trump, descartando también un escenario similar al ocurrido el pasado febrero, cuando delegados mexicanos y canadienses lograron negociar con Washington una pausa de 30 días en la materialización de la decisión, esperando convencer al mandatario estadounidense durante ese periodo que los aranceles no son la mejor política.
Un día antes, el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutinick, ya había adelantado la decisión del líder republicano, detallando que, aunque México y Canadá "están haciendo un buen trabajo" en materia migratoria, no han sido suficientes sus esfuerzos en torno a la detención del tráfico de la droga sintética que tiene a la sociedad estadounidense inmersa en una de las peores crisis de salud en la historia reciente.
Ante ello, el Gobierno de Claudia Sheinbaum pide "temple, serenidad y paciencia", revelando que siguen los contactos entre los equipos de los tres países de América del Norte para evitar que los aranceles sean una realidad, mientras que Ottawa avisó que tienen listas represalias "dólar por dólar" si las tarifas estadounidenses entran finalmente en vigor, estirando la posibilidad de una guerra arancelaria en la región.
¿Qué impacto tendrían los aranceles estadounidenses en México, Canadá y Estados Unidos?
Aunque aún parece incierta la duración de los aranceles estadounidenses contra sus vecinos – o si finalmente no existirá un acuerdo in extremis para frenarlos – la sola posibilidad de que las barreras comerciales estadounidenses existan ha provocado una sacudida en los mercados regionales, además de abrir la puerta a un panorama económico desolador para los tres países.
El distinto tamaño y poderío de las tres economías norteamericanas hacen que los analistas predigan un efecto asimétrico dentro de ellas, México siendo el posible principal afectado por los aranceles de Estados Unidos, su principal socio comercial al que exporta el 80% de los objetos de consumo producidos en suelo nacional.
México es uno de los eslabones más fuertes en las cadenas de producción trilateral dentro de la región, sin embargo, también es el país más dependiente de la economía estadounidense, por lo que algunos economistas vaticinan que la imposición de aranceles le costaría a Ciudad de México millones de empleos y pérdidas en oportunidades de inversión, ya que los altos costos que supondría para las empresas continuar empleando en suelo mexicano dejarían de hacer al país un territorio atractivo para el dinero extranjero.
A nivel macroeconómico, los aranceles estadounidenses podrían provocar un decrecimiento de hasta dos puntos porcentuales en la economía mexicana, según mencionó Marcus Noland, vicepresidente ejecutivo y director de estudios del Instituto Peterson de Economía Internacional.
"En efecto, iniciarían un proceso de desindustrialización de México", explicó Nolan el pasado 22 de enero para el diario estadounidense 'The New York Times'.
El panorama canadiense no es mucho mejor que el mexicano. Sosteniendo un intercambio comercial anual con Estados Unidos de unos 800.000 millones de dólares al año – principalmente relacionado con la venta de petróleo y materias primas –, Canadá es uno de los principales beneficiarios del flujo libre de aranceles, que ha existido en la región desde hace más de dos décadas, por lo que un cambio en la dinámica pondría en riesgo los niveles de producción en el país.
Para algunos análisis económicos, Canadá podría sufrir una pérdida porcentual anual de entre el 2 y el 2,6% de su producción económica, lo que pondría en riesgo "más de un millón de empleos" en el país, según avisó Doug Ford, primer ministro de Ontario.
Empero, y aun sin conocer la magnitud de la hipotética imposición de aranceles, existen algunas industrias compartidas por las tres economías que podrían verse igualmente de afectadas en caso de que las tarifas entren en vigor el 4 de marzo, con un prejuicio relativamente rápido en sus operaciones. La industria energética, automotriz y la agricultura podrían ser las primeras víctimas palpables de los aranceles trumpistas.
La desarticulación de la cadena de producción regional tendría también un efecto perceptible dentro de la sociedad estadounidense. Con precios más altos a los objetos de consumo en Washington, los analistas predicen una caída aún mayor en el índice de consumo, lo que, aunque no tendría efectos extremadamente negativos en la inflación, sí desacelera las predicciones de crecimiento económico para 2025.
Además, los empresarios estadounidenses insertados en las dinámicas económicas transfronterizas que se benefician del intercambio constante de artículos entre los tres países cuestionan la decisión de Trump, avanzando que los aranceles no castigan a los vecinos, pero sí al propio pueblo estadounidense.
"Ahora mismo tienes esta volatilidad, por lo que realmente no puedes planificar nada. Sólo tienes que esperar hasta que tengamos un veredicto final de la administración. Definitivamente no está castigando a México, nos está castigando a nosotros", expresó Randy Carr, director de 'World Emblem', empresa textil con sede en Estados Unidos pero que manufactura alrededor del 60% de sus productos en México.
La integración regional, al borde del colapso
En medio de las especulaciones sobre los efectos puntuales en cada país, los aranceles que Trump ha prometido implementar el 4 de marzo amenazan algo más grande que la economía individual de dichas naciones, algo más que puntos porcentuales en las escalas económicas. Las tarifas podrían acabar con el proyecto de integración regional en América del Norte.
Impulsado hace más de 20 años, el objetivo de la integración comercial entre los tres países vecinos de la región fue materializado en una firma en 1994 del entonces llamado Tratado de Libre Comercio (TLC), un acuerdo comercial que, presuntamente, eliminaba las fronteras económicas entre México, Estados Unidos y Canadá para conseguir el bienestar económico entre sociedades interdependientes.
Renegociado en 2020 – durante la primera administración Trump, irónicamente – el ahora consagrado T-MEC ha sido descrito por los Gobiernos de México y Canadá como el "acuerdo comercial más exitoso en la historia", funcionando también como piedra angular para la construcción de una compleja cadena de producción y valor regional que beneficia a las empresas en las tres capitales.
Aunque sus beneficios han sido cuestionados por las clases trabajadoras en Ottawa, Ciudad de México y Estados Unidos, las empresas y Gobiernos defienden el tratado, subrayando que sus dinámicas – alejadas de los aranceles – han beneficiado abismalmente las economías en América del Norte.
“Es importante destacar que numerosas empresas con inversiones en México contribuyen significativamente al fisco estadunidense; y, asimismo, que las ganancias generadas por dichas inversiones están sujetas a impuestos sobre la riqueza en Estados Unidos, fortaleciendo la economía de nuestro vecino del norte”, afirmó la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur) en un comunicado al público este 3 de marzo, abogando en contra de la imposición arancelaria.
Los aranceles de Trump son una medida ontológicamente incompatible con un acuerdo de libre comercio, cuyo objetivo es justamente eliminar las barreras comerciales que impiden el flujo de mercancías – pero no de personas – por las fronteras de los tres países.
Sin embargo, más que una movida que busca una ventaja comercial, algunas voces afirman que el amago de Trump con la imposición de aranceles a sus socios comerciales tiene la intención de redefinir las relaciones de poder en la zona, además de transformar la naturaleza del T-MEC a un acuerdo más amplio, y beneficioso para su agenda política.
Estados Unidos transitará de un acuerdo comercial a un acuerdo de seguridad comercial, en el que, además de cuestiones comerciales, financieras y laborales, se abordarán asuntos de seguridad, en torno a cárteles, migración y drogas”, detalló José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, para el diario 'El País' el pasado 6 de febrero.
Aunque la ronda de renegociaciones del T-MEC está pactada a ocurrir en 2026, las mesas podrían adelantarse a este año, con Washington en búsqueda de moldear un acuerdo con base en los objetivos, no solo económicos, también en seguridad y hasta política de la administración republicana.
Sin embargo, la reacción favorable de Canadá y México no está asegurada, por lo que el proyecto integrador, que comenzó a mediados de la década de los 90, podría estar viviendo sus últimos momentos, con los aranceles de Trump como el último clavo en su ataúd.
Con AP, EFE, Reuters y medios locales
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