Lituania, Letonia y Estonia siguieron la estela de Polonia y emitieron este 18 de marzo un comunicado conjunto en el que exponen y justifican su eventual salida del Tratado de Ottawa, que prohíbe el uso de minas antipersona y bombas de racimo. La intención de blindar las fronteras con este armamento se produce en medio de la invasión rusa a Ucrania, lo que ha exacerbado los temores de mayores intenciones ocupacionistas por parte del Kremlin.

Los países bálticos no quieren dejar en manos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afín al mandatario ruso Vladimir Putin, la seguridad en la línea divisoria que les separa del vecino ruso.

Si bien Polonia lleva tiempo anunciando esta intención, ahora se sumaron Lituania, Letonia y Estonia: todos ellos emitieron un comunicado conjunto este 18 de marzo en el que exponen los motivos de su salida del Tratado de Ottawa, que prohíbe las bombas de racimo y las minas antipersona.

"Las amenazas militares a aliados de la OTAN con frontera con Rusia y Belarús han aumentado significativamente"

Polonia y los países bálticos explicaron que la situación de seguridad en la región se ha deteriorado de forma importante desde la ratificación de la Convención sobre la prohibición del empleo, el almacenamiento, la producción y la transferencia de minas antipersona y su destrucción.

"Las amenazas militares a aliados de la OTAN con frontera con Rusia y Belarús han aumentado significativamente", indican los ministros de Defensa, y "a la luz de este entorno de seguridad inestable marcado por la agresión rusa y su continua amenaza a la comunidad euroatlántica, es esencial evaluar todas las medidas para reforzar nuestras capacidades de disuasión y defensa", añaden.

Con la decisión conjunta, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia "envían el claro mensaje de que estamos preparados y podemos utilizar cualquier medida necesaria para defender nuestro territorio y nuestra libertad", recalcan los ministros de Defensa de estos países.

"Los ministros de Defensa de Letonia, Estonia, Lituania y Polonia unánimemente recomendamos el retiro de la Convención de Ottawa. Con esta decisión enviamos un mensaje claro: nuestros países están preparados y pueden usar todas las medidas necesarias para defender nuestro territorio y libertad", señaló el comunicado difundido por el titular letón de la cartera de Defensa, Andris Sprūd, en la red social X.

Y, si bien se comprometen a seguir "defendiendo todas las normas internacionales y el derecho humanitario", Sprūd explicó que estos cuatro países tendrán, al denunciar el tratado, "la oportunidad de asegurar la producción de minas antipersona".

Aunque sin entrar en detalles, República Checa también aboga por el rearme. El primer ministro de ese país, Petr Fiala, manifestó su convicción de que la paz en Ucrania no se podrá lograr únicamente mediante negociaciones con el Kremlin, y defendió el rearme europeo para frenar las aspiraciones expansionistas que ve en Rusia.

Según el máximo mandatario checo, "algunos siguen pensando hoy que es posible alcanzar la paz solo con la negociación con el Kremlin: por supuesto que se equivocan"

Ante la previsión de una llamada entre Trump y Putin que marque los parámetros de un alto el fuego de 30 días y, previsiblemente, el futuro de Ucrania, Fiala fue claro: “La diplomacia sin un apoyo de argumentos económicos y militares no funciona”.

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Una llamada crítica

Trump y Putin descolgarán el teléfono rojo para abordar un eventual alto el fuego en Ucrania. Mientras Kiev ya aceptó la propuesta, falta que el Kremlin dé su visto bueno al trato.

Las conversaciones han estado precedidas por “varios días” de preparativos, tal como admitió Dmitri Peskov, portavoz del Gobierno ruso e incluyeron consultas con el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz.

Putin muestra recelo a la hora de llevar a cabo el cese de hostilidades, puesto que, asegura, ve muchos problemas en la aplicación y verificación de un alto el fuego, y también a la hora de evitar que Kiev aproveche para reagruparse y rearmarse.

Sin embargo, Moscú no cede en sus intenciones imperialistas, mientras sostiene que no devolverá a Ucrania los territorios que le arrebató. De hecho, Moscú, que ahora controla alrededor del 18% del territorio ucraniano, exige a Kiev que reconozca "la soberanía" rusa sobre regiones ucranianas, como una de las condiciones para "poner fin" a la guerra. Kiev ha pedido garantías de que el Kremlin no volverá a lanzar una invasión en un futuro, pero Washington, ahora aliado de Rusia, en un inédito giro bajo el Gobierno de Donald Trump, ya ha respaldado las condiciones de Putin.

Y aunque Trump se mostró confiado en unas conversaciones que deben definir el curso de la guerra, también conoce a su interlocutor: “Si no lo acepta, será una mala noticia para el mundo, porque está muriendo mucha gente”, dijo en referencia a la propuesta de tregua con Ucrania por 30 días.

Mientras la llamada que debe producirse este martes puede dar pistas sobre las intenciones del Kremlin, muchos países –como los bálticos– optan por fortificarse.

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Con EFE, Reuters y AP

France24

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