Para muchos gaboneses, este sábado marca un momento diferente: son las primeras elecciones presidenciales en más de medio siglo sin un candidato del clan Bongo. El general Brice Oligui Nguema —quien lideró el golpe de Estado que derrocó a Ali Bongo en 2023— parte como gran favorito. Tras encabezar una transición de 19 meses, busca ahora convertirse en presidente electo con un mandato de siete años; y enfrenta a siete candidatos, entre ellos Billy Bén Nze, ex primer ministro de Bongo.

Los habitantes de Gabón, pequeño país de África central con 2,4 millones de habitantes, acudieron este sábado a las urnas para elegir a su nuevo presidente entre ocho candidatos.

En este día festivo, declarado por el gobierno, y bajo un sol radiante tras una noche de tormenta, se formaron largas filas frente a los centros de votación en la capital, Libreville, bajo vigilancia militar y en un ambiente descrito como tranquilo, según reportaron periodistas de la agencia de prensa AFP. Se esperaba la participación de unos 920.000 votantes.

Entre los aspirantes figuraba el general Brice Clotaire Oligui Nguema, un hombre poco conocido hasta hace dos años, cuando cambió el rumbo del país tras derrocar, en agosto de 2023, al expresidente Ali Bongo, poniendo fin a 55 años de dominio absoluto de su familia sobre la vida política gabonesa. Desde entonces, lideró una transición de 19 meses.

Oligui es hoy el gran favorito. “Estoy muy confiado”, declaró el exjefe de la guardia republicana de Ali Bongo, antes de votar junto a su primera esposa, Zita, en una escuela del centro de Libreville, ante las cámaras y los fotógrafos. “¡Que gane el mejor!”, añadió.

Los gaboneses esperan un verdadero cambio

Para muchos ciudadanos, esta fue la primera vez que emitieron su voto. Durante años, la falta de confianza en el régimen de los Bongo mantuvo alejados a muchos de las urnas. Es el caso de Aurèle Ossantanga Mouila, un tallador de 30 años, que fue de los primeros en llegar a su centro de votación.

Las expectativas son altas, y los desafíos del próximo gobierno también: desempleo, cortes eléctricos y de agua, infraestructuras deterioradas, transporte público insuficiente, falta de escuelas y hospitales en mal estado. Todo ello en un país con enormes recursos petroleros.

La deuda pública alcanzó el 73,3 % en 2024 según la Comunidad económica y monetaria de África central (CEMAC), reflejo de años de corrupción, despilfarro y saqueo bajo el sistema Bongo.

Jeanne d’Arc Akomuom, estudiante de 28 años, acudió a votar con la esperanza de un cambio. “Lo que espero del nuevo presidente es que fomente el empleo juvenil y resuelva los problemas de agua y electricidad que sufrimos en Libreville”, dijo a AFP.

Eugénie Tchitembo Onanga, una jubilada de 68 años, no ocultó su preferencia por Oligui Nguema: “Todo el mundo va a votar por él, se lo aseguro. Esta es una victoria segura, es el elegido de Dios”, afirmó, repitiendo los lemas de campaña del general, entre ellos el conocido “C’BON”, acrónimo de su nombre, y que significa “está bien” o “es bueno” en español.

Los demás candidatos, eclipsados por el favorito

Visible en todos los carteles, omnipresente en medios y redes sociales, el “presidente candidato” dominó ampliamente una breve campaña electoral de 13 días frente a siete rivales prácticamente invisibles, entre ellos el último primer ministro de Ali Bongo, Alain-Claude Bilie By Nze.

Durante la transición, Oligui se ha apoyado en su imagen de “constructor” y en la relativa calma mantenida en el país. Había prometido devolver el poder a los civiles, pero en enero dejó en suspenso su carrera militar para poder presentarse como candidato. Ha prometido diversificar la economía, muy dependiente del petróleo, y apostar por la agricultura, la industria y el turismo.

Lejos de los grandes mítines del “presidente candidato”, los otros siete aspirantes realizaron una campaña discreta, basada en visitas puerta a puerta y encuentros locales.

Alain-Claude Bilie By Nze, considerado el principal adversario de Oligui, se presentó como el candidato de la “ruptura total”, criticando al general por representar la continuidad del sistema, dada su antigua cercanía con la familia Bongo.

La víspera de la votación, varias asociaciones llamaron a la participación. En noviembre, la apatía fue notoria en el referéndum sobre la nueva constitución, que finalmente fue aprobada con un 91,64 % de votos a favor y una participación oficial del 54,18 %.

¿Una verdadera ruptura con el pasado?

A pesar de haber derrocado a Ali Bongo, Oligui no es una figura ajena al sistema. Exayudante de campo de Omar Bongo y jefe de seguridad de su hijo Ali, muchos críticos consideran que su golpe fue una “revolución palaciega” más que una ruptura real, y dudan que pueda traer un cambio profundo.

La nueva constitución, por ejemplo, establece que los candidatos deben haber residido en Gabón durante los tres años previos a la elección y fija en 70 años la edad máxima para postularse, lo que dejó fuera a varios aspirantes, entre ellos Albert Ondo Ossa, considerado por muchos como el ganador real de las elecciones de 2023.

También fue excluido el sindicalista Jean Remy Yama, quien tras salir de prisión bajo el régimen Bongo, fundó su partido en enero y anunció su candidatura. Esta fue rechazada por supuestas irregularidades en el calendario de inscripción. Figura respetada entre los gaboneses, Yama denunció una maniobra política para impedir su participación.

Según el ministerio del Interior, los resultados oficiales se anunciarán el lunes 14 de abril.

Pase lo que pase, Gabón entra en una nueva era

El 30 de agosto de 2023, la última elección presidencial se convirtió en golpe de Estado. Solo una hora después del anuncio de la victoria de Ali Bongo para un tercer mandato — tras unos comicios marcados por numerosas irregularidades —, los militares tomaron el poder y pusieron a Oligui Nguema al frente del país. 

En pocos minutos y sin violencia, el general puso fin al largo reinado de los Bongo: Omar, que gobernó desde 1967 hasta su muerte en 2009, y luego su hijo Ali.

Esta familia es acusada de haberse enriquecido durante décadas sacando ventaja de su poder. Ali Bongo, debilitado por un accidente cerebrovascular en 2018 y ampliamente impopular, fue derrocado sin que la comunidad internacional reaccionara con firmeza.

Hoy vive bajo vigilancia en Libreville, mientras que su esposa, Sylvia, y su hijo, Noureddin, están encarcelados y enfrentan cargos por liderar una red de desvío de fondos públicos.

AFP y medios locales

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