El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, inició este lunes 17 de marzo, en Francia, su primera gira desde que asumió el cargo la semana pasada. Su viaje oficial, que posteriormente lo llevará a Reino Unido, está marcado por la guerra arancelaria global del presidente de EE. UU., Donald Trump. En una rueda de prensa junto al mandatario, Emmanuel Macron, Carney subrayó que para su país es crucial fortalecer lazos con “aliados confiables”.
Canadá busca vigorizar sus alianzas al otro lado del Atlántico, en medio de las tensiones con Estados Unidos.
Tres días después de asumir el cargo y sin haber sostenido ninguna comunicación con el presidente de su vecino país y hasta ahora mayor aliado, Estados Unidos, el nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, arribó este 17 de marzo a Francia. Es su primera visita oficial, cargada de alto valor simbólico.
En París, Carney se reunió con el presidente Emmanuel Macron, y ofreció una rueda de prensa en la que resaltó la necesidad de tener una mayor asociación estratégica entre Canadá y Francia ante los desafíos de política exterior que ha traído para el mundo el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.
“En la actualidad, es más importante para Canadá fortalecer los vínculos con los aliados confiables”, destacó Carney ante la prensa.
Desde que Trump retornó a la Presidencia de la primera potencia, hace casi dos meses, Canadá experimenta los ataques del presidente estadounidense a la soberanía y la economía. Tensiones y problemáticas que también encaran otras naciones.
Posteriormente, Carney se dirigirá a Londres, donde está programado que se reúna con el primer ministro británico, Keir Starmer, y el rey Carlos III, jefe de Estado de Canadá.
De esta manera, Carney realiza su primer viaje al extranjero a las capitales de los dos países que forjaron la existencia temprana de Canadá.
En su ceremonia de juramentación el pasado viernes 14 de marzo, el nuevo premier canadiense destacó que su país se construyó sobre la base de tres pueblos: francés, inglés e indígena, y afirmó que Canadá es fundamentalmente diferente de Estados Unidos y que "nunca jamás, jamás, de ninguna manera, formará parte de Estados Unidos".
"El factor Trump es la razón del viaje. El factor Trump predomina sobre todo lo demás que Carney debe abordar", declaró Nelson Wiseman, profesor emérito de la Universidad de Toronto.
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Aranceles y ambiciones imperialistas, políticas de Trump que aíslan a históricos aliados de EE. UU.
En medio de sus ambiciones de anexar territorios de otros países, como lo ha expresado en lo corrido de su actual Presidencia, Donald Trump insiste en que Canadá debe ser el estado número 51 de Estados Unidos.
Además, recalca que “de una u otra forma” Groenlandia debe ser anexada por Estados Unidos, al alegar motivos de “seguridad nacional”. Tanto la isla autónoma que pertenece a Dinamarca, como el Gobierno danés rechazan categóricamente esa pretensión de ocupación, pero el republicano aún no lo descarta.
El Canal de Panamá también está bajo la mira del magnate convertido dos veces en presidente. Y su apuesta parece ir más allá de la retórica, el pasado 14 de marzo, la cadena local ‘NBC News’, que citó a dos fuentes del Gobierno estadounidense que hablaron bajo condición de anonimato, reportó que Washington pidió a su Ejército que “desarrolle opciones para aumentar la presencia de tropas estadounidenses en Panamá".
En simultáneo, y como es habitual, Trump presiona por la vía económica. Canadá y México ya encaran un 25% de aranceles sobre sus exportaciones a EE. UU. al aluminio y acero. Una medida que también extendió a la Unión Europea.
Si bien el pasado 11 de marzo, el republicano retrocedió en su decisión de imponer un 25% adicional que llevaría las tasas impuestas a Canadá a un 50%, y volvió a pausar hasta abril a gran parte de los aranceles contra sus dos vecinos países, no lograron librar las tasas al acero y aluminio lo que ya golpea a sus economías, mientras crece la incertidumbre sobre una recesión a nivel global, de la que EE. UU. no estaría exenta, una vez Trump avance con mayores tasas.
Los aranceles del 25% y las declaraciones del líder de la Casa Blanca de convertir a Canadá en el estado número 51 de EE. UU. han enfurecido a los canadienses, y muchos evitan comprar productos ese país siempre que pueden.
El Gobierno de Carney, por su parte, se encuentra revisando la compra de aviones de combate F-35 de fabricación estadounidense debido a la guerra comercial de Trump.
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Con Reuters y AP
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