El papa Francisco hizo una breve aparición este domingo en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, para bendecir a los miles de fieles católicos reunidos para celebrar la Pascua. La frágil salud del pontífice de 88 años lo ha mantenido al margen de la mayoría de los eventos de la Semana Santa. Más temprano, ese mismo día, mantuvo una breve reunión con el vicepresidente de EE. UU., J.D. Vance, quien estaba de visita en Italia durante el fin de semana.
A pesar de su delicado estado de salud, el papa Francisco apareció el domingo frente a miles de fieles católicos en la Plaza de San Pedro para celebrar la Pascua. Su voz débil, desde una silla de ruedas en el balcón de la Basílica, pronunció un sencillo “¡Feliz Pascua!”, que fue recibido con júbilo por decenas de miles de personas en la plaza adornada con flores.
Por primera vez desde que sobrevivió a una doble neumonía, el papa ingresó en la Plaza en un papamóvil descapotable, saludando a los asistentes al finalizar la misa de Pascua. Sentado en una silla elevada en la parte trasera del vehículo blanco, fue vitoreado por la multitud que ondeaba banderas y gritaba “¡Viva el Papa!”.
El papamóvil se detuvo brevemente en varios puntos de la plaza, decorada con flores de colores con motivo de la Pascua, mientras los ayudantes papales acercaban bebés de entre la multitud para que Francisco los bendijera. El Papa hizo gestos con las manos, pero sólo las levantó ligeramente.
Tradicionalmente, el papa pronuncia su bendición "Urbi et Orbi" (A la ciudad y al mundo) desde el balcón que domina la plaza de San Pedro, pero el domingo encomendó esa tarea a un colaborador.
Su discurso, leído en voz alta, condenó el "preocupante" antisemitismo y la "deplorable" situación en Gaza.
Dado su delicado estado de salud tras un tratamiento contra la neumonía, no se sabía con certeza si el líder de los 1.400 millones de católicos del mundo estaría presente, ni en qué calidad.
Reunión con J.D. Vance
Poco antes de su aparición pública, el papa se reunió brevemente con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, quien estaba de visita en Roma con su familia.
“El encuentro, que duró unos minutos, permitió un intercambio de saludos en el Domingo de Pascua”, indicó el Vaticano en un breve comunicado, señalando que la reunión tuvo lugar en la residencia papal poco antes de las 11:30 a. m. hora local (9:30 GMT).
Este encuentro se produjo meses después de una disputa entre Francisco y la administración del presidente estadounidense Donald Trump por sus políticas antimigrantes.
Multitud de 35.000 personas
A pesar de que el Vaticano no había confirmado si el papa participaría en las celebraciones de Pascua del domingo —alegando que todo dependía de su estado de salud— unas 35.000 personas se congregaron bajo un cielo nublado frente a la Basílica de San Pedro, esperando verlo.
Marie Manda, de 59 años, llegada desde Camerún, expresó su esperanza:
“Por supuesto que queremos ver al Papa, pero si no puede estar aquí y aún está sufriendo, veremos a su representante”, dijo a la AFP. “¡Pero queremos verlo, incluso enfermo!”
Rajesh Kumar, un turista indio de 40 años, confesó no saber que era Pascua al planear su viaje:
“Después de llegar aquí, nos dimos cuenta de que había una celebración, de que el papa iba a hablar, así que simplemente entramos y estamos listos para verlo”.
Presencia limitada durante la Semana Santa
Francisco fue dado de alta del hospital el 23 de marzo, tras cinco semanas de tratamiento por neumonía, de la que estuvo cerca de morir. Aunque su respiración ha mejorado, su voz sigue siendo débil. Esta semana ha aparecido en público sin la cánula nasal que usaba para recibir oxígeno.
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El domingo, delegó la lectura del mensaje de Pascua —habitualmente un repaso a los conflictos y crisis del mundo— a un colaborador. En el texto, condenó el preocupante aumento del antisemitismo y calificó la situación en Gaza de “deplorable”.
Por primera vez desde su elección como Papa en 2013, Francisco se perdió la mayoría de los actos de la Semana Santa, incluyendo el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma y la Vigilia Pascual del sábado por la noche en la Basílica de San Pedro, donde sus funciones fueron asumidas por cardenales.
No obstante, el sábado hizo una breve aparición en el interior de la basílica, donde oró y repartió dulces a niños presentes.
Unos 300 cardenales, obispos y sacerdotes participaron en la misa del domingo. Se espera que las multitudes aumenten aún más debido al Jubileo, un Año Santo que ocurre cada 25 años y atrae a miles de peregrinos a Roma.
Durante la Semana Santa, su único compromiso oficial fue una visita a una cárcel de Roma, aunque no realizó el tradicional rito del lavatorio de pies.
Al ser preguntado por un periodista sobre cómo vivía esta Semana Santa en su condición actual, el Papa respondió:
“La estoy viviendo lo mejor que puedo”, dijo.
Este año, la Pascua resulta especial al coincidir en el mismo fin de semana para católicos, protestantes y ortodoxos, cuyas iglesias siguen calendarios diferentes: el gregoriano y el juliano, respectivamente.
Este artículo es una adaptación de su original en inglés
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