Colectivos teatrales dominicanos rechazaron el aumento “desproporcionado” en las tarifas de alquiler de las salas del Estado, alegando que la medida excluye a creadores independientes y favorece a una élite institucional.
Denunciaron que la administración actual ha convertido la infraestructura cultural pública en vitrinas de autopromoción para funcionarios y allegados, bloqueando el acceso a propuestas populares, emergentes y jóvenes.
Aseguran que esta política genera una competencia desleal, limitando la diversidad artística y promoviendo una cultura cerrada y desconectada de la realidad creativa nacional.
Criticaron también el sistema de boletería del Teatro Nacional, al que calificaron de abusivo, por imponer múltiples cargos excesivos que afectan tanto a productores como al público.
Según los denunciantes, este modelo castiga el emprendimiento independiente, al reducir drásticamente los ingresos y dificultar el acceso de nuevos públicos a las salas.
Advirtieron que el uso discrecional de los espacios estatales margina a quienes no cuentan con contactos, apellidos o redes de poder, consolidando una elitización del sector.
Cuestionaron la falta de transparencia y criterios democráticos en la programación, señalando que se priorizan vínculos de poder por encima de la calidad artística.
“Hoy se paga más por usar la sala y la boletería que por cualquier otro servicio del teatro”, afirmaron, asegurando que el Teatro puede retener hasta un 25 % de los ingresos de producciones pequeñas sin aportar inversión.
Los colectivos exigieron una reforma de las políticas culturales que reconozca al arte independiente como parte esencial de la vida democrática y el derecho a la cultura.
Proponen un programa de acceso equitativo a las salas estatales con tarifas justas, boletas accesibles y programación transparente.
Solicitan además la revisión del sistema de boletería, la eliminación de conflictos de interés y la apertura de una mesa de diálogo entre el Ministerio de Cultura y el sector independiente.
Insisten en que estas reformas deben basarse en criterios de equidad, desarrollo e incentivos reales a la creación artística.
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