Decía en la primera parte que todo el que quiera oponerse a los impuestos encuentra justificaciones que parecen convincentes, y que la gente las suele aceptar sin detenerse mucho a reflexionar sin son certezas o mentiras. Hoy continuamos la enumeración.

Séptimo. No podemos matar la gallina de los huevos de oro quitando exoneraciones. Falso, nunca se ha visto que la producción desaparezca por el cobro de impuestos, pero, sobre todo, la verdadera gallina de los huevos de oro de un país son los niños y jóvenes, a quienes se mata cuando el Estado no es capaz de proveerles una vida digna y esperanzas de futuro, por no cobrarles impuestos a quienes estarían llamados a cubrir los costos de los bienes públicos.

Octavo. El problema es que la carga recae sobre unos pocos. Media verdad, pero ¿qué quieren? ¿que todo el mundo pague igual? Una política de igualdad aplicada en un medio desigual es injusta. Ciertamente las exenciones desequilibran la carga, y la amplitud del sector informal lo agrava mucho más. Pero, si para que el país se desarrolle debemos eximir de contribución a los ricos, entonces ¿a quién le correspondería pagarlo? Además, entre dos sectores relativamente grandes en términos de aporte al valor agregado nacional, como el financiero y el motoconcho, ¿cuál debería pagar más? Y si alguien entiende que el motoconcho ¿cuáles serían las vías para cobrárselos?

Noveno. La gente no paga porque hay mucha corrupción. Falso, pues el razonamiento es el inverso, es la debilidad del Estado originada en la baja carga tributaria lo que impide aplicar reglas y controles estrictos y crea el caldo de cultivo de donde se nutre la corrupción. Cuando se hacen comparaciones internacionales vinculando los países donde prevalece más corrupción con los indicadores de carga tributaria, se notará de inmediato que los países donde más impuestos se paga son a su vez los que tienen más controlada la corrupción.

Décimo. No vamos a pagar impuestos mientras no mejoren los servicios. Excelente excusa para evadir las responsabilidades sociales. Está bien manifestar insatisfacción y reclamar más eficiencia, pero el asunto es cuándo entender que llegó la hora de pagar, es decir, nunca. Esa excusa se utiliza universalmente, en todos los países y continentes con independencia de cómo funciona el Estado. Y además, ¿esperaríamos a que nos suministren la infraestructura y servicios y después pagamos? ¿Con qué dinero?

Onceavo. Los jóvenes dominicanos optan por emigrar a Estados Unidos, Canadá o Europa, por los altos impuestos que se les cobran. Mentira vulgar.  Si fuera por impuestos, ¿por qué se irían a países donde sí se pagan muchos, en vez de irse a Haití o Guatemala, donde se pagan pocos? Es justamente por las pocas perspectivas de prosperar que les ofrece un Estado disfuncional, asociado a la baja carga tributaria.

Doceavo. El gobierno dominicano gasta demasiado en gasto corriente y en nómina. Media verdad; podrá decirse que gasta mal y que mucha gente cobra sin trabajar. Pero cuando se recurre a las estadísticas, las comparaciones muestran que la nómina pública no es mayor en República Dominicana que en otros países.

La nómina pública es grande en cualquier sociedad, debido a que, a diferencia de la agricultura, la industria o las comunicaciones, en que la tecnología ahorró mano de obra directa, en los servicios que provee el Estado se sigue usando intensivamente mano de obra, pues la enseñanza, la atención médica, la aplicación de la ley y la seguridad pública, se siguen haciendo, con muy ligeros cambios, con los mismos insumos y procesos que hace siglos.

Habitualmente se comete el desliz de hacer comparaciones tomando datos solo del Gobierno Central, lo cual es un error. La razón es que, en casi cualquier país, las nóminas más elevadas corresponden a funciones como educación, salud, policía y justicia. Pero así como hay países, tales como la República Dominicana, en que la función educativa completa, de salud o policía está a cargo de un solo gobierno, el Gobierno Central, hay otros países en que la escuela primaria pertenece al municipio (gobierno local), la secundaria al gobierno intermedio (estatal o provincial), la universitaria, la política educativa y las funciones de control y evaluación pertenecen al Gobierno Central (o nacional o federal, como se llame).

De modo que al usar solo los datos del Gobierno Central se estarían comparando naranjas con huevos, ya que en muchos casos se estaría quedando fuera la nómina de las escuelas, y eventualmente centros de salud, policía, calles, carreteras y muchísimas cosas más. Pero igualmente, en algunos países el Gobierno Central recauda los impuestos y se los pasa a los gobiernos intermedios y locales para que provean el servicio, pero en otros son ellos mismos los que recaudan el impuesto, por lo cual, los datos de carga tributaria también estarían deformados si se compara solo Gobierno Central.

Para los interesados en contrastar estas discusiones, los datos internacionales se pueden encontrar en las siguientes fuentes:

Unión Europea, Eurostat ec.europa.eu/eurostat/web/government-finance-statistics/data;

FMI, Monitor Fiscal,  www.imf.org/en/Publications/FM/Issues/2024/04/17/fiscal-monitor-april-2024;

CEPAL, Panorama Fiscal de ALC,   https://www.cepal.org/es/publicaciones/69216-panorama-fiscal-america-latina-caribe-2024-politica-fiscal-enfrentar-desafios;

OCDE, https://www.oecd-ilibrary.org/sites/dbcbac85-

OCDE,  https://data-explorer.oecd.org