Este viernes, 5 de septiembre de 2025, la República Dominicana se despidió de una de sus figuras más queridas y emblemáticas de los medios de comunicación, María Cristina Camilo Rodríguez (Maíta).
Esta gran mujer de la radio ha partido a la edad de 107 años. Su ausencia deja un vacío inmenso, pero su legado resuena con la fuerza de una pionera, una voz que marcó el inicio de la comunicación moderna en el país.
Nacida en San Francisco de Macorís, Maíta no solo fue una testigo de la historia dominicana, sino una protagonista incansable. Su vida, que se extendió por más de un siglo, fue un reflejo de su perseverancia y talento. En una época donde las oportunidades para las mujeres eran limitadas, ella se abrió camino con una determinación inquebrantable. Primero como enfermera, luego como locutora y actriz.
En 1948, respondió a un anuncio de la emisora La Voz del Yuna y se convirtió en la primera locutora de radio de la República Dominicana. Tres años después, su voz se hizo aún más familiar al participar en el sorteo de la Lotería Nacional, una labor que desempeñó durante muchos años. Pero su mayor hito llegó en 1952, cuando se convirtió en la primera mujer en aparecer en la televisión dominicana y la tercera en toda América.
En su condición de actriz, su participación en el programa de radio y televisión Romance Campesino la catapultó a la fama, convirtiéndola en un rostro y una voz familiar para varias generaciones.
Su carisma y talento la llevaron a seguir actuando en comedias y películas, demostrando una versatilidad que pocas personas pueden igualar. Con más de 100 años, seguía activa, conduciendo su programa Abuelos 911, donde demostró su compromiso con la tercera edad y su amor por la comunicación.
María Cristina Camilo forjó su propio camino, dejando una huella imborrable en la cultura dominicana. El nombre de Maíta no solo quedará grabado en los libros de historia, sino que seguirá vivo a través de los premios que llevan su nombre, un merecido tributo a quien con su talento y dedicación abrió las puertas de la comunicación para innumerables generaciones.
Hoy, la República Dominicana llora la pérdida de su Maíta, pero celebra la vida de una mujer que demostró que el talento y la pasión no tienen fecha de caducidad. Su voz se ha apagado, pero su eco perdurará para siempre.
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