Esta semana que concluye en Haití fallecieron 31 personas por las inundaciones del río La Digue, y en otros lugares, mientras que otras 10 personas desaparecieron, posiblemente arrastradas por las aguas desbordadas, como consecuencia del paso del huracán Melissa, luego de haber pasado por la zona sur de la República Dominicana.

Jamaica fue la siguiente isla en ser azotada por Melissa, y hasta este momento se han confirmado 19 personas fallecidas, número que podría aumentar, porque hay muchas comunidades que quedaron incomunicadas y los equipos de rescates aún realizan labores que no están documentadas. Habría que tomar en cuenta que Jamaica ha tenido buena infraestructura y gran preparación para proteger a su población en caso de huracanes y ciclones.

En Cuba no hay información de personas fallecidas, pero casi un millón de personas tuvo que se desplazada de sus hogares para evitar tragedias mayores.

El huracán Melissa ser encamina hacia el noreste del Atlántico, pasando por Bermuda y con trayectoria hacia las islas Feroe, de Islandia.

Ha habido esta semana otras tragedias, que aunque no como consecuencia de fenómenos atmosféricos, han fijado la atención del mundo en la región de América Latina.

Una de ellas ocurrió en Río de Janeiro, en donde fueron encontrados entre 132 y 119 cadáveres de miembros de una banda, que presumiblemente fueron asesinados por la Policía del Estado, para reducir la violencia y la delincuencia.

La policía desarrollo un megaoperativo en las barriadas pobres de Alemao y Penha, de Río de Janeiro, y decidió eliminar a los miembros de la banda criminal. Entre los muertos hubo cuatro agentes policiales. La indignación mundial fue inmediata, lo mismo que la expresión de condena por parte del gobierno federal, encabezado por Luis Ignacio Lula Da Silva.

Las tragedias se repiten por todos lados, como sigue ocurriendo en Gaza, y como sigue ocurriendo en Ucrania, en una guerra irracional entre rusos y ucranianos, que se inició por los intentos de Ucrania de ingresar a la OTAN.

En Las Vegas, Estados Unidos, esta semana se produjo un hallazgo espeluznante de más de 300 pilas de restos humanos en una propiedad privada.

Las investigaciones aún no concluyen, pero hay derivaciones éticas y morales sobre el manejo de los restos humanos, quiénes eran, cómo fueron a parar a un lugar inadecuado o si fueron desechos transferidos irregularmente al lugar por una funeraria.

Cada día se descubren más y más obras macabras en diferentes lugares del mundo, obra de seres humanos que debieron recibir educación, modales, valores y no odio y realización de crímenes por cualquier razón. Las que son consecuencias de los fenómenos de la naturaleza tienen una explicación, y hasta se podrían justificar. Sin embargo, los gobiernos y países están obligados a tomar medidas preventivas y protectoras para que los huracanes no traigan consigo tantas pérdidas humanas, como las que acaban de ocurrir en Haití por el paso del huracán Melissa. La tragedia de Río de Rainero es inaudita, espeluznante y un abuso de poder de algún político, gobernador, agente policial que decidió erradicar la delincuencia asesinando a jóvenes que presume promotores de la violencia y la delincuencia. ¿Y los tribunales, y los jueces, los abogados, los códigos, el derecho a la vida?

El mundo, como diría el uruguayo Eduardo Galeano, anda patas arriba, con valores invertidos, donde se desprecia la honestidad, se castiga el trabajo y se recompensa la corrupción y alimenta el miedo. Y no puede ser.