La tragedia de la discoteca Jet Set, que ha costado la vida a más de 200 personas y dejado heridas a más de 150, es un golpe muy duro para el pueblo dominicano, en su conjunto, y sobre todo para las familias directamente afectadas.
Pese al dolor de esta tragedia, que ha motivado al Poder Ejecutivo a extender a seis días el duelo nacional, se pueden extraer algunas elecciones.
La primera lección debe llevarnos a valorar la solidaridad del pueblo dominicano y de pueblos hermanos. Los vecinos del residencial El Portal, zona en que estaba ubicada Jet Set, mostraron empatía y solidaridad con los familiares de las víctimas que permanecieron tres días en las cercanías de la colapsada discoteca: además de darles aliento, les brindaba café, alimentos y sobre todo compañía.
Es necesario valorar la entrega de todos los que trabajaron en el rescate de sobrevivientes, en el traslado de los heridos hacia los hospitales, de los que orientaron a las familias que buscaban a sus parientes, esos hombres y mujeres que trabajaron con entrega y si descanso.
Aplausos merece el hermoso gesto de pueblos hermanos, como Puerto Rico y México, que enviaron a expertos en labores de rescate para sumarse a los dominicanos con igual sentido de entrega y profesionalidad.
Si bien es cierto que esta tragedia llevó a oportunistas a tratar de sacar provecho del morbo, gente que dejó ver lo peor de sí misma exponiendo el dolor ajeno o mintiendo, exagerando o desinformando, no es menos cierto que los buenos dominicanos y dominicanas sacaron lo mejor de sus adentros: solidaridad y empatía sinceras, como se comprobó en los centros para donación de sangre, en los cuales abundaron los voluntarios.
Que este profundo dolor que hoy nos golpea sirva para unirnos más, como país, como una gran familia.
Vivan el amor fraternal, la solidaridad y la empatía.
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