La Asamblea de la OEA se realizó en la capital de Antigua y Barbuda hasta este viernes, desde el pasado miércoles 27, y no trajo conclusiones atractivas para la República de Haití, y por tanto tampoco para la República Dominicana.
El ministro de Relaciones Exteriores dominicano, Roberto Álvarez, siguió insistiendo en la misma postura que por años ha llevado el país, reclamando la responsabilidad de la comunidad internacional para restablecer la seguridad en Haití, y que haya institucionalidad y desarrollo.
De acuerdo con Roberto Álvarez, "la prolongada inestabilidad política, institucional y humanitaria en Haití representa un serio desafío para toda la comunidad interamericana”, y en particular para la República Dominicana.
Los haitianos no se logran poner de acuerdo para enfrentar a los delincuentes y a las bandas. Su país está en manos de bandas controladas por narcotraficantes internacionales, y por asesinos y ladrones, quienes tienen el control del territorio haitiano. Existe un gobierno interino que carece de fuerza, de representatividad y que no tiene ni siquiera el apoyo de la población.
Las bandas ahora han comenzado a ofrecer alimentos y determinados servicios a los haitianos. No hay transporte entre ciudades, no hay educación, atención en salud seguridad alimentaria y menos respeto a los derechos humanos ni a la dignidad de las personas. El tráfico de drogas es la norma. Colombianos y otros sujetos delincuentes de otras nacionalidades predominan y determinan lo que ocurre en Haití.
En la Asamblea de la OEA hubo expresiones de solidaridad, pero en concreto no ha resultado nada. La OEA es inservible para atender una crisis como esa, y para atender cualquier crisis democrática, como han ocurrido en Venezuela, Nicaragua y El Salvador. Para lo que sirve la OEA es para defender y hacer lo que determine el gobierno de los Estados Unidos.
Parece que hasta el gobierno americano está harto de que la OEA no sirva para nada.
En vano, el canciller dominicano ha insistido en que el organismo interamericano funcione, y le ha pedido lo siguiente: "Urge que la OEA se sume a estos esfuerzos como un espacio político de concertación, facilitando el diálogo hemisférico y promoviendo la alineación con estos mecanismos. Haití necesita respuestas concretas, sostenidas y coherentes, y nuestra región no puede permanecer indiferente”. La indiferencia se mantiene.
Los países se cansaron de que los haitianos no tengan capacidad de unirse en propósitos comunes mínimos. Pese a la tragedia que vive su país, los haitianos con posibilidad de hacer algo se mantienen de espaldas a las penurias de su pueblo, a la hambruna colectiva, a la violencia sin freno.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, en el inicio de la Asamblea de la OEA fue claro sobre la insostenibilidad de Haití y la inutilidad de la OEA, cuando dijo lo siguiente:
Que por la incapacidad de la OEA para atender los temas de Haití y Venezuela, su país está seriamente pensando abandonar la organización. Y tomando en cuenta que es quien principalmente la financia, está claro que esto podría ser la muerte de la entidad.
Christopher Landau dijo: "Para ser sincero, y yo soy una persona sincera, no tengo claro cómo terminará esta revisión”, pero al no ver resultados, Estados Unidos está analizando dejar la OEA, como ya hizo con la UNESCO, la OMS, y otros organismos internacionales.
Remachó con lo siguiente: “Si somos incapaces de responder o remediar una situación en la que un régimen ignora abiertamente las normas internacionales y amenaza la integridad territorial de su vecino (Guyana), entonces debemos preguntarnos: ¿Qué sentido tiene esta organización?”. Claro, se refería a Venezuela, y no a Haití.
Dijo que su país impulsa una resolución que insta a los Estados miembros de la OEA a "apoyar" la misión de seguridad desplegada bajo el liderazgo de Kenia y con el aval de la ONU. No obstante, Landau advirtió: "Estados Unidos no puede seguir soportando en solitario esta pesada carga financiera”.
Ya los países con posibilidad de asumir la solidaridad con Haití se cansaron. Los haitianos no han dado pie a otra salida. El deterioro haitiano conduce a una crisis regional. Y todo esto conduce a una tragedia mayor para los haitianos. Cada día las noticias son peores, en todos los sentidos. No hay nada que levante el aliento para que los haitianos se recuperen.
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