El día de ayer, domingo 6 de febrero, se llevó consigo a dos connotados periodistas dominicanos, Orlando Gil y Mario Rivadulla, de larga trayectoria en el diarismo y el periodismo de opinión, especialmente en el ámbito industrial y empresarial, así como en el ámbito político.

La muerte de ambos comunicadores enluta a todos los periodistas, y estas desapariciones deben permitirnos reflexionar sobre lo efímero del oficio y las huellas que dejamos, como parte de la cotidianidad, en donde ejercemos la labor de informar y opinar sobre lo que acontece.

Orlando Gil fue un reportero en los inicios de su carrera, y en los años 70 desarrolló una intensa labor como redactor de informaciones políticas. Posteriormente trasladó su oficio a la labor de opinión con columnas que eran publicadas diariamente en los más importantes diarios impresos del país.

Hay que rescatar la capacidad y creatividad en la opinión de Orlando Gil, así como su vasta cultura para condimentar sus opiniones con referencias a los clásicos de la literatura, muy especialmente en el ámbito político. Contertulio de los más fieles, Gil se ganó un espacio en el mundo de la política por su gran capacidad y profundidad de sus consideraciones. Diariamente publicaba una columna en Listín Diario y mantenía relaciones con otros medios, en los que también realizaba aportes y apoyaba columnas de amplia lectura. Paz a sus restos y consuelo a sus familiares.

Don Mario Rivadulla fue conocido por todos por su presencia en la televisión, por sus columnas en los diarios impresos y digitales, y su gran batalla de siempre: Cuba y su retorno a la democracia, porque siempre fue su patria, pero en la medida que pasaron los años se fue asumiendo como dominicano. Fue reconocido por la Asociación de Industrias de la República Dominicana, por su intensa labor periodística. Colaboró durante muchos años con INICIA y sirvió siempre de orientador y consejero a las jóvenes generaciones de periodistas que se acercaban a él en busca de informaciones y consejos.

Mario Rivadulla mantuvo hasta hace pocas semanas una columna en este diario, y fue extraordinario su esfuerzo para mantener vivo su programa de televisión Tele Debate, del Canal 16, que generalmente alimentaba con las opiniones de otros periodistas a los que apreciaba y respetaba.

Nuestras sinceras condolencias a los familiares de Don Mario, y nuestro deseo de que su memoria se mantenga viva en las generaciones de comunicadores que aman y promueven la democracia en la República Dominicana y en el Caribe, como parte de un legado antillanista de Eugenio María de Hostos, Antonio Maceo, Gregorio Luperón y muchos otros intelectuales, escritores y comunicadores del Caribe.

Dos despedidas que visten de luto el periodismo dominicano. Paz a las almas de Orlando Gil y de Don Mario Rivadulla.