Hace unos días, recibí el testimonio de un ciudadano dominicano que, tras más de quince años alejado del sistema financiero, decidió reconstruir su vida económica. Con esfuerzo, logró abrir cuentas bancarias, obtener una tarjeta de crédito y ser valorado nuevamente como sujeto de crédito por distintas entidades. Sin embargo, poco después, y sin explicación clara, fue reportado nuevamente en rojo en los burós de crédito por deudas del pasado. Su historia, que representa la realidad de muchos dominicanos, revela profundas inconsistencias en los procesos de rehabilitación crediticia.
Este testimonio, cada vez más común en República Dominicana, desnuda una realidad que debe ser abordada: la falta de un sistema claro, justo y rehabilitador para los usuarios financieros que han enfrentado una caída económica y desean volver a integrarse formalmente.
Según la Ley No. 172-13 sobre Protección de Datos de Carácter Personal, los datos negativos de carácter crediticio sólo pueden permanecer en los historiales por un plazo máximo de cuatro (4) años, contados desde la cancelación de la deuda o conforme a las disposiciones establecidas según tipo de deuda en el instructivo que dicto la Superintendencia de Bancos para tales fines.
Sin embargo, en la práctica, esta regla es frecuentemente ignorada o mal aplicada por algunas entidades, sobretodo por las empresas que compran deudas castigadas a las entidades bancarias, que siguen reportando deudas antiguas que no han sido renovadas ni ejecutadas legalmente, violando derechos fundamentales del usuario financiero.
En este caso, el ciudadano claramente tuvo deudas impagas entre el 2008 y el 2010 con múltiples entidades, pero no recibió notificación formal de demandas ni ejecución judicial, y perdió contacto con los bancos al quedarse sin medios económicos. Cuando volvió a tener ingresos y solicitó acceso al sistema formal, las propias entidades bancarias certificaron que su récord estaba limpio, y le otorgaron productos financieros. Posteriormente, tras varios movimientos y nuevas aperturas, las deudas antiguas reaparecieron misteriosamente en los burós, afectando nuevamente su perfil de crédito.
Este patrón sugiere varias fallas:
- Posibles reactivaciones indebidas por parte de los bancos originales o empresas que se dedican a la compra de deudas castigadas de entidades bancarias.
- Descoordinación entre entidades y burós, que no verifican la fecha de prescripción en que debe ser reportada una deuda en las sociedades de información crediticia, en lenguaje llano en los burós de créditos.
- Falta de una política de supervisión efectiva para casos de deudas muy antiguas, especialmente cuando no han sido ejecutadas por vía judicial.
Para cualquier ciudadano, aparecer en rojo en los burós de crédito implica limitaciones severas: negación de productos financieros, imposibilidad de alquilar viviendas, acceder a empleos formales, e incluso estigmatización social. Si bien el crédito debe ser tratado con responsabilidad, también es fundamental comprender que la bancarrota personal no debe ser una cadena perpetua.
Como órgano supervisor del sistema financiero, la Superintendencia de Bancos (SB) tiene la responsabilidad de velar por el equilibrio entre el derecho de los bancos a proteger su cartera y el derecho de los usuarios financieros a una segunda oportunidad. A través de su departamento de ProUsuario, ha logrado avances importantes en la atención de reclamos y la promoción de educación financiera. Sin embargo, el tema de la rehabilitación crediticia y la depuración de historiales sigue pendiente.
Recomendaciones puntuales a la Superintendencia de Bancos
- Emitir una circular normativa que obligue a los bancos a asumir responsabilidad solidaria cuando empresas de cobros compulsivos adquieran deudas castigadas, asegurando que dichas deudas sean eliminadas de los burós de crédito si cumplen con el derecho al olvido, conforme a lo establecido en el instructivo de la Superintendencia de Bancos
- Establecer un procedimiento simplificado para que los usuarios puedan solicitar su depuración directamente en ProUsuario, sin necesidad de largos procesos administrativos.
- Reforzar el control sobre las Sociedades de Información Crediticia (burós) para evitar reportes automáticos e indiscriminados.
- Promover campañas de educación financiera orientadas a la rehabilitación, no solo al buen comportamiento deudor.
- Fomentar un programa de segunda oportunidad, a través de las entidades que tienen este tipo de producto donde los ciudadanos puedan acceder a productos financieros básicos si demuestran ingresos actuales y disposición de pago, sin que su pasado sea un obstáculo perpetuo.
El sistema financiero dominicano ha avanzado notablemente en inclusión, bancarización y tecnología, pero aún le falta humanizar ciertos procesos. No se puede hablar de inclusión si se condenan a miles de dominicanos que desean volver a empezar. Personas que enfrentaron adversidades económicas no por mala fe, sino por circunstancias adversas, merecen una política clara de reintegración y justicia financiera.
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Tu Consultorio Financiero es una columna desarrollada por Jesús Geraldo Martínez sobre finanzas personales, para orientar a las personas con conocimientos básicos en finanzas y economía a mejorar su entendimiento. Para consultar con el autor puede escribir al correo abogadojesus@icloud.com, o en Instagram @Jesusgeraldomartinez
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