La primera omisión al momento de tomar un crédito hipotecario es no leer el contrato completo. La emoción de adquirir la vivienda propia, sumada al afán de agilizar trámites, lleva a que muchos clientes firmen sin detenerse a revisar las cláusulas que regirán su financiamiento por 15, 20 o hasta 30 años. En ese contrato se esconden detalles decisivos: la duración de la tasa fija, el índice de referencia que se aplicará una vez venza el plazo inicial, las condiciones de ajuste de la tasa variable, las penalidades por pagos anticipados, los seguros obligatorios y hasta los gastos administrativos que podrían incrementar el costo total del préstamo. Leer, subrayar y preguntar cada punto no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en tranquilidad financiera.
Uno de los errores más frecuentes es creer que la tasa fija aplica durante toda la vida del préstamo. En realidad, la mayoría de las entidades en República Dominicana solo garantizan esa estabilidad por tres, cinco o siete años. Después de ese período, la tasa pasa a ser variable y se ajusta a las condiciones del mercado. Esto significa que una familia puede arrancar pagando una cuota cómoda y, de repente, enfrentar un incremento inesperado que desestabilice su presupuesto. Lo recomendable es preguntar de forma clara cuál es la duración de la tasa fija, cuál será el índice de referencia al terminar ese plazo y cómo se calcula la nueva cuota.
Otro error común es fijarse únicamente en la cuota mensual inicial sin calcular el costo total del préstamo. La pregunta que muchos se hacen es: “¿Puedo pagar esta cuota cada mes?”, pero olvidan cuestionar cuánto terminarán pagando al banco en intereses, comisiones y seguros al cabo de 20 o 25 años. Esto genera la desagradable sorpresa de haber abonado el doble o más del valor de la vivienda. Para evitarlo, es imprescindible solicitar la tabla de amortización completa, revisar el capital versus los intereses en cada cuota y hacer un cálculo realista del monto final a pagar.
La omisión de las penalidades por pagos anticipados también es fuente de frustración. Algunas entidades financieras aplican comisiones si el cliente decide adelantar cuotas, amortizar capital o cancelar el préstamo antes del tiempo pactado. Esto limita la flexibilidad de una familia que, por ejemplo, recibe un ingreso extraordinario y desea reducir su deuda. Lo prudente es confirmar si existe tal penalidad y negociar su eliminación o, al menos, su reducción antes de firmar el contrato.
Tampoco deben olvidarse los gastos asociados al crédito hipotecario. Además de los intereses, hay que cubrir tasaciones, pólizas de seguro de vida e incendio, registros legales, gastos notariales e impuestos. Muchas familias que solo calcularon el valor del inicial y las primeras cuotas se sorprenden al descubrir que necesitan varios cientos de miles de pesos adicionales para completar el cierre de la operación. Por eso, es fundamental exigir un desglose detallado de todos los costos y apartar un fondo específico para cubrirlos.
Otra práctica riesgosa es no comparar entre entidades financieras. La urgencia de comprar la vivienda lleva a aceptar la primera oferta bancaria disponible, aun cuando no sea la más competitiva. Sin embargo, una diferencia de apenas 0.50% en la tasa de interés puede significar decenas de miles de pesos de ahorro en intereses a lo largo del préstamo. La recomendación es clara: comparar al menos tres propuestas, utilizar simuladores hipotecarios y tomar la decisión con calma.
El error de sobreendeudarse, el entusiasmo de adquirir la casa soñada empuja a muchas familias a comprometer más del 40% de sus ingresos mensuales en la cuota hipotecaria, dejando poco margen para emergencias o ajustes en el presupuesto familiar. La regla de oro es sencilla: la cuota no debe superar el 30-35% del ingreso mensual disponible. De esa forma, la familia conserva capacidad de ahorro y margen de maniobra para enfrentar imprevistos.
Un crédito hipotecario a tasa fija puede ser una herramienta poderosa para planificar y construir patrimonio, pero solo si se entiende bien cómo funciona. Leer con cuidado el contrato, comparar opciones, calcular más allá de la cuota inicial y mantener disciplina financiera son los pasos que marcan la diferencia entre vivir con estabilidad o cargar con una deuda que se convierte en un peso insoportable.
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Tu Consultorio Financiero es una columna desarrollada por Jesús Geraldo Martínez sobre finanzas personales, para orientar a las personas con conocimientos básicos en finanzas y economía a mejorar su entendimiento. Para consultar con el autor puede escribir al correo abogadojesus@icloud.com, o en Instagram @Jesusgeraldomartinez
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