En julio de 2023, la República Dominicana dio un paso importante hacia el futuro con el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA). Este plan, promovido por el Gobierno y apoyad por instituciones internacionales como la UNESCO, busca aprovechar el potencial transformador de la inteligencia artificial para impulsar la productividad, atraer inversiones y generar un crecimiento económico sostenible. Sin embargo, más allá de los documentos estratégicos, surge la gran pregunta: ¿cómo logramos que la IA beneficie realmente a nuestra economía y a toda la sociedad?

La situación actual

La ENIA identifica tres ejes fundamentales sobre los que se debe trabajar. El primero es la infraestructura digital. Aunque la República Dominicana ha avanzado en conectividad en la última década, todavía existe una brecha importante frente a países vecinos como Costa Rica, Chile o incluso México. El acceso a internet de alta velocidad sigue siendo limitado en zonas rurales, la cobertura 5G es incipiente, y la capacidad de los centros de datos nacionales aún no está al nivel de la creciente demanda de almacenamiento y procesamiento que exige la IA. Además, la falta de una provisión eléctrica constante y confiable representa un obstáculo adicional. Los centros de datos y la infraestructura digital requieren un suministro energético estable; cualquier interrupción afecta directamente la implementación de proyectos de IA. Si no se resuelve este problema, la competitividad del país podría verse seriamente limitada.

El segundo eje es el capital humano. La economía dominicana depende en gran medida de sectores como turismo, manufactura ligera y zonas francas, donde la productividad laboral sigue siendo relativamente baja. La falta de capacitación tecnológica y de programas de alfabetización digital limita las oportunidades para que trabajadores y empresas adopten herramientas de IA. Invertir en formación no solo es necesario para crear una fuerza laboral adaptada al futuro, sino también para que el país pueda aumentar sus niveles de productividad y eficiencia. La inteligencia artificial puede ayudar a trabajadores a ser más productivos, automatizando tareas repetitivas y liberando tiempo para actividades de mayor valor agregado.

El tercer eje es el marco regulatorio. Aunque se han logrado avances en temas de ciberseguridad y en leyes generales de protección de datos, estas últimas resultan hoy insuficientes frente a los retos que plantea la inteligencia artificial. La normativa vigente no aborda de manera integral aspectos como la ética algorítmica, la transparencia en el uso de datos ni la rendición de cuentas en decisiones automatizadas. En este sentido, la República Dominicana debe actualizar y fortalecer su legislación, no solo para proteger a los ciudadanos, sino también para generar confianza en los inversionistas y en los socios internacionales.

Agentes de IA y la Estrategia Nacional de La Inteligencia Artificial: la oportunidad para transformar la economía dominicana

El papel de los modelos de lenguaje en Latinoamérica

En los últimos años, los modelos internacionales de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Claude han demostrado un enorme potencial para transformar la manera en que empresas, gobiernos y ciudadanos acceden a la información y la utilizan. Para la República Dominicana, estas herramientas ya ofrecen beneficios inmediatos. Pueden ayudar a pequeñas y medianas empresas a redactar documentos comerciales, contratos o campañas de mercadeo de manera más eficiente. En el sector educativo, permiten que estudiantes y profesores accedan a explicaciones rápidas y a recursos complementarios en diversas materias. Incluso en la administración pública, los modelos internacionales podrían mejorar la atención al ciudadano mediante chatbots multilingües y sistemas de gestión documental más ágiles. Estos avances generan ahorros de tiempo, reducen costos y amplían las oportunidades de innovación en diferentes sectores de la economía.

Sin embargo, los beneficios se multiplican cuando hablamos de modelos de lenguaje adaptados específicamente al contexto latinoamericano. Proyectos como Latam-GPT buscan ir más allá de la simple traducción, incorporando matices culturales, lingüísticos y sociales propios de la región. Esto significa que las respuestas no solo serían correctas en español, sino también relevantes para la realidad dominicana. En la educación, por ejemplo, un modelo entrenado con datos locales podría integrar referencias a la historia, la literatura y la cultura del Caribe. En el sector financiero, podría comprender mejor las regulaciones nacionales y las prácticas comerciales de la región. Y en el ámbito público, garantizaría que los ciudadanos reciban información alineada con las normas y políticas del país. En resumen, los modelos regionales no sustituyen a los internacionales, pero sí representan un complemento esencial para lograr soluciones más inclusivas, contextualizadas y efectivas.

Oportunidades y riesgos

Las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial para la República Dominicana son amplias. En el ámbito empresarial, las pymes —que representan la gran mayoría del tejido productivo— podrían utilizar herramientas de IA para automatizar procesos, gestionar mejor su relación con clientes y optimizar la logística. En el turismo, por ejemplo, ya se vislumbran aplicaciones concretas: chatbots impulsados por IA que ayudan a turistas a realizar reservas en su idioma, o sistemas de análisis predictivo que permiten a los hoteles optimizar sus precios y niveles de ocupación. En los servicios financieros, la IA puede detectar patrones de fraude en tiempo real y mejorar la experiencia del cliente con asistentes virtuales. En el sector agroindustrial, los algoritmos pueden prever rendimientos de cultivos a partir de datos climáticos y del suelo, lo que contribuye a una producción más eficiente y sostenible. En el ámbito de los seguros, la IA facilita la evaluación de riesgos y la personalización de pólizas. Estas aplicaciones no solo aumentarían la competitividad de las empresas, sino que también contribuirían a atraer inversión extranjera, al posicionar al país como un destino con infraestructura tecnológica y talento capacitado.

Sin embargo, también existen riesgos que no deben subestimarse. La brecha digital podría ampliarse si las herramientas de IA se concentran únicamente en sectores privilegiados o en zonas urbanas, dejando atrás a comunidades rurales o a personas con menos recursos. Además, los algoritmos pueden reproducir o incluso amplificar sesgos sociales y económicos si no se diseñan con criterios de equidad y transparencia. Otro desafío es la dependencia de proveedores internacionales: sin un marco regulatorio sólido y sin desarrollo local, el país corre el riesgo de convertirse en un consumidor pasivo de tecnología, sin aprovechar el valor añadido de la innovación.

Conclusión

La Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) constituye un paso positivo que coloca a la República Dominicana en el camino correcto. No obstante, el verdadero reto es pasar del plan a la acción. Esto significa invertir en infraestructura digital de calidad y de acceso equitativo, formar a jóvenes y trabajadores en competencias tecnológicas y de IA, y establecer reglas claras que garanticen la transparencia y la confianza en el uso de estas herramientas.

Si el país logra dar estos pasos, la inteligencia artificial dejará de ser un concepto abstracto o una moda tecnológica para convertirse en un verdadero motor de desarrollo económico y social. La oportunidad está sobre la mesa: aumentar la productividad, diversificar la economía y posicionar a la República Dominicana como líder en innovación en el Caribe y en toda América Latina.

EN ESTA NOTA

Armand Toonen

Director Ejecutivo del Holland House Caribbean. Consejero Independiente

Armand Toonen, PDEng MSc CPIM MBA, es actualmente Director Ejecutivo del Holland House Caribbean, Consejero Independiente e inversionista. Armand tiene treinta años de experiencia en multinacionales de clase mundial que operan en servicios financieros, telecomunicaciones y alta tecnología en Europa, América y Asia. En la Republica Dominicana trabajo como Vicepresidente en Orange, AGL, Banco Santa Cruz y Altice. Historial comprobado como CEO, CCO, CMO, COO, CSO y consultor. Experiencia en “growth hacking” mediante redefinición de estrategias, transformación (digital), fusiones y adquisiciones y creación de equipos de alto rendimiento. Armand tiene un doctorado y varias maestrías en administración de empresas, ingeniería industrial y logística. Se preparó entre otros en Harvard Business School y Hemingway para el rol de consejero. Ex miembro del Programa de Liderazgo Global de Vodafone.

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