Un informe de la Universidad del Sur de Florida (USF) estima que cerca de 38 millones de toneladas métricas del sargazo han sido registradas en el océano Atlántico. El aumento del 58 % respecto al 2022 de esta alga afecta a la región del Caribe, en naciones como Puerto Rico, Guyana y las costas de México.
La USF destaca que la acumulación masiva de esta alga, de acuerdo con la redacción del periódico Caribbean News Digital, libera gases tóxicos como el sulfuro de hidrógeno, que provocan mal olor, afectan la calidad del aire y matan la fauna marina.
Además del daño a los ecosistemas, el sargazo representa una molestia pública. Al descomponerse en las playas, produce zonas muertas sin oxígeno que matan peces, sofocan pastos marinos, afectan manglares y dañan arrecifes de coral. Su recolección implica gastos significativos para las autoridades locales y una afectación directa al turismo, una de las principales fuentes de ingreso en la región.
Desde 2011, los investigadores han monitoreado este fenómeno como parte del llamado Gran Cinturón Atlántico de Sargazo, una franja oceánica donde proliferan estas algas. El profesor Brian Barnes, de la USF, explicó que aunque el sargazo puede ser un hábitat valioso en mar abierto, cuando llega a tierra, su efecto es devastador.
De acuerdo con el periódico Caribbean News Digital, en su noticia titulada Preocupación en la comunidad científica por crecimiento histórico de sargazo en el Caribe, el fenómeno pone de relieve la necesidad urgente de desarrollar soluciones sostenibles para la gestión del sargazo, ya que su frecuencia y volumen parecen estar aumentando en un contexto de cambio climático y alteraciones en los patrones hidrológicos regionales.
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