Presencia absoluta

Un escenario vacío. Solo una mujer. Y, sin embargo, Adeline Flaun lo llena todo: cada respiración, cada gesto, cada mirada construye un universo donde la intimidad se alquila y el deseo se compra. “Yo dispositivo Venus” no es un espectáculo: es un rito de resistencia, un canto que transforma servidumbre en búsqueda de libertad.
Su personaje, “YO”, da voz a los avatares de e-International Venus, una plataforma de servicios sexuales en línea. La distopía que propone no está en un futuro lejano; respira en el presente. La tecnología, bajo la apariencia de progreso, expone la fragilidad y explotación humanas. Flaun nos invita a atravesar este mundo digitalizado con ojos y corazón despiertos, a sentir lo que se oculta tras la pantalla.
Fragilidad y fuerza

La interpretación equilibra con precisión la vulnerabilidad y la fuerza del deseo. Cada “diálogo” con los clientes se convierte en monólogo interior: culpa, indignación y empatía confluyen en un cuerpo que es a la vez territorio colonizado y herramienta de emancipación. Lo que podría ser una denuncia fría se transforma en narrativa poética: el cuerpo y la voz se vuelven memoria, resistencia y territorio de libertad.
Entre intimidad y tecnología

La dirección, también a cargo de Flaun, convierte cada pausa, respiración y gesto en elementos de la puesta en escena. El uso de luces frías y oscilantes dibuja sombras de aislamiento, mientras la escenografía minimalista amplifica la tensión entre lo humano y lo digital, entre lo privado y lo expuesto. La voz se hace materia; los silencios, a veces prolongados, pesan sobre las palabras de una protagonista desgarrada, atrapada en un mundo donde su existencia depende del sexo virtual.
Ritual final y reflexión

El ritual final es sencillo, pero devastador: la voz servil se transforma en grito, el cuerpo explotado en acto de resistencia. En pantalla se proyectan sus reflexiones sobre experiencias desgarradoras, dejando al público con la conciencia alerta y la emoción contenida, llevando consigo preguntas urgentes sobre complicidad, deseo y tecnología.
Arte como resistencia

“Yo dispositivo Venus” demuestra que el arte puede ser un acto de conciencia y resistencia. Flaun no solo narra una historia: ilumina la ética y la belleza en tiempos de vacío digital, recordándonos que la poesía y el teatro siguen siendo espejos donde mirarnos a nosotros mismos.
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