Yelidá de Tomás Hernández Franco se erige como un pilar fundamental de la poesía caribeña del siglo XX, un poema donde la épica del mestizaje se narra con fuerza simbólica y lírica. La obra trasciende lo literario, convirtiéndose en un mito fundacional capaz de dialogar con lectores y estudiosos sobre la complejidad y riqueza de la herencia cultural caribeña. Académicamente, Yelidá es un texto de referencia obligada; su audacia temática, riqueza simbólica y dominio formal lo consolidan como una pieza esencial para el estudio de la literatura y la cultura del Caribe.

Según el ensayo de Paige Schoenborn, “La celebración de la mulatez en el poema ‘Yelidá’”, Hernández Franco no solo describe el mestizaje, sino que celebra activamente la “mulatez” como fuerza fundacional y esencia de la identidad caribeña. Frente a las ideologías dominantes de su época, como el hispanismo conservador o el negrismo folklorizante, el poeta presenta la mezcla racial y cultural como un proceso creativo, poderoso y trascendente. El poema exhibe un sincretismo dinámico y conflictivo: lo caribeño absorbe y transforma lo europeo, mientras las prácticas afrocaribeñas, como el vodú, se legitiman como fuerzas poderosas que aseguran la agencia de los personajes.

'Yelidá', de Tomás Hernández Franco: Identidad, sincretismo y futuro del Caribe

La potencia de Yelidá reside en su capacidad para dramatizar el encuentro cultural a través de símbolos profundos. Erick, el marinero nórdico, representa la tradición europea, el orden frío y la nostalgia de un origen puro; su esencia está marcada por una contradicción que lo impulsa hacia su destino, simbolizando el llamado de lo desconocido y el deseo latente que lo arrastrará lejos de su mundo de fiordos y niebla. Suquí y el entorno tropical encarnan la fuerza vital africana y antillana; Suquí no es un personaje pasivo, sino que ejerce una agencia activa mediante el vodú, asegurando la unión con Erick y sellando su destino mediante actos rituales que evidencian el poder transformador de la tradición africana en el Caribe. Yelidá, por su parte, surge como símbolo supremo del mestizaje: su cuerpo es el territorio donde se resuelve el choque de culturas y su identidad fluida refleja la síntesis de herencias diversas. Su sexualidad activa y su hibridez simbólica subrayan la fuerza, autonomía y poder de un ser que desafía los roles de género tradicionales, siendo descrita como “completa para siempre como el mito hermafrodita”.

Tomás Hernández Franco autor del poema Yelidá

El poema también dramatiza el diálogo fallido entre los dioses nórdicos y las deidades vodú. Los dioses del norte, que intentan preservar “la escandinava inocencia”, fracasan ante la fuerza vital de Ayidá Queddó. Este fracaso simboliza la imposibilidad de mantener purezas en el espacio caribeño y celebra cómo lo antillano absorbe y transforma lo europeo, reafirmando la idea de que el mestizaje no es un déficit, sino una potencia creadora.

Socioculturalmente, Yelidá fue pionero al abordar la religiosidad africana y el deseo interracial con respeto y profundidad, proponiendo un modelo de identidad que reconoce la violencia, el deseo y la agencia como fuerzas fundacionales del Caribe. La “mulatez” celebrada en el poema es un sincretismo dinámico, donde la hibridez se convierte en fuente de poder y creatividad.

En conjunto, Yelidá constituye una re-fundación épica del Caribe. Integra africanía, mestizaje e identidad caribeña en un sistema simbólico complejo y propone una identidad fluida, en constante devenir, que debe ser continuamente reescrita. Más que un poema, es una poética de la mulatez: una afirmación rotunda de que la riqueza, la fuerza y el futuro del Caribe residen en su naturaleza híbrida, sincrética y constantemente reinventada, consolidándose como un texto esencial para la comprensión de la literatura y la identidad caribeña.

Ike Méndez

Poeta, educador y ensayista

Ike Méndez es ensayista y metapoeta dominicano. Coautor de obras como *"San Juan de la Maguana, una Introducción a su Historia de Cara al Futuro"* (Primer premio en el Concurso Nacional de Historia 2000) y *"Símbolos de la Identidad Sanjuanera"* (Segundo premio en 2010). Ganó el Segundo premio en el Concurso de Literatura Deportiva “Juan Bosch” (2008) y colaboró en la serie *"Fragmentos de Patria"* de Banreservas. También coeditó las antologías *"Voces Desatas"* (poesía, 2012) y la primera antología de cuentistas sanjuaneros (2015). Ha publicado seis poemarios: *Al Despertar* (2017), *Flor de Utopía* (2018), *Ruptura del Semblante* (2020), *Baúl de Viaje* (2022), *Al Borde de la Luz* (2023) y *El Joyero de Ébano* (2024), que reflejan una evolución poética constante. E-mail: jemendez@claro.net.do

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