En español existen dos tipos de adverbios: los que son palabras y frases invariables: mal, ayer, en serio, lejos, adrede; y los acabados en –mente, que derivan de un adjetivo en forma femenina al que se le añade esa terminación: sanamente, cómodamente, tranquilamente, fácilmente. No es correcto decir casimente porque no tiene sentido convertir en adverbio una palabra que ya lo es. La palabra casi es un adverbio que significa ‘por poco’, ‘aproximadamente’: ‘Casi me caigo’. No es un adjetivo, como tranquila, o fácil, a los que se les puede añadir –mente y que, además, admiten la pluralización para concordar con el sustantivo al que modifican: niñas tranquilas, tareas fáciles.
Un rasgo fonético de los adverbios que terminan en –mente es que tienen acento en dos sílabas: fácilmente. El adjetivo al que se añade la terminación tiene que ser femenino porque el formante –mente proviene del sustantivo femenino ‘mente’. Este, por ser originalmente sustantivo, se pronuncia con acento.
Desde el punto de vista ortográfico, si el adjetivo del que procede el adverbio lleva acento escrito, lo conserva en la forma adverbial: cómoda/cómodamente, hábil/hábilmente. Si se enlazan varios adverbios con coma o se unen por medio de una conjunción (y, ni, o, pero), la terminación –mente se agrega solamente al último adverbio de la lista: ‘Ni política ni económicamente se puede mantener tal postura’; ‘Se lo dijo pura y simplemente, con palabras propias de su edad’.

Merece un comentario especial el uso de ‘realmente’. Particularmente en el habla de gente de clase media y alta de la República Dominicana, este adverbio se ha convertido en un simple marcador discursivo, carente del contenido semántico propio de dicha palabra. Con frecuencia, funciona, probablemente, como un signo de estatus y de estilo formal. El ejemplo siguiente aparece en una entrevista realizada a un joven profesional, de clase media, de la ciudad de Santiago: ‘Yo, realmente, quisiera contarle algunas de mis experiencias. Sí, realmente, pertenezco a una familia pobre, y mis padres, realmente, tuvieron que esforzarse para educar a sus hijos.’
¿Está bien utilizar momentico en vez de momentito?
Ambas formas son igualmente válidas. En la República Dominicana y en otros países (Cuba, Costa Rica, Colombia, Venezuela), la forma regular del diminutivo es –ito, pero suele cambiar a –ico [iko] cuando la última consonante de la raíz a la que se añade es una /t/. Se produce en ese contexto un proceso de disimilación que evita la repetición tan próxima de dos /t/: gato → gatito → gatico.
En el español dominicano, el empleo de –ito en estos casos (zapatito, matita) también es posible, pero tiene una frecuencia mucho menor que la otra (zapatico, matica), especialmente en el habla espontánea. Y, por eso, el uso de –ito después de /t/ adquiere una connotación de elegancia o de formalidad de la que carece –ico, la forma ordinaria, natural o familiar. En este sentido, la selección, por ejemplo, de la variante pelotita, en vez de pelotica, por parte de un dominicano en una conversación, podría ser considerada artificial, pretenciosa o cursi por otros conciudadanos.
De manera esquemática, la formación del diminutivo en el habla espontánea dominicana, así como también en la de otros países hispánicos, se puede describir por medio de la aplicación de una regla general complementada por tres reglas específicas:
Regla GENERAL: Normalmente, a partir de la última consonante de la palabra se añade –it-:
árbol: arbolito; camino: caminito; mantel: mantelito; cama: camita; dinero: dinerito; libro: librito; helado: heladito; poco: poquito; casa: casita; mango: manguito
Regla específica 1: En palabras terminadas en /e/, /r/, /n/, y en la mayor parte de las formas agudas, suele agregarse -c, como elemento de transición, al sufijo -it, lo que genera la variante –cit-:
dolor: dolorcito; joven: jovencito; suave: suavecito; camión: camioncito; sabor: saborcito; parque: parquecito; noche: nochecita; mujer: mujercita; mangú: mangucito; café: cafecito
Regla específica 2: En muchas palabras monosilábicas, al sufijo habitual –it se le antepone el infijo –ec-, dando lugar a la forma reforzada –ecit-:
tos: tosecita; flor: florecita; cruz: crucecita; luz: lucecita; pez: pececito; sol: solecito
Regla específica 3: Si la última consonante de la palabra es /t/, se añade, por disimilación, –ik– (en forma escrita –ic-):
zapato: zapatico; chiquito: chiquitico; lata: latica; carta: cartica; momento: momentico; gato: gatico; asunto: asuntico; corto: cortico; barato: baratico; rato: ratico
Con respecto al valor semántico del diminutivo, aunque el término hace pensar en una disminución de la significación del sustantivo, no siempre es así. De hecho, el sentido de ‘menor tamaño’ desde el punto de vista físico (perrito: perro pequeño) no es el único ni el más importante del diminutivo. Su función principal es la afectiva. Cuando alguien dice ‘La niña cumple hoy su primer añito’, intenta mostrar el cariño que siente por la niña y no, como es lógico, que el año sea más corto de lo normal. De modo similar pasa al preguntar a un amigo: ‘¿Te tomas un cafecito?’. Este significado cariñoso permite construir frases aparentemente contradictorias, como cuando una madre se despide por teléfono de su hijo enviándole un besito bien grande.
Otro valor es el opuesto, el despectivo. Para menospreciar la capacidad de un médico o de un equipo, se dice mediquito y equipito, respectivamente. También cabe señalar la posibilidad de manifestar ironía. Si un hablante exclama ¡Mira el carrito que se compró!, puede sugerir que, aunque se trate de un carro normal en cuanto al tamaño, lo considera un gran carro por su costo o por su calidad. Otra posibilidad es la intensificación. Decir de una camisa que está limpiecita equivale a enfatizar que está muy limpia.
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