Cuando en el año 2014 murió Gabriel García Márquez, me puse a pensar  si después de su desaparición física, su obra seguiría leyéndose. Con su muerte aún reciente, pienso que a todos sus lectores nos llegaba a la memoria, la imagen de José Arcadio Buendía e Úrsula Iguarán en la remota ciudad de Macondo, o la incertidumbre del Coronel yendo a la oficina de correos. Esto, me hizo tratar de interpretar la trascendencia de la obra literaria después que muere su creador. Es lo que podríamos denominar los escritores y el tiempo, ya que todos no pueden ocupar el sitial que tiene Homero, Shakespeare, o Miguel de Cervantes, los cuales hoy son inmortales.  Después de la muerte, por varias causas muchos escritores ya no se leen, y otros han sido desterrados de la preferencia de los lectores por una razón determinada.

Un ejemplo de escritor olvidado, es el británico William Somerset Maugham.  En la primera mitad del siglo XX, se convirtió en uno de los más leídos y el mejor pagado. Maugham escribió veintiuna novelas y cientos de relatos.  También libros de viaje y obras de teatro. Su novela El filo de la navaja es de las más conocidas, sin embargo, Servidumbre humana, escrita en dos tomos, se considera su obra maestra. A pesar de su vasta producción literaria, no tuvo prestigio dentro de la crítica de la época, aun así, fue bastante leído. En la época actual, se puede afirmar que William Somerset Maugham ya no se lee.

En ese mismo contexto se puede ubicar al alemán nacionalizado suizo Hermann Hesse, un maestro de la introspección y narrador de prestigio universal. Hesse fue novelista, poeta, y también pintor. Novelas como El lobo estepario, El juego de los abalorios, Demián, Sidartha, Narciso y Goldmundo, tuvieron una enorme aceptación y popularidad. Su novela Sidartha, es una de las obras de la literatura occidental más populares en La India. En el siglo XX, fue el escritor europeo más traducido y vendido. En 1946 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Aun así, después de ser un escritor bastante estudiado, en el siglo XXI puede decirse que sus obras no tienen la demanda que tuvieron hasta la década de los años setenta del siglo XX.

Las causas por las cuales un narrador, poeta, dramaturgo, o cualquier escritor deja de leerse, no obedecen a un único motivo.  En ese sentido, es de interés mencionar a dos escritores con una obra bastante disímil. El primero, el escritor colombiano nacido en 1860 José María Vargas Vila.  El segundo, Knut Hamsun, nacido en Noruega en 1859. Por el estilo grandilocuente y ampuloso de su lenguaje, Vargas Vila puede ser considerado como escritor modernista. Su primera novela, Aura o las Violetas, fue llevada al cine y se convirtió en la primera película del cine colombiano. Otros títulos de su abundante obra narrativa son Flor del fango, Las rosas de la tarde, La ubre de la loba, Sobre las viñas muertas, Los discípulos de Emaús, e Ibis. Fue un escritor polémico, de posturas radicales y un transgresor de las normas. Muchas veces, en vez de punto final usaba el punto y coma, escribía las palabras dolor, tragedia o muerte con mayúsculas y la palabra Dios con minúscula.  Su condición de ateo y crítico de la Iglesia Católica le ganaron el rechazo.  Es muy posible que esa actitud ácida, y los temas tratados en sus novelas, fueran un estímulo morboso del numeroso público que buscaba con vivo interés y esperaba sus libros. Casi todos los temas giran en torno al amor, pero con un sentido trágico.

Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

Sus personajes son misóginos y contestatarios, con un discurso que estimula los placeres de la carne y cuestiona la moral. Ibis, su novela más polémica, es una obra tormentosa, hedonista y cruel, donde un maestro, por una mujer haber traicionado a su alumno, lo orienta en el tema del amor. Ante la traición, le dice que no le queda más salida que matarla o suicidarse. En un diálogo supuestamente revelador de la naturaleza femenina, el maestro le dice que el amor es la madre de la esclavitud, y que la mujer, es la fuente del mal y del dolor porque lleva en su vientre la tragedia. Por el amor, la mujer es una reina, por el placer es una esclava, sé su amo, no su esclavo. Ámala con los sentidos; no con los sentimientos. El que ama con los sentimientos es un conquistador vencido por su propia conquista. Gózala, disfrútala, bebe de su vino y después rompe la copa, le decía el maestro a su atormentado alumno.

¿Se sigue leyendo hoy Gabriel García Márquez? ¿Permanecerá Mario Vargas Llosa en el tiempo?

Cuando Vargas Vila publicó Ibis, se suicidaron varias mujeres en América Latina, incluso, la Iglesia Católica lo excomulgó. En los púlpitos, los curas decían a sus feligreses, que quien leyera a Vargas Vila trillaba el camino del infierno. Estos hechos, no impiden reconocer, que fue dueño de un lenguaje con una gran riqueza expresiva.  Podría decirse que marcó una época, más hoy es un escritor que ha quedado en el olvido. Sus libros no se editan, puede que sus temas sean extemporáneos, y, en consecuencia, carezcan de interés. No ha permanecido en el tiempo, y ha descendido a la fría loza sepulcral quedando sepultado en el olvido.

El caso del noruego Knut Hamsun tiene una connotación muy particular.  Si hoy se habla del monólogo interior como técnica narrativa, y a su vez precursora de la novela modernista en las obras de James Joyce, William Faulkner, Virginia Wolf o Marcel Proust, también está presente en Knut Hamsun. Si hoy sentimos admiración por escritores de la talla de Ernest Hemingway, Charles Bukowsky, Paul Auster y Franz Kafka, esos escritores expresaron su admiración por Hamsun. Sus novelas Hambre, Pan, y La bendición de la tierra, son obras maestras de la literatura universal, y se tomaron en cuenta para otorgarle el Premio Nobel de Literatura en 1920. La obra de Knut Hamsun es de una seductora belleza, con una fina estirpe de lenguaje poético y armonía en su narrativa.  Un cantor de la naturaleza.  No obstante, su trayectoria tomó el rumbo del despeñadero.

Knut Hamsun.

Si algo afectó al que llegó a ser considerado como el mejor escritor del planeta, fue haber defendido la ideología nazi.  Knut Hamsun apoyó la invasión alemana a su Noruega natal,  y abrazó el nazismo con delirio. Terminada la Segunda Guerra Mundial, su prestigio comenzó a disminuir, fue desterrado de la preferencia de los lectores y convertido en un apátrida literario.  Pienso que la obra de un artista debe separarse de sus ideas. En Hamsun es distinto. Haber abrazado la causa nazi se convirtió en una mancha indeleble. Peor aún, cayó en el olvido porque en este caso, su actitud política, considerada una traición, tuvo más peso que la grandeza de su obra.  En sentido general, actualmente no es un escritor que esté en el catálogo de los inmortales, y puede decirse, que Knut Hamsun hoy ya no se lee.

Recientemente murió el trece de abril de este año 2025 Mario Vargas Llosa. A propósito de su muerte, también me formulé la misma pregunta que me hice sobre García Márquez. Entiendo que la inmortalidad le llega a un escritor cuando después de su muerte su obra sigue leyéndose y permanece en el tiempo. Este coloso de la literatura universal, dejó como legado verdaderas obras maestras. Escribió novelas, cuentos, obras de teatro, obra periodística y ensayos. Muchas de sus novelas son obras maestras. Sus libros de ensayos son ejemplos de agudeza y profundidad. ¿Se sigue leyendo hoy Gabriel García Márquez? ¿Permanecerá Mario Vargas Llosa en el tiempo?

Rafael Andrés Guzmán Torres

Abogado

Rafael Andrés Guzmán Torres, licenciado en derecho por la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC). Ha participado como invitado en diversas instituciones en las que ha tratado temas jurídicos, literarios e históricos. Ha participado en varias ocasiones como jurado en las olimpíadas de lengua española de la regional 06 de La Vega. Trabajos suyos han aparecido en diversos medios digitales. Actualmente se desempeña como alguacil ordinario de la Cámara Penal del Distrito Judicial de Espaillat.

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