Es posible que la literatura húngara, así como muchos de sus escritores, no sean muy conocidos en nuestro medio, y de serlo, en un público reducido. En sentido general, no tenemos una gran cercanía con la misma. Las causas podrían encontrarse en dificultades con la traducción, y nuestro vínculo con la literatura hispanoamericana. De igual manera, otra causa podría ser, la ausencia de una casa editorial con presencia en nuestro país que represente esa literatura. En este sentido, entiendo, para adentrarse un poco a la literatura húngara, se hace necesario conocer algunos de sus más importantes escritores.
La literatura de ese fascinante país del centro de Europa, cuenta en su haber, con escritores cuya trayectoria ha dejado sus huellas. En la primera mitad del siglo XX, brillaba en el firmamento literario de Hungría Dezso Kosztolányi (1885-1936), uno de los mayores escritores húngaros de todos los tiempos. Fue un destacado novelista, ensayista, periodista y crítico literario. También escribió poesía y fue traductor. Aparte de su narrativa, dejó a la posteridad un relevante legado al traducir al idioma oficial de su país, a inmensos escritores de la literatura universal, tales como William Shakespeare, Oscar Wilde, Rainer María Rilke, Johann Wolfang von Goethe, Charles Baudelaire, Paul Verlaine, Guy de Maupassant, Jean Baptiste Poquelin (Moliére) y Pedro Calderón de la Barca. En el año 1922, cuando publicó su novela histórica Nerón, el poeta sanguinario, ya era un escritor consagrado. Es importante mencionar, que el escritor alemán Thomas Mann le escribió el prólogo.
De la primera mitad del siglo XX, es también el poeta, periodista, dramaturgo y novelista Lajos Zilahy (1891-1974). La fama de Zilahy se debe a su narrativa, la cual se desarrolla en su país de origen. Fue un maestro en el uso del narrador protagonista, tal y como se puede apreciar en su novela Vida serena. Por su habilidad como narrador, llegó a ser comparado con el inglés William Somerset Maugham. Algo flota en el agua es su novela más popular, no obstante, con la que se dio a conocer en España fue con la novela Primavera mortal. Otras importantes de él son El velero blanco y Las cárceles del alma. La obra literaria de Lajos Zilahy fue traducida a varios idiomas.
En esa misma tesitura, ocupa un lugar preponderante en la literatura húngara Arthur Koestler (1905-1983). Novelista, poeta, periodista, historiador, filósofo social, y un importante activista político. Koestler escribió en alemán y húngaro, no obstante, la mayor parte de su obra fue escrita en inglés, esto se debe, a que desde el año 1940 se había instalado en Gran Bretaña, y en 1952 adquirió la nacionalidad inglesa. Fue un escritor interesado por casi todos los movimientos y manifestaciones políticas y culturales. Su trayectoria, tanto periodística, política y literaria, abarcó casi todo el siglo XX. Esta participación tan activa, hizo de él uno de los escritores que más aportó a la cultura europea. Un protagonista de su tiempo, autor de una variada obra, siendo una de las más importantes, El cero y el infinito, la cual, es una despiadada crítica al totalitarismo estalinista. En su vasto recorrido como periodista, en 1944 se reunió en secreto con Menachem Begin, quien posteriormente fue primer ministro de Israel. A Begim le propuso la idea de una partición equitativa entre Israel y Palestina.
De trascendencia en la amplia escritura de Arthur Koestler son sus memorias, conformadas por los títulos Flecha en el azul, Euforia y utopía, y La escritura invisible. Respecto de estas, acentuando su importancia, el mismo autor, refiriéndose a ellas dijo: Escribir las propias memorias antes de haber cumplido los cincuenta años, bien pudiera parecer empresa prematura y un tanto presuntuoso. Pero si el pasado que uno ha vivido, es en cierto modo, digno de registrarse, sería menester hacerlo antes de que se desvanecieran su color y fragancia. Las ventajas representadas por la distancia y la perspectiva quedan por otra parte disminuidas por la pérdida de la frescura emocional, pues más fácil es retener hechos que sensaciones. Los hechos pueden completarse mediante ficheros y archivos de periódicos. Las emociones no.
Contemporáneo de Arthur Koestler, fue el también novelista y ensayista Sandor Marai (1900-1989). Marai escribió poesía, cuentos, y fue traductor. Tradujo al húngaro a Franz Kafka. Los rebeldes, Confesiones de un burgués, La mujer justa, El último encuentro, La hermana, y Divorcio en Buda, forman parte de su amplia narrativa. Por factores adversos, y de que su obra se tradujo al inglés un poco tarde, durante mucho tiempo fue un escritor olvidado.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, Hungría, que no formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), es de sobras conocido, que estuvo bajo la férula de su sistema. Esa hegemonía, no solo trascendió lo político: también lo cultural. Esto significa, que como en la URSS predominaba desde 1934 el Realismo Socialista, se hizo extensivo en Hungría desde 1950. Este hecho, desencadenó un estancamiento en la literatura húngara, pues había que adaptarse a la política cultural del Estado. El que no estaba con el sistema, o se expatriaba, o se quedaba en el aislamiento. Esta abominable situación la padeció Sandor Marai, a quien el régimen comunista le prohibió toda su obra desde 1948. Marai se fue a un exilio voluntario primero a Italia, y luego a Estados Unidos. Del otro lado, Magda Szabó, una de las más grandes escritoras húngaras de la historia, por razones económicas se vio obligada a impartir docencia en una escuela primaria. Su obra también fue prohibida.
Cuando en 1989 terminó la Guerra Fría, Hungría salió de la esfera de influencia soviética. A partir de ese momento, finalizó el régimen comunista, y la literatura tuvo un importante renacer. En Hungría la literatura iniciaba una nueva era. Sandor Marai fue reconocido y redescubierto. Su obra promovida, y se hizo inmensamente popular.
La literatura húngara fue reconocida por primera vez con el Premio Nobel de Literatura en el año 2002, cuando se lo concedieron al escritor Imre Kertész. Su novela más conocida es Sin destino. Después que recibió el galardón, publicó Liquidación, una novela sobre las atrocidades de los campos de concentración, donde se puede apreciar un perfil autobiográfico. Cabe señalar, que Imre Kertész, igual que Elie Wiesel, Jorge Semprún y Primo Levi, fueron escritores sobrevivientes de los campos de concentración del régimen nazi.
Sentí placer, cuando por segunda ocasión, cuando la Academia Sueca volvió a reconocer a la literatura húngara, al otorgarle el Premio Nobel a Lázsló Krasznahorkai. Este gozo lo sentí, por un sentimiento de solidaridad ante la penosa situación que vivieron los escritores húngaros durante 39 años. Sentí alegría por mi admiración a la literatura de Hungría. Por Sandor Marai, un escritor que fue comparado con Thomas Mann y Stefan Sweig, cuya obra, de no ser por las tantas vicisitudes que vivió, posiblemente hubiera logrado el Premio Nobel de Literatura.
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