Como nacimos con la capacidad de aprender a ver, nos encontramos con la metáfora material de la línea en un montón de madera. Proceso éste, yuxtapuesto, de los ojos y el entendimiento con la cual el artista o el sujeto, a través de atributos alegóricos basados en la experiencia visual, representan los objetos del universo. En ese sentido, conceptualizamos una línea “derecha”, “suave”, “rápida”, “lenta”, “corta”, “angular”, “picada”, “serpenteante”, “perezosa”, “pacífica”, “pesada”, “delgada”, “amable”, “rígida”, y “congelada”. Además, una línea puede comunicar, indistintamente, dignidad, serenidad, velocidad, descanso y serenidad. Precisamente, de ahí la expresividad de la línea para transmitir nuestras pasiones. Tal en la oralidad del famoso narrador de pelota Félix Acosta Nuñez: “¡Va una línea de hit por el center, cortando rápidamente el center field y devolviendo al cuadro!” Aún más: “¡Hit indiscutible como el cigarrillo Aurora de la Tabacalera!”