He aquí un agricultor poeta que no solo habla con la tierra y con el cielo, sino que sostiene su dialogía consigo mismo y con los otros, desde la palabra convertida en sentimiento, en voz del espíritu.
Asume su condición de labrador o de agricultor para dimensionar su posición poética desde la palabra. En esta ocasión, el sujeto-autor, desde sus elegías, nos deja su melancolía y su lirismo sobre su vida y el contexto de referencia de su memoria… de su vivir.
En su condición de poeta enamorado, manifiesta su sentir y lo hace expandir sobre las distancias, para que nadie ignore su voz de angustia. Sus elegías afloran como un contraeco interno de la palabra, para dejarnos la estela de aquel sujeto que no silencia su sentir ante la amada y su catarsis.
Elegías de un labrador (15 págs.). Elaborado en Editorial Glascos. Santo Domingo, República Dominicana, 2025. Con un preámbulo de Guillermo Pérez.
La obra está dedicada a su esposa Azucena Mota y a sus hijos Francisco, Alexander, Amauris, Elvis y Juan González Moronta. Le agradece a Dios y a Arcenio Ortiz.
Este agricultor y poeta nos lleva a la melancolía de su canto desde una expresión simple de amor y ternura. Y es que, para este labrador, la poesía traspasa los devaneos del enamorado, más allá de la voz de la amada. Veamos:
Tus ojos me están quemando
Como los rayos del sol
Siento que me hacen ampollitas
Dentro de mi corazón.
Tus labios son de manzana
Que me provocan al mirarlos
Quisiera comer de ellos
Aunque me muera mañana.
Quisiera abrazar tu cuerpo
Quisiera ser tu almohada
Quisiera dormir contigo
Juntito en la misma cama.
Yo quiero que tú comprendas
Lo mucho que yo te quiero
Si tú no me das tu amor
Siento que de pena muero.
Tus ojos son dos luceros
Que alumbran como la luna.
Hay muchas mujeres bonitas,
Pero como tú, ninguna.
(Ver pág. 4, obra citada, poema “Juntitos en la misma cama”).
Romántico y enamorado, se nos presenta el poeta para dejarnos sus palabras de angustia sobre la mirada de la amada. El labrador no solo trabaja aquí la tierra, sino la lengua, para dejarnos su musicalidad, su cadencia.
con su esposa, doña Azucena Mota.
Y nos sorprende al alzar su voz de rechazo ante la muerte de un periodista. Es que este agricultor está imbuido en los reclamos de libertad y derechos de la sociedad dominicana.
Ante el asesinato del periodista Goyito, por las fuerzas retrógradas de los doce años de violencia y terror de Joaquín Balaguer, el poeta agricultor ha sabido fijar su voz de rechazo contundente ante ese crimen. Veamos:
Mataron a un periodista
Cerca de la universidad
Querían callarle la boca
Que ya no dijera nada.
El pueblo se ha conmovido,
Llora la novia y la madre,
Llora el amigo y el padre,
Una voz grita en la montaña.
La prensa no dejará
De defender la verdad;
El pueblo no callará.
Hoy los matones se ríen
Y se pierden en la sombra,
Pero los matones, un día,
Esto lo van a pagar.
El pueblo se dará cuenta
Quiénes a Goyito matan,
Quiénes a Orlando callan.
Tanta vigilancia que hay
Dentro de la capital.
Nunca se sabe quiénes son
Ni tampoco dónde están
Los que mandan a matar.
Segaron la vida
De un gran periodista,
Masacraron la honestidad,
Pero no vamos a callar
Los males y las injusticias
De esta triste sociedad.
(Ver fragmento del poema “Mataron a un periodista”, pág. 11, obra citada).
Más allá del lirismo del poeta agricultor, hay un sentido de lo humano en su voz, para manifestarnos sus inquietudes sociopolíticas en relación con el tiempo y su discurrir.
El agricultor creativo busca expresarse desde la lengua, a partir del uso de imágenes que nos vinculan a su mirada melancólica, para, desde el verso, poner a parir la vida desde la metáfora.
Tiempo y espacio son para el poeta posibles excusas para su abordaje melancólico. En este caso, lo fundamental reside en el ritmo de su decir, por lo que comunicar es aquí otra manera de acercarse a la vida, a su vida, desde sus distintas trincheras expresivas.
La elegía o canto triste no mantiene aquí ese llanto, porque el poeta asume lo amoroso y lo político desde el verso, para externar su clamor de amante rebelde contra las frustraciones del rechazo.
El poeta agricultor nos habla de su mundo amoroso e intimista. Lo comparte con el otro como una forma de expandir su eco sobre unas elegías amorosas y melancólicas.
Esta obra se constituye en un documento expresivo que hace de la palabra una vía de comunicación y de sentidos que conducen al verso a su dimensión multisemántica y estética.
El poeta labrador deja brotar su queja sobre la mujer amada. Trata de ausentarse de su entorno y abandonar los espacios para asumir, desde su canto, la conducta del enamorado adolorido, porque:
A esa mujer que yo tengo
La voy a tener que dejar;
Me voy a dejar de ella
Porque ya no aguanto más.
Con ese pedir que ella tiene
Creo que me va a matar.
Me pide por la mañana,
No me deja levantar.
A las doce, por la tarde,
Y cuando me voy a acostar,
A medianoche ¡sorpresa!
Está llamando a mamá.
Y en la madrugada, despierta,
Que quiere un poco más.
Esto no lo aguanta nadie,
Me voy a desgaritar.
(Ver pág. 14, poema “Esa mujer”, obra citada).
En el fondo de estas elegías también nos encontramos con tonos eróticos que permiten que el poeta labrador se desahogue y exponga el sacrificio cotidiano al que su amada lo tiene sometido sobre la cama.
El poeta no oculta su mirada sobre los reclamos amorosos de su amada, al punto de manifestarnos su deseo de desgaritarse, de irse, porque no puede responder ni satisfacer los sueños y deseos constantes de su amada.
La angustia, la melancolía y el sufrimiento del poeta quedan mezclados en las imágenes de aquella mirada amorosa y erótica que el poeta le extiende a su amada, aunque se declare en franca situación de no aguantar aquellos deseos intimistas y constantes de la amada.
Y es que el poeta labrador no solo trabaja la tierra, para la siembra y la cosecha de los frutos de su trabajo, sino que se humaniza y nos hace saber que también siente el deseo de tenerla y hacerla suya, por encima de sus lamentos.
Estas elegías configuran el decir poético de un agricultor que, a pesar de su melancolía intimista y olorosa a tierra y naturaleza, nos deja su voz lírica ante la vida y sus avatares.
Compartir esta nota