La Solemnidad de Pentecostés y la iglesia católica
Hoy domingo 8 de junio, el calendario litúrgico católico dedica con gozo y alegría a la Solemnidad de Pentecostés, también llamado día del Espíritu Santo, conmemorando el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles y la Virgen María en el Cenáculo, cincuenta días después de la Resurrección de Cristo. Para los católicos este acontecimiento marca el nacimiento de la Iglesia y el cumplimiento de la promesa de Jesús de enviar al Paráclito otra forma de los católicos de llamar al Espíritu Santo, para guiar a los creyentes y toda la iglesia hasta el fin de los tiempos.
De acuerdo a lo establece el Catecismo de la iglesia católica, la palabra «Pentecostés» proviene del griego pentēkostē, que significa «quincuagésimo», refiriéndose al quincuagésimo día después de la Pascua. Según el relato de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 1-11), en este día, los discípulos estaban reunidos en oración cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos en forma de lenguas de fuego, capacitándolos para proclamar el Evangelio en diversas lenguas. Este evento es considerado el nacimiento de la Iglesia, ya que marca el inicio de su misión evangelizadora.
Sincretismo, catolicismo popular y devociones transformadas
En el catolicismo popular dominicano, la figura del Espíritu Santo y la devoción a San Juan Bautista convergen en un entramado de prácticas religiosas y cosmovisiones sincréticas que reflejan la herencia indígena, europea y africana al igual que en la espiritualidad de la región del Caribe.
Como parte de las investigaciones que venimos realizando desde hace unos años sobre el tema y tomando en cuenta la fecha, compartimos esta reflexión que examina cómo ambas figuras se articulan en celebraciones familiares, comunitarias, cofradías, rituales y narrativas míticas en distintas regiones de la República Dominicana, con especial atención en las cofradías del Espíritu Santo de Cotuí en la región norte y la cofradía del Espíritu Santo del Batey en la provincia San Juan en le región sur de la Republica Dominicana.
Desde un enfoque antropológico, analizamos las funciones simbólicas de estas devociones, su papel en la cohesión social y su significación en la resistencia cultural frente a los procesos históricos de lo que llaman los investigadores que trabajan el tema la colonización espiritual.
Ya hemos planteado, que la religiosidad popular en la República Dominicana es un campo fértil para el análisis de las expresiones sincréticas que resultan de la fusión del catolicismo colonial con las cosmovisiones africanas e indígenas. El sincretismo en la religiosidad popular dominicana opera como un mecanismo de resistencia, adaptación y reivindicación de la memoria ancestral.
Cofradías del Espíritu Santo de Cotuí
La cofradía del Espíritu Santo de Cotuí, en la provincia Sánchez Ramírez, constituye uno de los ejemplos más antiguos y activos de este tipo de organización religiosa comunitaria en la República Dominicana. Esta cofradía se funda en el año 1529 de acuerdo a nuestras investigaciones, por el clérigo Álvaro de Castro, siendo la más antigua de la que sigue vigente a partir del proceso de colonización. Uno de los sectores que primero se funda en Cotoy, luego llamado Cotui es el Tamarindo, ocurrido por el derrumbe de los socavones de la mina de oro en el año 1562, fundado por negros africanos, por esta razón la historia negra afrodescendiente también está vinculada a esta cofradía, como ocurre con las comparsas de carnaval del pueblo.
La historia de esta cofradía está vinculada a la rebeldía taina encabezada por Hernandillo el Tuerto, de la localidad, que hoy el barrio el Tamarindo, junto a negros ladinos traídos por los padres Jerónimos a trabajar en la mina de oro de la Villa del Cotoy, llevó a cabo la primera sublevación del Cibao a una cuadrilla de españoles. Hernandillo, criado por los padres Jerónimos, aunque se conoce muy poco en la historiografía dominicana, implementó lo que se conoce como el sistema de guerra de guerrilla en todo el Cibao, combatiendo junto a los esclavizados, ayudando a huir y crear manieles en otras localidades del país, incluyendo el Bahoruco. Según fray Cipriano de Utrera, murió en un enfrentamiento de cuadrilla hispano-indígena a finales de la tercera década del siglo XVI.
En este sector del Tamarindo se ha establecido que iniciaron las primeras celebraciones al espíritu Santo de la cofradía Cotui, las que se han mantenido de forma ininterrumpida, por casi quinientos años, siendo reconocida de manera oficial por una Cédula Real del año 1531. Esta es una de las razones por la que planteamos que su fundación es del año 1529. Ya que el 1531 es reconocida de forma oficial. Estas reflexiones forman parte de mi investigación dedicada a las cofradías del Espíritu Santo en el país, tesis de grado de antropología, que luego adaptamos a un libro, titulado, Cofradías Dominicanas del Espíritu Santo: cuatro miradas.
Como esta cofradía en diferentes partes del país desde la época de la colonia se crearon otras, que también tenían como patrón al Espíritu Santo, tal es el caso de la cofradía de Los Congos del Espíritu Santo de Villa Mella, declarada por la UNESCO en el 2001 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, la cofradía del Espíritu Santo de Comendar en la provincia Elías Piña, la de Banica, la que funcionó en la Catedral de Santo Domingo y se extendió a otras localidades del país, así lo refiere el padre Bello Peguero en su obra: Cofradía de Nuestra Señora del Carmen y Jesús de Nazareno del año 1974, y otras, que diferente a la de Cotui y el Batey, no tienen como figura central de veneración e iconográfica a San Juan Bautista niño, pero si están unidas por el uso de la paloma, las banderas, los colores, los atabales, la fe, los ritos, la función social y la cosmovisión de miles y miles de devotos en toda la isla.
Cofradía del Espíritu Santo del Batey de San Juan
En mi obra sobre el tema, dedico a esta cofradía el capítulo III, a ella me unen vínculos familiares. El Batey es una sección del Distrito Municipal Las Zanjas perteneciente al municipio San Juan de la Maguana de la provincia San Juan, ubicado al noroeste, con una población de 2,259 habitantes de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística, ONE, provenientes de los datos del Censo Nacional del año 2020, son sus parajes: Cañitas Batey, Chiquito, Los Orozcos y Las Auyamas. Es un pueblo fundado por poblaciones negras que huyeron de las plantaciones azucareras durante el siglo XVI y se ubicaron en ese lugar apartado, fundado un maniel, al pie de la Cordillera Central, donde definieron y adaptaron su sistema de creencias (De Oleo, J. 2021).
Un culto importante de religiosidad popular sureña es la fiesta del Espíritu Santo en la comunidad El Batey, que en sus celebraciones se venera a San Juan Bautista niño, una figura de un niño vestido de rojo, con adornos dorados, que los fieles dicen profesa poderes sanatorios e inducción a la prosperidad y bienestar material. En nuestros trabajos de investigación, hemos visto, que son abundantes los obsequios que los devotos le hacen al “santo” a través de “promesas”, por recibir alguna curación de males de salud, logros de bienestar económico o felicidad amorosa implorados y/o logrados.
La cofradía del espíritu santo se encarga de coordinar y dirigir esta celebración cada año. Cuando la imagen es desplazada del Batey a la ciudad de San Juan de la Maguana es cargada por caballeros de la cofradía y en el centro de la calle por donde pasa la procesión, los fervorosos se hincan de forma reverente para que la imagen del “santico”, como también es llamado, le pase por encima, tal acción ocurre en la misma celebración en Cotui.
En el Batey la celebración en honor al espíritu santo como deidad particular incluye un novenario, y la gran fiesta se desarrolla al día siguiente del último domingo de pentecostés con misa católica, toque de palos, bailes, canto de salves, procesiones, ingesta etílica y música secular en la comunidad. La celebración del espíritu santo en la comunidad El Batey constituye una expresión única de religiosidad popular, de simbolismo mágico, de identidad cultural.
El Espíritu Santo es venerado y celebrado con alegría estos días en diferentes puntos del país desde la práctica del catolicismo popular. El viernes concluyeron las celebraciones en la cofradía de Comendador, Elías Piña; el sábado concluyeron las celebraciones en la cofradía de Cotui; hoy hay celebración todo el día en Villa Mella junto al catolicismo universal y mañana todo el día se cierran las celebraciones al Espíritu Santo en el Batey de San Juan. Algunos investigadores refieren que el Espíritu Santo junto a San Juan Bautista, son los patrones de los negros africanos y las poblaciones afrodescendientes en nuestra isla.
San Juan Bautista Niño: espiritualidad y resistencia en la memoria de los esclavizados
La figura de San Juan Bautista Niño ocupa un lugar central en la espiritualidad popular de la región sur de la República Dominicana, particularmente en Baní, refiere Dagoberto Tejeda Ortiz en San Juan Bautista y la Sarandunga de Baní: religiosidad popular y resistencia cultural (1997).
Autores como el renombrado antropólogo social y folklorologo de Escocia, James George Frazer, influyente en las primeras etapas de los estudios modernos sobre magia, mitología, folklore y religión comparada en su obra más famosa, The Golden Bough, en la que documenta y detalla las similitudes entre las creencias mágicas y religiosas de todo el mundo, refiere, que el solsticio de verano, coincide con el bautizo de Jesús, responsabilidad caída en San Juan Bautista, refiriendo, que ese día el sol alcanza su mayor iluminación, pasando a ser un día sagrado, mágico y místico, como ocurre cada año, el 24 de junio, donde los creyentes, renuevan sus fuerzas para seguir en el camino de la vida.
Refiere Tejeda Ortiz sobre el tema, que los esclavizados africanos, arrancados violentamente de sus tierras por los colonizadores, al llegar a estas tierras asumieron la actitud de la vuelta al África. El agua era su símbolo de esperanza para su libertad y su regreso a sus lugares de origen y San Juan Bautista el símbolo del agua, del río, pasó a ser su patrón, el cual, se convirtió en el santo preferido por los esclavizados africanos, incluso en lo que hoy es nuestro país, sobre todo entre los siglos del XVII al XVIII y sigue vigente en las poblaciones afrodescendientes en la actualidad como un proceso de resistencia anticolonial y una puesta en valor de la historial ancestral.
Para finalizar esta reflexión, reiteramos, que la articulación simbólica y ritual entre el Espíritu Santo y San Juan Bautista en la religiosidad popular dominicana evidencia la profundidad cultural y espiritual del sincretismo dominicano, de la isla y el afrocaribeño. Hasta la próxima semana.
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