Señores:
Luis Miguel De Camps, ministro de Educación

Roberto Ángel Salcedo, ministro de Cultura

Les dirijo estas líneas desde el convencimiento de que hay que proponer soluciones. La situación que expongo es clara y, si se quiere ver así, eminentemente táctica: hay una demanda latente, una oferta disponible y condiciones propicias. Lo que hay que avivar es una voluntad interinstitucional para articular una respuesta efectiva desde el Estado, a través de los ministerios que ustedes encabezan.

La importancia de la literatura en la infancia ha sido respaldada por innumerables estudios y autores. Su presencia no solo favorece el desarrollo del lenguaje, sino que contribuye directamente al crecimiento emocional, cognitivo y social del niño. Por ello, es responsabilidad del Estado garantizar el acceso a libros adecuados al momento evolutivo y cultural de nuestros niños.

Como educador con una trayectoria vinculada a la primera infancia y como escritor de literatura infantil, he asumido el compromiso de contagiar el gusto por la lectura, primero entre mis colegas docentes y luego entre los propios niños, mediante recursos y estrategias que acerquen los libros a sus vidas cotidianas. Y naturalmente, como es el presente caso, aportando estrategias institucionales y empresariales que faciliten la aproximación.

Patricio León.

Mi llamado es específico: las aulas del Nivel Inicial cuentan con una “Zona de Biblioteca”, a diferencia de otros niveles educativos, donde los libros están generalmente fuera del aula. Sin embargo, muchas de estas zonas están desprovistas de libros, y especialmente, de literatura infantil dominicana.

¿Cómo llegan los libros a esas zonas?

  1. A través de dotaciones esporádicas gestionadas por la Dirección General de Educación Inicial del MINERD, en coordinación con la Dirección de Currículo y la Dirección de Medios Educativos.
  2. Por medio de donaciones de fundaciones, programas de RSE y apadrinamientos.
  3. Mediante estrategias de co-gestión impulsadas por los centros y docentes con el apoyo de la comunidad educativa.

Estas iniciativas, si bien valiosas, no han logrado consolidar un acceso sistemático, equitativo ni diverso. Los cuentos predominan sobre la poesía o el teatro infantil, y los títulos de autores dominicanos brillan por su ausencia, incluso aquellos consagrados como “Los cuentos de la nana Lupe” de Pedro Henríquez Ureña o “El negocio de doña Hormiga” de Juan Bosch. Por el contrario, abundan los clásicos europeos como los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen, accesibles en parte porque sus obras están libres de derechos de autor y ampliamente difundidas físicamente y en internet.

Mientras tanto, los escritores dominicanos para niños, con creciente producción y diversidad temática, enfrentamos limitaciones de visibilidad y acceso, aunque muchos regalamos nuestras obras con la ilusión de que lleguen a las manos y los corazones de los más pequeños.

Aquí se revela una oportunidad: el actual diseño curricular dominicano, con enfoque histórico-cultural, justifica plenamente la inclusión de títulos de autores nacionales en las zonas de biblioteca.

¿Dónde está el tranque?

  1. Los libros dominicanos no compiten en igualdad de condiciones. Las editoras internacionales tienen mayor alcance y presencia en el mercado educativo.
  2. En las contadas licitaciones del MINERD para adquisición de libros infantiles, no se establece un porcentaje obligatorio de obras de autores dominicanos.

Propuesta concreta: Incluir en los pliegos de licitación pública un porcentaje mínimo reservado a títulos de literatura infantil dominicana. Esto obligaría a los suplidores a integrar en sus ofertas obras de autores nacionales, promoviendo así su circulación e impacto.

Un aporte adicional

Desde mi experiencia como técnico en descentralización educativa, identifico otra opción factible: orientar a las juntas de centro educativo para que, con los fondos descentralizados, adquieran libros infantiles dominicanos. Esto no solo dinamizaría el sector editorial local, sino que fortalecería el ecosistema lector desde las aulas, promoviendo identidad cultural y equidad educativa.

Para ello, se requiere también una estrategia de visibilidad de los títulos dominicanos, y el Ministerio de Cultura podría jugar un papel clave. Estoy a la entera disposición para colaborar en su diseño e implementación.

Señores ministros, el desafío está claro: fortalecer las zonas de biblioteca del Nivel Inicial con literatura infantil dominicana. Es una acción estratégica que une educación, cultura y desarrollo, y que contribuye a formar lectores críticos y ciudadanos libres.

Como dijo la escritora argentina María Teresa Andruetto, premio Hans Christian Andersen: “La literatura infantil crea raíces. Un niño lector tiene más posibilidades de ser un adulto libre.”

Hoy, más que nunca, los escritores dominicanos de literatura infantil estamos aquí, con obras, compromiso y propuestas concretas. Solo falta que se nos abra la puerta que tanto necesitamos y merecemos ocupar.

Cc:
Viceministra de Servicios Técnicos y Pedagógicos del MINERD
Director de Descentralización Educativa del MINERD

Nota:
A quienes desconozcan las prácticas del Nivel Inicial, aclaro que sí, los niños menores de 7 años leen, aunque lo hagan de manera no convencional. Por eso, el hábito lector debe cultivarse desde los primeros años.

Patricio León

Educador y artista multidisciplinario

Patricio León. Educador y artista multidisciplinario. Educador, actor, escritor y músico. Doctorando en Ciencias de la Educación en la Universidad Anáhuac (México), con experiencia en formación docente, educación infantil, gestión curricular y literatura infantil. Ha publicado ensayos, ficción, poesía y teatro. En escena, ha interpretado personajes clásicos y contemporáneos en obras de autores como Beckett, Lorca y Sábato. Su trabajo integra arte y pedagogía, fomentando la formación integral a través de la palabra y el escenario. patricioleoncruz@gmail.com

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