La lectura del libro de cuentos Mariposas negras, de Valentín Amaro, impresiona desde las primeras páginas.  Un ambiente impregnado de   personajes angustiados que se preocupan por el día que ha de llegar, y hasta por lo que no ha ocurrido. Toda su atmosfera penetra los sentidos del lector. El lector no puede evadirse de la angustia existencial de los personajes. Por momento es lector; y por momento es personaje. Es una angustia que sacude al personaje lector, y que hace más sensible al lector fáctico. En tiempo de lectura inocua, insulsa, llena de vacuidad, esto es una hazaña. Le recuerda al lector que todavía tiene sensibilidad estética.

El espacio no me alcanzaría para mostrar la angustia existencial que lacte en todos los cuentos del libro, por lo que centraré la atención en los seis más representativos del ambiente global de todos los cuentos:  El turno, Carabaneando, Spam, Mariposas negras, El Delibery y El galipote del salto, textos que muestran de manera descarnada la angustia que conlleva al sexo, en algunos; y a la muerte, en otros. Hay muchas más aristas interesantes que abordar en este libro: la vida en el barrio, la soledad que embargan a las prostitutas y a las viudas, el sexo, la muerte, etc.  Desde el discurso de los personajes, se puede entrever como el sexo aplaca la angustia que arropa el alma. Casi en todos los textos es el sexo el que permite que los personajes se deshagan de sus frustraciones; es el elixir para extirpar la angustia.

Dicho lo anterior, preciso decir que en algunas de las historias que se hilvanan en Mariposas negras, las interrogantes surgen de manera espontánea en el lector, culpa de las elipsis inconclusas que utiliza el autor para provocar la posibilidad de recrear o percibir   que en estas hay subhistorias que no se han contado. Con este recurso, el autor embarga al lector de curiosidad. La elipsis parece ser protagonista de la angustia que viven los personajes: “Y pensar que todo vino a joderse cuando la periodista Pimentel se refirió a sus chicas bebiendo en Platinium(…)p.14.Estas    líneas  que he citado, forman parte del cuento El Turno, el cual trae consigo a tres seres pendientes de un Ledesma preocupado por su mujer; y que prometió volver, pero que nunca regresó. Además, toda la historia se desarrolla en un espacio reducido, tipo apartamento: Una mujer y dos hombres esperan con pocas provisiones; poco a poco se dejan consumir por la ambición sexual y dan paso a que el lector explore múltiples realidades de lo que pudo pasar con Ledesma y su amigo Almonte, quien esperaba su turno carnal.

La preocupación y la angustia de los personajes en este cuento radica en la espera y en la incertidumbre de saber qué pasará con ellos y qué pasó con Ledesma unos días después de su promesa.  (ver texto completo pág: 13-20).

Elena Ramos y Valentín Amaro. Acento TV.

En otro tenor, en dos de los cuentos   que he elegido se trabaja la técnica de sumergir a los personajes en el mundo de los sueños.  No se puede colegir que el ambiente sea surrealista, porque los personajes están muy sujetos al realismo; pero sí que por pedazos esta corriente se mete para aclarar lo que no se ha dicho. El primero es el cuento Caravaneando; en él, la trama  se mantiene lineal hasta que el personaje principal se adentra en su conciencia y nos muestra su verdadera realidad: intenta ayudar a una mujer frustrada y decepcionada ante el esfuerzo político que hizo, el intento lo sumerge en la angustia de la mujer, en su decepción; y lo arrastra al abismo, lo lleva hacia un suicidio involuntario. En este cuento siento una denuncia política, pero también un grito hacia la cotidianidad política que no solo embarga nuestros trabajos, sino, nuestro modo de vida: el accionar obligatorio si se desea seguir en pie.

En el segundo cuento, Spam, la trama gira en torno a la inquietud de llamar a un número que aparece en los correos no deseados, la verdad es que hasta a mí me dio por llamar, quería comprobar si ese número era real o formaba parte del trasfondo ficticio de esa realidad que embargaba al protagonista. El empecinamiento de llamar nos sumerge en una realidad alterna, fruto de un sueño inminente: (…)Se miró en el espejo carcomido por el tiempo, sorprendido y por pedazo vio la imagen a su espalda, mirándolo, esperándolo. El erizamiento volvió a su cuerpo. Salió disparado de la habitación, acelerando cada vez más el paso en su carrera(…)p.47. En ambos textos, los personajes principales transitan por el mundo de los sueños para desahogarse, o tal vez, ahogarse en lo que verdaderamente le preocupa.

Mariposas negras, un cuento cargado de enigmas, rencores y resentimientos, que guía al personaje principal hacia  una “insoportable levedad del ser”; y aunque todos estos sentimientos conviven en su yo interno, su alma se muestra bondadosa ante un rostro que solo pide comida y agua, ante un rostro que le quitó lo que entendía importante. Esta historia se somete a la analepsis para conducir al lector a la incertidumbre del personaje que se presta a buscar lo que se le ha solicitado. Una analepsis que agobia y que repara solo en una prolepsis resignada, vista desde siete mariposas que parecen invitarnos hacia el enigma que lleva consigo al ser que se ha marchado: coloqué el pan, el queso y el agua en la bandeja y me dirigí a la puerta: pero ya no estaba. Ahora y en un batir de alas, solo siete mariposas negras intentaban salir por la ventana (p.29).

El Delivery trae consigo la angustia de una mujer resignada al abandono, culpa del fallecimiento de su marido. Sin embargo, esta mujer como arte de magia aparta su resignación y se deja guiar de los nuevos sentimientos que le provoca un delivery. Se permite renacer entre las piernas de un moreno casi azul. Sí, en este texto una mujer profusamente olvidada, se deja poseer por alguien que, aunque le resulte efímero, le ha enseñado a vivir otra vez, le ha motivado a sumergirse en otros horizontes sexuales: (..) Lo besaba llorando, mientras quitaba su camisa y admirabas de frente aquel pecho negro…  (p32).

En el cuento El Galipote del salto, el miedo es quien guía a los personajes a resolver un enigma que preocupa sobre manera: la existencia de un galipote, un gigante que se transforma en gato y que solo persigue un alma, la de un alcalde perverso, quien había marcado su existencia ya perdida: No me voy hasta que recupere mis tierras, mis ganados y todo lo que Me pertenece—dijo el galipote sin hacer caso de los rezos en lengua extraña(…)p.65.

En fin, todos los cuentos que componen el libro Mariposas negras están cargados de angustias, sexo y muerte, pero como todo buen texto, es inagotable en una o dos lecturas.  Hay una multitud de aspectos de mucha transcendencia que podrían abordarse en otros estudios, tales como:  el misterio, los enigmas, la muerte, la soledad, los recursos del autor, etc.   Estos temas no solo forman parte del trasfondo textual de los cuentos del libro, sino que también son recursos en sí mismos que utiliza el autor para involucrar al lector en las tramas de los cuentos.

Los lectores ávidos de cuentos originales y con alto nivel de calidad artística podrán escudriñar con mayor amplitud y deleite los temas que les he expuesto… y los que me he guardado para enjugarme el alma y el corazón.

Julio de 2025

 

Elena Ramos

Escritora

Elena Ramos Grullón, nació el 6 de noviembre de 1986. Sus padres, le inculcaron desde pequeña un espíritu de lucha y resistencia. Sus primeros estudios, los realizó en Educación Mención Ciencias Sociales y una maestría en Historia Dominicana. Luego fue atrapada por la literatura, en la cual encontró su verdadera pasión y vocación, por ello actualmente cursa la carrera en Letras Puras y cursa la maestría en Literatura (pendiente a tesis). Desde pequeña, sintió fuerte atracción por el discurso bien elaborado, las imágenes literarias y los mundos oníricos. Ganó el primer lugar de ensayos literarios 2016, auspiciado por el Ministerio de Cultura. También tuvo una mención de honor en el concurso literario de cuento Premio Joven de la Vigésima Feria Internacional del Libro, y un primer lugar de cuento en este mismo certamen en el 2019. Ha realizado talleres de locución, oratoria, teatro, narrativa, poesía, etc. Entre los cuentos que tiene publicados en distintas antologías se pueden citar: Amir, J, Tres compartimentos y Miles de coronas. Para Elena, escribir es: «Soñar que se está muriendo y resucitar con la belleza de un sueño que va más allá del misterio de una vida inerte»

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