Título original: One Battle After Another . Año: 2025 Género: Comedia dramática. País: USA. Dirección: Paul Thomas Anderson Guion: Paul Thomas Anderson. Novela: Thomas Pynchon. Elenco: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall. Duración: 2 horas 41 minutos
“Una batalla tras otra” se presenta como la obra más ambiciosa de Paul Thomas Anderson en años, una película que dialoga explícita y veladamente con la historia política estadounidense y con la mitología contracultural de finales del siglo XX.
Aprovechada como adaptación de la novela ‘Vineland’ de Thomas Pynchon, la cual tiene como temática el fracaso del sueño revolucionario y las secuelas personales, “Una batalla tras otra” llega en un momento cinematográfico donde las reverberaciones del pasado activista se leen a la luz de los debates contemporáneos sobre memoria y responsabilidad.
La película opta por una trama que combina linealidad aparente con digresiones que enriquecen la textura emocional. Se centra en un ex revolucionario de nombre Bo (Leonardo Dicaprio) que, tras años apartado de la lucha, se ve obligado a volver a la acción para enfrentar el regreso de un antagonista (Sean Penn) que obliga a exrebeldes a reunirse para rescatar a la hija de este.
De esta manera el hecho actúa como motor dramático y armazón para vertebral episodios íntimos y resonancias políticas que funcionan como espejos del pasado. Anderson crea un pulso que oscila entre la urgencia de la misión y la languidez de las vidas reconstruidas. Esta oscilación funciona para ilustrar la fragmentación de la memoria, aunque en ocasiones sacrifica momentum narrativo por densidad temática.
El estilo visual confirma la autoría de Anderson sin caer en la mera reiteración. Anderson privilegia encuadres próximos a los rostros y una puesta en escena táctil donde los objetos funcionan como reliquias de pasado militante.
Temáticamente, la película articula con precisión el conflicto entre idealismo y fracaso, explorando cómo el activismo se institucionaliza, se traiciona o se disgrega. Anderson no reduce a sus personajes a arquetipos pues muestra la nobleza y la ambigüedad ética de quienes eligieron la acción directa, así como las consecuencias concretas en familias y comunidades.
Las actuaciones sostienen la película con una mezcla de contención y carga emocional; Leonardo DiCaprio, en el rol de Bob, ofrece una interpretación contenida que explora fisuras internas más que gestos grandilocuentes. DiCaprio consigue traducir culpa y determinación en micro gestos articulados, y su relación con el resto del reparto funciona como eje afectivo como es el caso de los actores Benicio del Toro, Teyana Taylor, Regina Hall y Chase Infiniti.
No obstante, la película a veces peca de complacencia formal y exceso de ambición temática la cual puede estar relacionada con la densidad narrativa contenida en la obra literaria que muchas veces se tienen que discriminar muchos elementos que dan cuerpo a los pasajes literarios que no precisamente funcionan en la narrativa cinematográfica.
Comparada con la filmografía previa de Anderson, “Una batalla tras otra” recupera la ambición coral de “Magnolia” (1999) y la afinada economía de “There Will Be Blood” (2007), mientras que hereda la elegancia contenida de “Phantom Thread” (2017). Aquí el director muestra una madurez que equilibra riesgo formal y claridad temática; su interés por el peso del pasado es una continuidad, pero la película incorpora una tonalidad política más pronunciada que algunas de sus obras anteriores.
En el panorama del cine de 2025, la película se inscribe como una de las propuestas más discutidas por su conjunción de política y melodrama íntimo. Más que coronarla, la película merece ser celebrada por su coraje artístico y su capacidad de suscitar debate sobre memoria, culpa y reparación.
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