Jeremy Allen White, aclamado actor por su expresividad en la serie ´The Bear´, afronta en “Springsteen: Deliver Me From Nowhere” (Springsteen: música de ninguna parte) uno de los desafíos más grandes de su carrera: encarnar a Bruce Springsteen, el legendario músico neoyorquino, considerado uno de los artistas más exitosos de la música rock y cuyas canciones reflejan letras con aspectos altamente autobiográficos. Dirigido por Scott Cooper, el filme explora el proceso emocional y creativo detrás del álbum Nebraska, que es una de las obras más reflexivas del artista.
En una conferencia virtual en la que participaron analistas de cine y periodistas internacionales, el actor de 34 años compartió su experiencia en cuanto a lo que ha significado para él interpretar a este ícono musical estadounidense, entender el significado de sus canciones y el momento histórico que retrata la película en relación con su ascenso al estrellato.
White explicó: “En ese momento de la película, Bruce había concluido ya la gira de The River, que era su disco más exitoso hasta entonces". Scott (el director) y yo teníamos largas charlas acerca de cómo la percepción pública se relaciona con el entendimiento de uno mismo… y cómo puede ser muy confuso si no tienes una conciencia sólida de tu identidad”.
El actor admitió haberse sentido identificado de alguna manera con el artista: “Sin duda, en ciertas ocasiones de mi vida he tenido la sensación de que me identifico con ese tipo de sentimiento. Bruce parecía estar seguro en el escenario, pero fuera de este estaba tratando de comprender lo que le sucedía”.
De la admiración al desafío
Antes del rodaje, White tuvo la oportunidad de conocer a Springsteen en persona. “Lo conocí por primera vez en Londres, justo antes de un concierto que se llevó a cabo en Wembley. “Esa noche estuvimos mucho tiempo juntos”, recordó.
“Bruce me mandó una guitarra Gibson J-200 de 1955, parecida a la que utilizó para grabar Nebraska, al día siguiente. La empleé en el filme. Fue un gesto de generosidad extraordinaria”.
No obstante, esa proximidad incrementó la presión del papel: “Cuanto más aprendía sobre él y más lo conocía, más admiración sentía por él, lo que provocaba una presión creciente. Sentía que debía instruirme en todo lo que pudiera, observarlo y escucharle tanto como fuera posible”.
De todas maneras, White encontró su punto de equilibrio al concentrarse en la historia y no en la leyenda. “Tenía que centrarme en nuestra versión de Bruce, en este periodo específico. Eso hizo que el enfoque fuera más claro”, comentó.
El poder del silencio
La habilidad de White para expresar emoción en los silencios es uno de los elementos más destacados de su interpretación. “La historia es bastante interna. Hay mucha soledad”, explicó. “Fue una oportunidad interesante representar a un hombre tan carismático y sincero en los momentos más serenos de su vida”.
Para el intérprete, esos silencios expresan tanto como la música del creador: “Gran parte de esos instantes son creación, incertidumbre, cuestionamiento… y la percepción de sentirse un impostor. Me interesaba mostrar esa humanidad”.
Mirada al alma estadounidense
Se ha caracterizado a Springsteen como un cronista del pueblo de EE. UU., una noción que White entendió con mayor profundidad durante el rodaje. “Una de las cosas más hermosas de su música es que no tiene prejuicios y que comprende”, pensó. “Posee una voz de la razón verdaderamente hermosa. Y creo que esto es muy relevante hoy en día, ya que estamos viviendo un tiempo en el cual resulta difícil encontrar la razón”.
El actor sintetiza su experiencia como un aprendizaje a nivel personal y artístico: “Bruce percibe muchas cosas. Su perspectiva acerca de la población estadounidense es extensa. En muchos aspectos, es un periodista de nuestros tiempos. Comprenderlo fue darse cuenta de que detrás del mito hay una persona que observa, siente y duda”.
Un retrato desde la empatía
“Springsteen: Deliver Me From Nowhere” no tiene como objetivo mostrar al ícono del rock, sino al individuo que está detrás de las canciones. Jeremy Allen White, mediante una actuación emocional y contenida, consigue que el espectador se acerque a Bruce, quien busca significado en la quietud.
Y así el actor confiesa: “Me enamoré de él mientras lo representaba. Y pienso que, al final, la empatía es lo que más se percibe en pantalla”.
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