«Esto es lo que más me gusta del cine, y lo que tienen en común mis películas preferidas: ¿cómo puede contribuir un individuo a mejorar el mundo? Sé que el cine no puede cambiar las cosas, pero puede despertar las ganas de intentarlo. Me gusta salir de ver una película con ganas de identificarme con el personaje principal». Christophe Barratier (Director)
En entornos educativos, en los que muchos profesores no tienen nada que enseñar, los políticos y el gremio ven el sistema como negocio o la posibilidad de cumplir compromisos políticos y los estudiantes han perdido la motivación de aprender, el escenario es desolador. La educación, como pilar fundamental para el progreso de cualquier nación, debe ser un espacio de reflexión, formación integral y oportunidad para todos. Sin embargo, el sistema educativo se ha visto permeado por una politización que ha obstaculizado el desarrollo de la (al parecer) inalcanzable educación de calidad y ha dejado en evidencia la profunda fragmentación de los servicios educativos. En este contexto, existen dos aparentes sistemas educativos paralelos y desiguales: uno público, carente de recursos y plagado de deficiencias, y otro privado, con mayores estándares de calidad y mejor supervisada plantilla docente, pero al que solo acceden aquellos que pueden permitírselo. Esta dicotomía refleja la desigualdad en el acceso a oportunidades educativas y contribuye a la perpetuación de brechas sociales.
La politización del sistema educativo constituye uno de los principales frenos para el establecimiento de políticas educativas coherentes, eficaces y sostenibles. La educación, como servicio público esencial, debería estar por encima de intereses partidarios y ajena a las luchas de poder. Sin embargo, la realidad es que la política influye de manera determinante en la toma de decisiones y en la implementación de reformas. Esto no solo genera inestabilidad, sino que también pone en evidencia la falta de continuidad en las políticas educativas. Cada vez que hay un cambio de gobierno, se implementan nuevas estrategias y reformas, muchas de ellas inspiradas en modelos de otros países que no han sido previamente contextualizados ni investigados adecuadamente para responder a las realidades locales. Como resultado, se producen cambios superficiales que no dan los resultados esperados y carecen de una base sólida en la investigación educativa.
Los chicos del Coro (2004), una película que todo docente, orientador (a), director (a) debería ver y analizar
La película Les Choristes (Los chicos del Coro, 2004), dirigida por el francés Christophe Barratier, es un conmovedor relato sobre la transformación de un grupo de niños problemáticos en un internado (Fondo del estanque) gracias a la influencia de un nuevo educador, Clément Mathieu, quien utiliza la música como herramienta de cambio. Esta obra francesa, que se conoce como: Los chicos del Coro en Hispanoamérica, no solo destaca por su emotiva trama, sino también por su profunda reflexión sobre el poder redentor de la música, la educación y la empatía. A través de los personajes y sus interacciones, la película plantea una reflexión sobre la disciplina, el autoritarismo y la importancia de encontrar un propósito para las vidas de los niños que parecen estar condenados a la marginación.
Contexto histórico y social
La historia de «Los chicos del Coro» transcurre en 1949, en un internado para niños con problemas, un contexto que refleja una época en la que las instituciones educativas y correccionales eran autoritarias y estrictas, influenciadas por modelos pedagógicos tradicionales y represivos. La figura del señor Rachin, el director del internado, representa la rigidez y la dureza de estos métodos, aplicando castigos severos y fomentando la desconfianza y la desunión entre los niños. Esta figura opuesta a la del protagonista, profesor (Vigilante, en la película) Clément Mathieu, quien entra al internado con una filosofía distinta, es clave en la película. La interacción entre estos dos personajes simboliza el choque entre la vieja escuela de enseñanza autoritaria y el potencial de una educación humanista.
La música como motor de cambio
Un elemento central en la película es la música, que se presenta como una vía para redimir a los niños. Mathieu, quien inicialmente llega al internado como vigilante, no tiene más herramientas que su amor por la música y su deseo de hacer el bien. A través del coro que crea con los niños, logra algo que parecía impensable: transformar a jóvenes rebeldes y desilusionados en un grupo que, además de cantar, encuentra una forma de expresión, una forma de pertenencia y una razón para soñar.
Este cambio no es inmediato ni sencillo, pero la música se convierte en un vehículo para crear una atmósfera de cooperación, donde los niños, antes conocidos por su violencia y desobediencia, comienzan a trabajar juntos para lograr una meta común. En este sentido, el coro simboliza una pequeña comunidad dentro de la opresiva estructura del internado. A través de la música, los niños logran algo fundamental: descubrir una forma positiva de expresión, lo cual contrasta con la atmósfera autoritaria impuesta por Rachin. El director autoritario, aunque inicialmente en contra de la música, no puede evitar ver los resultados positivos del coro, aunque en el fondo no reconoce el mérito que tiene Mathieu en este cambio.
La crítica social y la importancia de la empatía
Uno de los temas más poderosos de «Los chicos del Coro» es la crítica a los métodos autoritarios de educación y el sistema penitenciario de la época. Rachin, el director del internado, es la personificación de un sistema que, lejos de buscar la rehabilitación, se enfoca en el castigo. La filosofía de «acción-reacción» que Rachin implementa no hace más que perpetuar la desconfianza y la violencia entre los niños. En contraposición, la empatía y la comprensión de Mathieu logran abrir una puerta hacia el entendimiento y la transformación. La película, de esta manera, se convierte en una alegoría sobre la importancia de la educación basada en la humanidad, la empatía y el respeto, frente a un sistema que margina a los más débiles y busca mantenerlos bajo control mediante la represión.
La figura de Clément Mathieu es un faro de esperanza en un mundo oscuro y opresivo, y a través de su influencia, los niños del internado encuentran una manera de expresar sus sentimientos y superar las barreras que la sociedad ha colocado ante ellos. La película invita a reflexionar sobre el poder de la música y la educación para cambiar vidas, y sobre la importancia de tratar a las personas con compasión, especialmente a aquellos que parecen estar perdidos en un sistema que no les ofrece ninguna salida.
Lecciones de la película para los maestros
Desde la perspectiva de la enseñanza, Los Chicos del Coro ofrece valiosas lecciones para los educadores. La película nos recuerda que un maestro debe ser más que un simple transmisor de conocimientos: debe ser un guía, un motivador y, sobre todo, un ser humano que entienda las emociones y las necesidades de sus estudiantes. Un verdadero maestro no solo enseña, sino que inspira a sus alumnos a superarse cada día, a no rendirse ante sus defectos y a seguir adelante. El maestro debe permitir la expresión sin temor a la crítica, ya que solo así se fomenta la autoestima y el desarrollo del individuo.
La politización del sistema educativo, la fragmentación entre los sistemas públicos y privados, la pérdida de disciplina y respeto, el pluriempleo de los docentes y la falta de un plan educativo continuo son problemas que obstaculizan el desarrollo de una educación de calidad en la República Dominicana. Es necesario que se implementen políticas educativas coherentes y basadas en la investigación local, que se reconozca la importancia de la disciplina y el respeto en los procesos educativos, y que se garanticen mejores condiciones laborales para los docentes. Solo de esta manera será posible construir un sistema educativo que ofrezca oportunidades equitativas y de calidad para todos, independientemente de su clase social o capacidad económica.
Trabajemos juntos para desarrollar un sistema educativo robusto en donde en bienestar de los más desfavorecidos sea el norte a seguir.
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