Pavlo, de cabello oscuro y vestido con una camiseta verde, aparta la mirada de la cámara.

BBC
Pavlo experimentó la guerra con drones. "Crees que te están persiguiendo", dice.

En un estrecho apartamento en la capital ucraniana, Kyiv, Pavlo, un operador de drones de 30 años que acababa de regresar del frente, abre una maleta negra del tamaño de una caja de pizza. Dentro hay un dron de cuatro rotores que pretendía volar por la habitación.

Presionó botones en la unidad de control y movió la antena a diferentes posiciones. No pasó nada. "Lo siento, hoy no", dijo con una sonrisa. La unidad parecía estar bien, pero algo estaba roto.

En el frente, Pavlo, quien pidió ser identificado solo por su nombre de pila, era piloto de drones con visión remota (First Person View o FPV en inglés). Es decir, modelos de drones teledirigidos por medio de una cámara de video a distancia y de una pantalla o unas gafas de video.

Estos pequeños drones, altamente maniobrables, cuentan con cámaras frontales que permiten volarlos a distancia. Durante aproximadamente el último año, los FPV cargados de bombas se han vuelto omnipresentes en el frente en Ucrania, reemplazando las armas pesadas que caracterizaron la primera fase de la guerra.

Los FPV persiguen vehículos blindados, dan caza a unidades de infantería a través de las líneas de árboles y acechan a soldados individuales hasta la muerte. "No puedes esconderte del FPV, y correr es inútil", dijo Pavlo. "Intenta mantener la calma todo lo que puedas y reza".

Incluso cuando un FPV vuela demasiado alto para verlo con claridad, o está oculto tras el follaje, los soldados pueden oír su distintivo y agudo zumbido.

"¡Bzzzzzzzzzz!", dice Pavlo. "Te están cazando".

Un brazo sostiene un dron de color plateado posado en el suelo en la oscuridad.

Getty Images
Pequeños drones FPV con municiones acopladas, en manos de soldados ucranianos.

Tras más de un año en el frente, Pavlo ha regresado a su apartamento en Kyiv que comparte con su esposa. Pero el sonido de los drones lo persigue.

Herramientas mecánicas cotidianas como cortadoras de césped, motocicletas y aires acondicionados le recuerdan a los drones que los perseguían a él y a sus compañeros de unidad.

Y la naturaleza tampoco le sirve para relajarse. Pavlo ya no puede oír el zumbido de las abejas y las moscas cerca de él sin sentir un pánico creciente. "Ya no me gusta salir a la naturaleza y escuchar este sonido, porque me recuerda muchísimo a los drones", dijo.

El trauma asociado con el sonido no es nuevo: generaciones de soldados se han visto afectados por ruidos repentinos tras regresar a la vida civil. Pero a medida que la guerra en Ucrania se ha convertido en un conflicto impulsado por la tecnología de los drones, el trauma ha evolucionado con ella.

"Durante el último año, la mayoría de los pacientes, si no presentan heridas físicas, sufren lesiones mentales como resultado de la actividad de los drones", declaró Serhii Andriichenko, psiquiatra jefe del hospital militar de Kyiv. "A esto lo llamamos dronefobia".

Tensión constante

Miles de hombres regresan del frente como Pavlo, con trastornos de estrés agudo asociados con los sonidos de los drones, explicó Andriichenko. La dronefobia puede desencadenarse por una variedad de sonidos urbanos comunes: motocicletas y motonetas pequeñas, cortacéspedes, aires acondicionados, cualquier cosa mecánica que zumbe.

"Si es un ciclomotor o un cortacésped, lo primero que pienso es que podría ser un dron", dijo Savur, otro soldado que regresó al frente y que perdió un brazo en un ataque con drones FPV.

En el frente, los drones eran un "ruido permanente", dijo Savur, quien, de acuerdo con el protocolo militar, pidió ser identificado por nombre de combate. "El sonido de un proyectil dura solo unos segundos, pero el sonido del dron está ahí la mayor parte del tiempo", recordó.

"Puedes quedarte en tu posición, en tu trinchera, y escucharlo durante horas. Recuerdo ese sonido todo el tiempo", añadió.

O a veces el problema era lo contrario: el silencio.

"El silencio siempre es el principio", dijo Andriichenko. "Cuando los soldados entran en rotación en puestos de combate, empiezan a escuchar atentamente para asegurarse de que no haya drones. Hay tensión constante, miedo constante. Siempre están mirando hacia arriba".

El doctor Serhii Andriichenko se encuentra en una zona cubierta de césped, vistiendo un polo negro y con las manos entrelazadas frente a él.

BBC
Serhii Andriichenko, psiquiatra jefe del hospital militar de Kiev, dice que esto se llama "dronefobia".

En muchos casos, esa constante sensación de tensión no se ha disipado con el regreso a la vida civil. Se ha observado a soldados apagar repentinamente las luces de sus casas, alejarse de las ventanas y esconderse debajo de los muebles.

Posteriormente, si un soldado recibe tratamiento, Andriichenko describe cómo a menudo no recuerda ningún sonido de activación, pero su esposa o un familiar mencionarán como disparadores el encender un extractor de aire o el aire acondicionado.

Los soldados de las primeras fases de la guerra, que se caracterizaron más por el combate brutal y directo, regresaban a casa con miedo de estar en los bosques, donde se habían librado gran parte de los combates.

Pero la guerra con drones ha revertido el fenómeno. Ahora los soldados "se sienten más seguros en los bosques, bajo las densas copas de los árboles", afirmó el psiquiatra.

Zumbido delator

El aumento del uso de drones ha tenido otro efecto aterrorizante para las tropas de combate: ha ampliado la zona de peligro más allá de la línea del frente. Los soldados que operan a una distancia de hasta 40 km, o que se retiran tras una intensa rotación, ya no pueden bajar la guardia.

Nazar Bokhii, comandante de una pequeña unidad de drones, se encontraba un día a unos 5 km de la línea de contacto en un refugio cuando su unidad impactó directamente en una posición de mortero rusa a 22 km. Animado por el éxito, Bokhii salió del refugio a toda velocidad, olvidando el protocolo habitual de detenerse primero para escuchar un zumbido delator.

A metros de distancia, un FPV ruso flotaba en el aire. Mientras se dirigía a toda velocidad hacia él, Bokhii solo tuvo tiempo de levantar los brazos. Al detonar, le arrancó ambas manos y el ojo izquierdo, y le causó quemaduras graves en la cara.

Nazar Bokhii está sentado en una silla verde con una chaqueta azul oscuro y pantalones cortos azul claro, su rostro marcado por una explosión.

BBC
Nazar Bokhii perdió ambas manos y un ojo en un ataque con un dron FPV ruso.

El trastorno por estrés postraumático de Bokhii se limitaba, según él, a una respuesta ocasional de miedo a las motocicletas y las cortadoras de césped. Pero conocía el efecto del sonido, explicó, porque su unidad lo había utilizado para infundir terror en otros.

"Éramos el bando que generaba miedo con el sonido, no el que lo sufría", dijo Bokhii.

En algún momento se dieron cuenta de que el sonido podía utilizarse para obligar a los soldados rusos a entrar en zonas vulnerables. "Si vuelas a su alrededor, se convierte en una prueba de la resiliencia psicológica del enemigo", dijo Bokhii. "El sonido del dron en sí mismo es un grave ataque psicológico".

Según Bokhii, si vuelas sobre un soldado durante el tiempo suficiente, abandonará un refugio seguro y simplemente correrá hacia terreno abierto. "Nuestra psicología funciona de tal manera que necesitamos hacer algo para calmarnos", dijo Bokhii.

"Así que te acercas y lo atacas psicológicamente… y empieza a correr y se vuelve más fácil de alcanzar".

Un terror cotidiano

Y el terror psicológico del FPV ya no es solo un problema en el frente. Ha llegado incluso más allá de las zonas tras las líneas del frente. Rusia ha comenzado a utilizar drones FPV para lanzar municiones sobre civiles en ciudades ucranianas cercanas.

Entre las más afectadas se encuentra Jersón, una ciudad del sur ocupada durante un tiempo por las fuerzas rusas y que aún se encuentra dentro del alcance de los drones. Según Human Rights Watch, las fuerzas rusas han atacado deliberadamente a civiles en la ciudad con drones FPV, matándolos o mutilándolos, lo que constituye un crimen de guerra.

Según la administración militar regional, al menos 84 civiles han muerto en la región de Jersón como resultado de ataques con drones rusos en lo que va de año.

Los residentes dicen que los diminutos FPV son un terror cotidiano.

"Ya no existe ningún lugar seguro", dijo Dmytro Olifirenko, un guardia fronterizo de 23 años que vive en la ciudad de Jersón. "Siempre hay que estar alerta, concentrado, y por eso, el cuerpo está constantemente bajo estrés", añadió.

Dmytro Olifirenko lleva una camiseta oscura con un logotipo garabateado en blanco y un tatuaje parcialmente visible en un brazo.

Stanislav Ostrous/BBC
Dmytro Olifirenko se encuentra entre los numerosos civiles heridos en ataques con drones en Jersón.

Olifirenko estaba esperando en una parada de autobús en septiembre cuando oyó el sonido familiar de un dron ruso sobrevolando. "Pensamos que seguiría al autobús, porque habían estado buscando autobuses civiles", dijo.

En cambio, el dron simplemente dejó caer su munición en la parada, provocando que la metralla se estrellara contra la cabeza, la cara y la pierna de Olifirenko. El video del incidente, filmado por un transeúnte, capturó el zumbido del dron seguido de los gritos de Olifirenko mientras se desangraba en la acera.

Olifirenko ahora oye los drones "constantemente", dijo, estén allí o no. "Afecta gravemente la salud mental y psicológica", afirmó. "Incluso cuando uno se va a Mykolaiv o a otra ciudad, los oyes constantemente".

Para civiles como Oliferenko, los drones han transformado los sonidos cotidianos de una zona poblada (coches, motocicletas, generadores, cortacéspedes, aires acondicionados) en un desafío psicológico que deben afrontar a diario, incluso mientras se enfrentan al peligro real de los propios drones.

Para los soldados que regresan del frente, como Pavlo, los drones han creado un nuevo y específico tipo de miedo, uno que no es fácil de superar.

"Ves el mundo como un campo de batalla", dijo Pavlo. "Puede convertirse en un campo de batalla en cualquier momento".

Y de todos los desencadenantes, el oído, el sentido humano que los drones explotan con tanta eficacia, fue el más insidioso.

"Cuando ves algo, tu cerebro puede analizarlo en un segundo, puedes darte cuenta muy rápido de lo que es. Pero un sonido desconocido es diferente. Tu cerebro ha cambiado. No puedes ignorarlo, debes responder. Porque en primera línea, podría salvarte la vida".

*Svitlana Libet colaboró con este reportaje. Fotografías de Joel Gunter.

Línea gris de separación.

BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

!function(s,e,n,c,r){if(r=s._ns_bbcws=s._ns_bbcws||r,s[r]||(s[r+"_d"]=s[r+"_d"]||[],s[r]=function(){s[r+"_d"].push(arguments)},s[r].sources=[]),c&&s[r].sources.indexOf(c)<0){var t=e.createElement(n);t.async=1,t.src=c;var a=e.getElementsByTagName(n)[0];a.parentNode.insertBefore(t,a),s[r].sources.push(c)}}(window,document,"script","https://news.files.bbci.co.uk/ws/partner-analytics/js/fullTracker.min.js","s_bbcws");s_bbcws('syndSource','ISAPI');s_bbcws('orgUnit','ws');s_bbcws('platform','partner');s_bbcws('partner','acento.com.do');s_bbcws('producer','mundo');s_bbcws('language','es');s_bbcws('setStory', {'origin': 'optimo','guid': 'cd6n43n8qedo','assetType': 'article','pageCounter': 'mundo.articles.cd6n43n8qedo.page','title': '"Siempre estás mirando hacia arriba": el pánico al sonido de los drones que sufren los soldados de Ucrania tras dejar el frente','published': '2025-08-05T03:57:05.158Z','updated': '2025-08-05T03:57:05.158Z'});s_bbcws('track','pageView');

BBC News Mundo

La British Broadcasting Corporation (Corporación Británica de Radiodifusión) es el servicio público de radio, televisión e internet de Reino Unido, con más de nueve décadas de trayectoria. Es independiente de controles comerciales y/o políticos y opera bajo un estatuto real que garantiza dicha independencia. La BBC cuenta con una red de más de 250 corresponsales en territorio británico y más de 100 ciudades capitales de todo el mundo.

Ver más