Deborah Mason

Policía Metropolitana
Deborah Mason se hacía llamar Gánster Debbs. Su hija, Demi Bright, tenía el número de su madre guardado en su teléfono como "Abeja Reina".

En la madrugada de una mañana de abril de 2023, agentes encubiertos observaron cómo una mujer cargaba cajas en un coche alquilado en un complejo comercial cerca del puerto de Harwich, en Essex, Inglaterra.

Habían recibido una alerta sobre el coche, que había viajado desde Londres esa noche.

El auto continuó su camino hacia Ipswich, en el este, donde la mujer entregó una pesada bolsa de ropa sucia a un desconocido.

La mujer no parecía alguien que que estuviera traficando con drogas; su abogado defensor afirmó que "sin duda, la eligieron como alguien que no llamaría la atención".

Esa mujer era Deborah Mason, conocida en su familia como "gánster Debbs" o "Abeja reina": la abuela y matriarca de una familia mafiosa que operaba en el sureste de Inglaterra.

Mason había reclutado a sus cuatro hijos, a su hermana y a otras personas cercanas a la familia para que la ayudaran a distribuir cocaína por todo el país, financiando así un estilo de vida lujoso que incluía accesorios de diseño Gucci comprados para su gato y una tetera Bugatti de US$250.

El 18 de julio, la mujer de 65 años fue condenada en un tribunal de Londres a 20 años de prisión por conspiración para suministrar drogas.

El resto de la banda recibió sentencias de entre 10 y 15 años en prisión por el mismo cargo.

Ocho de los acusados: Tina Golding, Lillie Bright, Deborah Mason, Demi Kendall, Demi Bright, Anita Slaughter, Reggie Bright y Roseanne Mason.

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Los ocho acusados: Tina Golding, Lillie Bright, Deborah Mason, Demi Kendall, Demi Bright, Anita Slaughter, Reggie Bright y Roseanne Mason.

La recogida de la droga

La Policía Metropolitana de Londres vigiló a Mason durante siete meses después de aquella mañana en Harwich, mientras ella y su banda familiar realizaban recogidas de cocaína y otras drogas en los puertos, principalmente el de Harwich, pero también otros en Inglaterra, como Folkstone y Dover.

El patrón solía ser el mismo. Recogían paquetes de cocaína bien envueltos, los repartían en bolsas de supermercado y después los entregaban a la siguiente persona de la cadena.

La policía observó a la banda realizar entregas en el sur de Londres, y en otras ciudades del país, como Cardiff, Bristol, Sheffield, Rotherham, Manchester, Bradford, Southend, Leicester y Walsall.

A un hombre, arrestado por la policía en Leicester poco después de una entrega, se le encontró con 10 kg de cocaína. Otros viajes eran para cobrar su "salario", como lo describían.

En total, la droga que manejaba la banda tenía un precio al por mayor de entre US$30 y US$40 millones, con un valor en la calle de hasta US$110 millones, según declaró la fiscalía durante la audiencia de sentencia.

El tribunal escuchó que la banda había usado alias para comunicarse entre sí y con su proveedor, un hombre conocido simplemente como "Bugsy", a través de la aplicación de mensajería cifrada Signal.

Mason mantenía una estrecha relación con "Bugsy" e incluso se fue de vacaciones con él a Dubái y Baréin en octubre de 2023.

Durante siete meses, Mason realizó 20 viajes transportando al menos 356 kg de cocaína, además de entregar y recoger dinero en efectivo.

El juez Philip Shorrock afirmó que Mason tenía un "papel de mando" y la describió como "la capataz de la obra que trabajaba bajo las órdenes de un gerente de proyecto".

"Como madre, deberías haber dado ejemplo a tus hijos, no corromperlos", dijo.

El tribunal escuchó que Mason no compraba drogas, sino que participaba en la gestión de transacciones de varios kilos.

La fiscal Charlotte Hole declaró: "También organizaba a quienes conducían para ella, manteniéndose en contacto telefónico desde la madrugada para asegurarse de que estuvieran despiertos y controlándolos durante el día".

El lujoso estilo de vida

El lucro fue la motivación y la policía afirmó que Mason había gastado de forma extravagante, incluyendo en ropa, bolsos y accesorios de diseñador.

Entre estos se encontraban un collar y correa de Gucci de US$520 para Ghost, el gato bengalí de Mason, y una placa con el nombre del animal grabado en oro de nueve quilates.

Cuando fue arrestada, las imágenes la mostraban esposada en el baño junto a una toalla de DKNY.

Al mismo tiempo que se desarrollaba la confabulación, Mason estaba recibiendo prestaciones sociales con un valor de US$65.000, según declaró Hole ante el tribunal.

Mason "expresó su deseo de ir a Turquía para someterse a procedimientos cosméticos" y se quedaba con "una parte del salario de otros", afirmó la fiscal Hole.

También reservó vacaciones con su hermana en Cornualles, Malta, Praga y Polonia, y llevó a sus hijas a Dubái, desde donde continuaron dirigiendo las operaciones en Reino Unido a través de FaceTime.

"No es una familia común y corriente"

Mason, cuyo número estaba guardado en el teléfono de uno de sus hijos bajo el nombre de Queen Bee (Abeja Reina), involucró en la trama a sus tres hijas, a su hijo y a dos parejas de éstos.

Todos ellos están comenzando a cumplir largas condenas de prisión. Una amiga, Anita Slaughter, de 44 años, también fue encarcelada.

El hijo de Mason, Reggie Bright, de 24 años, entregó al menos 90 kg de cocaína en 12 viajes, a menudo acompañado de su pareja, Demi Kendall, de 31 años, o de su hermana Lillie Bright, de 27, así como de su madre.

"Usaba el alias 'Frank' en Signal y era claramente conocido y mantenía contacto directo con el proveedor", declaró Hole, añadiendo que Mason le pagaba a la banda aproximadamente US$1.340 por viaje.

Agregó que Reggie Bright y Demi Kendall también fueron sorprendidos dirigiendo su propio negocio de drogas desde sus casas rodantes en Kent, Inglaterra, violando una orden de sentencia suspendida anterior que se les impuso por delitos relacionados con drogas.

Entre las compras de Deborah Mason estaban accesorios de diseñador para su gato, llamado Ghost, zapatos deportivos y una tetera Bugatti.

BBC
Entre las compras de Deborah Mason estaban accesorios de diseñador para su gato, llamado Ghost, zapatos deportivos y una tetera Bugatti.

La fiscalía argumentó que la hija mayor de Mason, Demi Bright, tuvo un papel importante en las operaciones, transportando unos 60 kg de cocaína, aunque no era tan activa como otros miembros de la familia, ya que contaba con otras fuentes de ingresos.

Las otras hijas de Mason, Roseanne Mason y Lillie Bright, también fueron declaradas culpables.

Rosanne Mason, de 30 años, participó en siete viajes que pudieron identificarse, incluyendo a Bradford y Manchester. Lillie Bright realizó 20 viajes identificados y el tribunal escuchó que tenía una "clara expectativa de obtener una ventaja financiera significativa".

Lillie Bright involucró a su pareja, Chloe Hodgkin, quien, según el tribunal, será sentenciada posteriormente, una vez que haya dado a luz.

Como atenuante, cada abogado defensor argumentó que todos los involucrados eran "prescindibles" en el negocio más amplio del tráfico de drogas, y que la mayoría de los hijos eran "mensajeros" que realizaban viajes por todo Reino Unido.

Esta "no era una familia común y corriente", como dijo el fiscal especializado Robert Hutchinson. "En lugar de cuidar y proteger a sus familiares, Deborah Mason los reclutó para establecer una empresa criminal extraordinariamente rentable que, en última instancia, los llevaría a todos a la cárcel".

La fiscal Hole afirmó que no se encontraron indicios de presión o coerción para que alguno de ellos participara en la conspiración, y que todos habían actuado con fines de lucro.

El detective Jack Kraushaar de la Policía Metropolitana, quien dirigió la investigación, describió la operación de Mason como "sofisticada" y afirmó que era "extremadamente rentable para los involucrados".

"El grupo se vio arrastrado a la criminalidad", declaró, "atraídos de manera egoísta por los beneficios financieros del tráfico de drogas para financiar estilos de vida lujosos".

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