
"¿Qué significa ser una tierra de inmigrantes?"
Esta parece ser una pregunta recurrente en la historia de Estados Unidos y que resuena ahora con más fuerza desde el retorno al poder de Donald Trump con sus restrictivas políticas migratorias.
Precisamente con esa interrogante, Daniel Greene, profesor adjunto de Historia en la Universidad de Northwestern, en Illinois, tituló un artículo publicado en el Servicio Público de Radiodifusión de ese país (PBS, por sus siglas en inglés).
"Si bien Estados Unidos ha acogido a millones de inmigrantes, la historia del país también está llena de ejemplos de restricciones a la inmigración", señaló en "What does it mean to be a land of immigrants?".
En 1958, el entonces senador y futuro presidente John F. Kennedy escribió el ensayo "A Nation of Immigrants" (Una nación de inmigrantes), en el cual resaltaba el rol fundamental de los inmigrantes en la conformación del país y planteaba la necesidad de reformar su política migratoria.
La frase "Una nación de inmigrantes" se ha popularizado a lo largo de los años en diferentes ámbitos de la sociedad estadounidense.
"Nos contamos historias como una nación. Una de ellas es que somos una tierra de inmigrantes. Pero, en momentos de crisis, a menudo nos resulta difícil cumplir las promesas hechas en esas historias", escribió Greene.
"De hecho, como dice el historiador Peter Hayes en 'Estados Unidos y el Holocausto', mantener a los inmigrantes fuera del país ha sido 'tan estadounidense como el pastel de manzana’".
Entonces, ¿ha sido Estados Unidos realmente un país abierto a la migración? ¿Es tan inusual la dura política actual de Trump?
Un debate de siglos
De acuerdo con Greene, casi desde la fundación del país, los estadounidenses "han debatido quiénes deberían ser incluidos o excluidos".
"Ya en 1798, las Leyes de Extranjería y Sedición buscaban deportar a inmigrantes y cerrar algunas imprentas que eran propiedad de inmigrantes por temor a que difundieran ideas amenazantes".
Aviva Chomsky, profesora de Historia y coordinadora de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Estatal de Salem, en Massachusetts, escribió en 2016 en Le Monde Diplomatique que "desde sus primeros momentos, la historia estadounidense ha sido una historia de deportación".

"Estados Unidos fue fundado por un grupo de británicos que fue un ejemplo del colonialismo inglés de un tipo muy específico: el colonialismo de asentamiento", le dice a BBC Mundo.
En el colonialismo tradicional, explica la historiadora, normalmente el propósito de los imperialistas era enviar a "un pequeño grupo de burócratas para establecer su poder sobre una población nativa", pero en el colonialismo de asentamiento el objetivo de los colonizadores era "eliminar la población nativa y formar un nuevo país, uno hecho por los colonizadores".
Y así, señala, la lucha por la independencia no fue realmente una lucha anticolonial, sino una que buscaba fortalecer el poder de quienes llegaron como colonizadores.
Muchos de los que lideraron la causa independentista eran terratenientes y también hubo especuladores de la tierra que buscaban aumentar sus terrenos.
"Después de conseguir la independencia, siguieron con el proyecto colonial, con su expansión, con la esclavitud, con la deportación de las poblaciones indígenas y el genocidio contra ellas".
"En el colonialismo de asentamiento, las primeras deportaciones fueron de la población nativa para blanquear el país y hacer un país blanco en una tierra donde la mayoría de la población era nativa y negra".
La idea era construir "un país para algunos y ese algunos es un concepto racializado, un concepto blanco".
Las diferencias
Para la profesora Chomsky, "cuando la gente dice que Estados Unidos siempre le ha dado la bienvenida a los inmigrantes, se oculta la realidad de quiénes fueron bienvenidos, en qué condiciones y por qué".
Y es que -explica- en los países en los que hubo colonialismo de asentamiento "se les dio la bienvenida a los inmigrantes colonizadores" para que ayudaran a poblar al país.
"Hasta la Guerra Civil, se le dio la bienvenida a los africanos, que fueron traídos a la fuerza y sin derechos".

La primera gran ley para prohibir la inmigración a Estados Unidos se dio cuando el Congreso aprobó la Ley de Exclusión de los Chinos, con la que se suspendió la inmigración de trabajadores chinos por diez años.
Esa legislación y "las restricciones que le siguieron congelaron a la comunidad china en 1882 y le impidieron progresar y asimilarse en la sociedad estadounidense como sí lo pudieron hacer los grupos de inmigrantes europeos", indica el reportaje "Inmigration" del sitio en internet de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Expertos ven en esa legislación un punto de partida para entender muchos aspectos de la política migratoria estadounidense a lo largo de la historia.
Para Gordon Chang, profesor de la Universidad de Stanford, el legado de esas restricciones es que fueron "las primeras dirigidas a una etnia específica y confirmó la idea de que Estados Unidos era una tierra en las que unas razas son preferidas y otras no".
"La idea de que Estados Unidos es una tierra para todos los inmigrantes siempre ha sido una ficción, aunque muy popular y afectuosa", señaló Chang en un artículo de BBC Mundo de 2017.
Una batalla judicial
En esa llamada "era de la exclusión" es que el caso de un cocinero de padres chinos fue clave para que el derecho a la ciudadanía por nacimiento se consolidara como una ley en Estados Unidos.
La XIV Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que había sido ratificada en 1868, establecía que todas las personas nacidas o naturalizadas en ese país eran ciudadanos.

Con esa enmienda se buscaba acabar con la discriminación que los afroamericanos sufrían en varios estados que les negaban la condición de ciudadanos.
Al regreso de un viaje, al cocinero Wong Kim Ark, quien había nacido en 1873 en San Francisco, le prohibieron la entrada a Estados Unidos y lo dejaron detenido en el barco.
Un grupo de abogados presentó un recurso judicial para denunciar que sus derechos como estadounidense estaban siendo violados.
El caso llegó a la Corte Suprema que, en un fallo histórico de 1898, declaró que Wong era ciudadano estadounidense por nacimiento, independientemente del estatus migratorio u origen de sus padres.
Ese veredicto representó el triunfo de un principio crucial para garantizar la integración social y la igualdad de los hijos de inmigrantes.
El derecho a la ciudadanía por nacimiento está siendo desafiado actualmente por el gobierno de Trump.
Expertos como Chomsky ven una conexión entre el establecimiento del derecho a la ciudadanía por nacimiento y el inicio de medidas para limitar la llegada de algunos inmigrantes.
Un camino de restricciones
Para Ana Raquel Minian, profesora adjunta de Historia en la Universidad de Stanford, la Ley de Exclusión de los Chinos "amenazó los cimientos mismos de la ciudadanía estadounidense" como estaba definida en la XIV Enmienda.
Además, la prohibición de inmigrantes chinos sentó las bases para nuevas restricciones a la inmigración.

Así lo escribió en "America Is a Nation of Immigrants That Has Not Lived Up to Its Promise" (Estados Unidos es una nación de inmigrantes que no ha cumplido su promesa), ensayo publicado en The New York Times.
"A finales del siglo XIX, un número creciente de europeos del este y del sur comenzó a llegar a Estados Unidos. Los legisladores estadounidenses temían que estos recién llegados, considerados racialmente inferiores, mancharan el linaje racial del país".
Ante esa preocupación el Congreso aprobó la Ley de Inmigración de 1924, con la que se introdujeron cuotas de inmigrantes según su país de origen "que dieron preferencia a los europeos del norte y del oeste y prohibía casi por completo la entrada a los asiáticos".
Ese sistema de cuotas llegó a su fin con la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965, pero también introdujo otras medidas restrictivas, como las cuotas para los inmigrantes de países del hemisferio occidental.
Historia reciente
Ciento veintisiete años después del fallo histórico en el caso del cocinero Wong, el presidente Trump considera que los hijos de los extranjeros no residentes en Estados Unidos nacidos en el país no deberían recibir automáticamente la ciudadanía estadounidense.
Trump ha prometido "mantener a los estadounidenses seguros", "proteger la patria" y luchar contra la inmigración irregular. Seis meses después de su regreso a la Casa Blanca, el gobierno afirma que ha "restaurado la ley y el orden" en el sistema de inmigración.
En su campaña electoral, el republicano habló de impulsar la "mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos".

La profesora Chomsky plantea que si bien el mandatario puede "diferir de otros políticos al manifestar abiertamente su antipatía hacia cierto tipo de inmigrantes", sus políticas no son nuevas y para entenderlo debemos, en parte, remontarnos a dos gobiernos demócratas.
En 1996, el presidente Bill Clinton firmó la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y Responsabilidad de los Inmigrantes.
"Esa reforma migratoria promovió la narrativa de los inmigrantes como criminales y sucedió en una década en la que en Estados Unidos se dieron muchas reformas en el sistema de justicia penal que impulsaron un encarcelamiento masivo", indica la historiadora.
"La criminalización de los inmigrantes es la clave y el hilo conductor desde Clinton hasta Obama y Trump, en relación a la idea de que 'los inmigrantes son peligrosos y necesitamos una estructura legal para proteger a la población de estos inmigrantes criminales’".

La experta también evoca algunas declaraciones de Obama sobre su programa insignia DACA (por sus siglas en inglés: Acción Diferida para los Llegados en la Infancia).
"Al anunciarlo, Obama enfatizó que esos jóvenes habían sido traídos a Estados Unidos por sus padres y que estaban aquí 'sin culpa propia'. Decir eso fue una manera de criminalizar a los padres".
Otra frase la dijo en el contexto de las deportaciones y la experta recuerda que Obama elevó las tasas de deportación a niveles nunca antes vistos.

"Dijo que solo se estaban deportando criminales. Dijo: 'Queremos deportar a delincuentes, no a familias'. El término delincuente y el término criminal son tácticas de miedo. ¿Qué significan realmente? Cruzar la frontera sin papeles una vez no es un delito grave, pero cruzar la frontera sin papeles dos veces sí lo es".
"En el contexto migratorio, ¿qué hace a alguien un criminal? Es una palabra alarmista, que infunde miedo, que solo promueve el sentimiento antiinmigrante".

Entre mitos, la necesidad
En 2012, Chomsky publicó el libro "They Take Our Jobs!" ("¡Nos quitan nuestros trabajos!"), en el que desmonta 21 de los mitos más extendidos sobre la inmigración y los inmigrantes.
En su investigación encontró que hay mitos que están interconectados y que "encajan en la narrativa general" que apunta a que los inmigrantes les quitan los empleos a los estadounidenses, no pagan sus impuestos y usan los servicios públicos.
"Curiosamente, algunos de estos mitos son contradictorios: ¿están los inmigrantes trabajando o se quedan de brazos cruzados, no trabajan y solo utilizan los servicios sociales?".

Esos mitos han llevado a algunos a creer que "la inmigración es mala para la economía" y que la llegada de inmigrantes empeora la situación de quienes viven en Estados Unidos.
"Ahora está más claro que cuando escribí el libro: la población de Estados Unidos está envejeciendo, pero no solo pasa aquí, sino en la mayoría de los países receptores de inmigrantes, que también son los países más ricos, los beneficiarios del colonialismo y la industrialización".
Dichos países "tratan de averiguar cómo lograr que la gente tenga más hijos porque necesitan más jóvenes y la única respuesta es la inmigración".
"Y somos muy afortunados de que esté ocurriendo simultáneamente, eso es lo que mantiene nuestra economía en marcha, nuestras escuelas abiertas".
"¿Quién va a contribuir a la Seguridad Social? ¿Quién va a cuidar de esta población que envejece si la población se reduce tan rápidamente?"
"Considero que deberíamos entender los flujos migratorios como parte de la historia de la humanidad y comprender que existe una necesidad de trabajadores en Estados Unidos".
"La gente debe entender que, ahora mismo, los países que están experimentando una inmigración grande necesitan a esos inmigrantes para sobrevivir y, en lugar de criminalizarlos y explotarlos, deberíamos estar agradecidos con ellos".
"Deberíamos estar agradecidos de que, a medida que nuestras poblaciones envejecen y disminuyen, haya gente que quiera venir aquí".
Un "activo" enorme
Pero los mitos sobre la inmigración persisten y en muchos casos son fomentados por el oportunismo político.
Así lo creen los profesores Ran Abramitzky, de la Universidad de Stanford, y Leah Boustan, de la Universidad de Princeton, autores de "Streets of Gold: America’s Untold Story of Immigrant Success" (Calles de Oro: La historia no contada del éxito de los inmigrantes en Estados Unidos).

Un texto sobre ese libro apareció en la revista Time, en 2022, con el título "Why the Children of Immigrants Are the Ones Getting Ahead in America" (Por qué los hijos de inmigrantes son los que están saliendo adelante en Estados Unidos) y fue firmado por ambos catedráticos.
"Utilizando millones de registros de familias inmigrantes de 1880 a 1940 y de 1980 a la actualidad descubrimos que, en el pasado y aún hoy, los hijos de inmigrantes superan a sus padres y ascienden en la escala económica. Si este es el Sueño Americano, entonces los inmigrantes lo alcanzan a lo grande".
Independientemente del lugar de donde provengan o del tipo de destrezas o recursos con los que llegan, los inmigrantes aportan "un activo enormemente beneficioso para la economía estadounidense: sus hijos".
Los datos recopilados en su investigación, dicen, deberían disipar los temores que muchas veces se oyen sobre el futuro de los inmigrantes pobres y la posibilidad de que sus hijos "queden atrapados en trabajos poco remunerados" y se vuelvan dependientes de la ayuda gubernamental.
Si bien los investigadores destacan los obstáculos para progresar que enfrentan los niños que llegan sin documentos a Estados Unidos, reconocen que con solo "un plumazo", los políticos pueden cambiar esa situación.
La ironía
Y es precisamente la importancia de las familias en la integración de los inmigrantes lo que varios expertos resaltan.
Hiroshi Motomura, experto en legislación migratoria y profesor en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), considera que una constante en la historia de la inmigración a Estados Unidos ha sido el rol clave de las familias en el proceso que lleva a los inmigrantes a convertirse en miembros productivos de la sociedad.

"Muchas de las 'historias de éxito de inmigrantes' que tenemos son de personas que llegaron con relativamente pocos recursos, o no necesariamente con un nivel educativo estereotípicamente alto, pero que triunfaron gracias al apoyo de una familia".
Eso lo planteó en 2018 en una entrevista con la Radio Pública estadounidense (NPR), titulada "What Does It Mean To Be A 'Nation Of Immigrants'?" (¿Qué significa ser 'Una nación de inmigrantes?').
En su opinión, "el arco de la historia estadounidense ha sido una de generosidad hacia los inmigrantes, alternada con periodos de retroceso, de represión total. Esa ha sido la dinámica".
El experto hizo notar cómo algunas de las personas que se oponen con dureza a la inmigración, en épocas anteriores habrían sido los discriminados.
"Uno puede verlo como hipocresía o ironía, pero lo cierto es que también es una señal de que este país avanza. Y quienes discriminamos en generaciones anteriores se han vuelto tan estadounidenses que incluso pueden discriminar a otros".
Para Motomura, "Estados Unidos es, y seguirá siendo, una nación de inmigrantes", es parte de su carácter.
Pero lamenta que muchas de las extraordinarias contribuciones de los inmigrantes a veces pasen desapercibidas, lo que en algunos casos ha llevado a una miopía extrema "respecto a lo que ha hecho grande a este país".

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