La fuerza naval que Estados Unidos esta desplegando en el Caribe, frente a las costas de Venezuela, ha recibido importantes refuerzos.
El martes, el Comando Sur anunció que el portaaviones USS Gerald R. Ford entró en su jurisdicción y se espera que próximamente se sume a la flota que Washington ha desplegado allí para -según la Casa Blanca- frenar el tráfico de drogas desde América del Sur y combatir a las organizaciones que se lucran de ese negocio.
Entre esas bandas, la administración Trump señala al Cartel de los Soles, una agrupación que, afirma, integran militares y miembros del gobierno venezolano.
La llegada del buque de guerra, el más grande del mundo, permitirá "reforzará la capacidad de EE.UU. para detectar, monitorear e interrumpir a los actores y actividades ilícitas que perturban la seguridad y la prosperidad del país", aseguró el portavoz del Pentágono, Sean Parnell.
Hasta el momento, las fuerzas estadounidenses han atacado 19 presuntas narcolanchas y han abatido a más de 70 personas tanto en el Caribe como en el Pacífico.
Por su parte, el gobierno venezolano ha puesto en duda la tesis de la lucha contra las drogas y consideran que la movilización militar forma parte de una operación para deponerlas.
"Todo lo que se está haciendo contra Venezuela es para justificar una guerra, un cambio de régimen y robarnos la inmensa riqueza petrolera", declaró Nicolás Maduro en días pasados.
Pero, ¿cómo es el portaaviones USS Gerald R. Ford y que implica su despliegue?
"La plataforma de combate más letal"
El USS Gerald R. Ford es "la plataforma de combate más capaz, adaptable y letal del mundo", afirma la marina de EE.UU. en su sitio web, donde explica que la embarcación es la primera de una nueva clase de portaaviones en más de cuatro décadas.
La embarcación, cuya construcción se inició en 2007 y concluyó en 2013, es la primera de una nueva generación de naves que funcionan como bases aéreas flotantes y están propulsadas por energía nuclear, lo que le permite permanecer hasta 20 años en el mar sin necesidad de reabastecerse de combustible.
El buque puede transportar hasta 90 aeronaves, incluyendo los cazas de ataque F-35 y los F/A-18E/F Super Hornet, los aviones de espionaje E-2D Hawkeye, el avión de ataque electrónico EA-18G Growler, helicópteros MH-60R/S, así como vehículos aéreos y de combate no tripulados.
Con 337 metros de largo y 78 de ancho, el llamado "superportaaviones" es apenas un poco más grande que sus predecesores de la llamada clase Nimitz, los cuales miden 333 metros de largo y 76 metros de ancho, se lee en la página web de la marina estadounidense.
Sin embargo, sus dimensiones lo convierten en el buque de guerra más grande del planeta en la actualidad.
Pese a su mayor tamaño, el USS Gerald R. Ford lleva entre 4.500 y 5.000 uniformados, alrededor de un 25% menos que sus predecesores, los cuales requerían de hasta 6.000 personas para operar.
Asimismo, el portaaviones cuenta con una serie de innovaciones tecnológicas que explican no solamente que su presupuesto se disparase desde los US$10.000 millones originalmente proyectados hasta los US$13.000 millones.
Esto no solo le ha valido el título del barco más costoso, sino que además ha demorado demorado algunos años su salida al mar.
La nave no fue entregada a la armada hasta 2017, cuatro años después de su botadura, pero no fue incorporada oficialmente a la flota hasta abril de 2023, tras completar un ejercicio de entrenamiento de guerra y tener que volver a los astilleros para ajustar sus nuevos sistemas, se lee la revista especializada Navy Technology.
"Los portaaviones de la Clase Ford presentan varias mejoras con respecto a la anterior Clase Nimitz, principalmente un nuevo sistema de catapultas para aeronaves, radares más potentes y una reducción de tripulación gracias a la automatización", le explicó a BBC Mundo Mark Cancian, coronel retirado de la infantería de marina de EE.UU. e investigador del Centro de Estudios Internacionales Estratégicos (CSIC, por sus siglas en inglés).
Más despegues y aterrizajes
La fortaleza flotante lleva el nombre del 38 presidente de EE.UU., quien asumió el poder el 9 de agosto de 1974 tras la renuncia de su antecesor, Richard Nixon, por el escándalo del Watergate.
La embarcación puede navegar a unos 30 nudos (56 kilómetros por hora), una velocidad similar a la de sus predecesores. Sin embargo, donde bate récords es en el despegue de aviones, y eso es gracias al EMALS (siglas en inglés del Sistema Electromagnético de Lanzamiento de Aeronaves).
El EMALS son unas nuevas catapultas que emplean un motor de inducción lineal que genera un campo magnético para mover un carro móvil al que está fijado el avión.
A diferencia de las catapultas tradicionales que usan vapor presurizado, el nuevo sistema no solo permite lanzar un avión cada 45 segundos, un 25% más rápido que las catapultas a vapor, sino que también permite lanzar aeronaves más pesadas y a menores distancias, afirmó Harrison Kass. abogado y expiloto de la fuerza área de EE.UU., en un artículo.
"El EMALS se presenta como un revolucionario sistema que está cambiando la aviación naval", agregó el ahora experto en temas de defensa.
Las nuevas catapultas del USS Gerald R. Ford también ofrecen otra ventaja: la posibilidad de lanzar drones.
"Las catapultas de vapor presentan algunos inconvenientes. Quizás el más notable sea su tendencia a ser demasiado potente, lo que puede dañar las aeronaves y reducir su vida útil de la estructura", explicó.
"Este problema de potencia excesiva impide el lanzamiento de aparatos ligeros; solo se pueden lanzar aeronaves pesadas, como un F-18 Hornet o un E-2 Hawkeye. Esto excluye a las nuevas aeronaves no tripuladas, en las que la armada tiene previsto confiar cada vez más", remató el otrora piloto.
Aunque el presidente Donald Trump ha criticado el sistema por considerarlo "caro" e ineficiente, China lo ha copiado e incorporado a su último portaaviones, el Fujian.
Armado hasta los dientes
Pero además de las decenas de aviones de combate que puede transportar y que pueden lanzar misiles contra objetivos cientos de kilómetros de distancia, el USS Gerald R. Ford tiene otras armas.
"El portaaviones también cuenta con aviones de alerta temprana, aviones cisterna, aviones de guerra antisubmarina, aviones de transporte de carga y aviones de guerra electrónica", explicó Cancian.
Además, este buque nunca opera en solitario, sino que forma parte de un grupo de ataque, compuesto por otras embarcaciones de guerra.
"Sus escoltas, probablemente tres destructores en este caso, no solo protegen al portaaviones y también pueden atacar objetivos en tierra con sus misiles Tomahawk de largo alcance", agregó el militar retirado.
"El portaaviones USS Gerald R. Ford es considerado la joya de la corona de la Marina estadounidense y, junto a sus naves escoltas —varias de ellas del tipo destructor, capaces de disparar misiles guiados—, forma el grupo de ataque más potente en el escalafón naval", le dijo a BBC Mundo Carlos Solar, especialista en seguridad en América Latina del Real Instituto de Servicios Unidos del Reino Unido (RUSI, por sus siglas en inglés).
Intenciones
Los mensajes que Washington ha enviado sobre la operación del buque en el Caribe no han dejado claro su propósito específico.
En septiembre, el presidente Trump negó haber mantenido conversaciones con miembros de su gobierno para estudiar un "cambio de régimen" en Venezuela, pero semanas después anunció públicamente que ordenó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a realizar operaciones dentro del país suramericano.
Según el CSIC, la flota estadounidense que hoy está en el Caribe tiene 170 Tomahawk, un número superior al que EE.UU. tuvo en el Mediterráneo durante sus ataques contra el régimen del líder libio, Muamar Gadafi, en 2011.
"Esta es la primera vez que un portaaviones lleva a cabo operaciones antidroga. Sin embargo, es poco probable que tenga un papel importante en eso, ya que sus capacidades no se adaptan bien a ese tipo de misiones. En cambio, creo que podrían utilizarse para lanzar ataques contra Venezuela", especula Cancian.
Los Tomahawk que portan los buques estadounidenses tienen un alcance de hasta 1.600 kilómetros de distancia, por lo que podrían llegar a objetivos en casi cualquier zona del país sudamericano.
"Junto a las fuerzas del Comando Sur ya presentes en el Mar Caribe, el grupo de ataque Ford representa un poder de combate nunca visto en la última década para una operación de carácter militar en el Hemisferio Occidental", agregó Solar.
Por su parte, Basil Germond, profesor de Seguridad Internacional de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), admitió que "las operaciones antinarcóticos en el mar no suelen involucrar a portaaviones, ya que son buques costosos de operar y su principal propósito son las misiones de combate de alto nivel".
Sin embargo, no descartó que el Ford o parte de sus escoltas participen en esas labores, las cuales "requieren conocimiento del ámbito marítimo", declaró a BBC Mundo.
No obstante, el también profesor del Centro de Estudios Estratégicos de la Armada Real aseveró que la presencia del buque en la zona es un mensaje político.
"Los portaaviones simbolizan el poder y demuestran determinación política. Esto se denomina diplomacia naval. Su despliegue puede servir para coaccionar a otros actores sin tener que recurrir realmente a la fuerza", dijo.
"Sea cual sea el mensaje que quiera transmitir la administración (de Donald) Trump, lo está haciendo de una manera muy contundente y creíble", remató.
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