Por Théo Renaudon, corresponsal de RFI em Odesa
En el sur de Ucrania, una alerta aérea resuena en toda la región de Odessa. Pero no hay movimiento de multitudes hacia los refugios. La gente mira sus teléfonos. En la pantalla, los hilos de Telegram indican en tiempo real la naturaleza de la amenaza: si se trata de un dron o un misil y hacia dónde se dirigen los proyectiles. En definitiva, si hay que ponerse a cubierto o no: “Yo suelo seguir tres o cuatro canales al mismo tiempo para verificar la información. Así se obtiene algo más o menos exacto”, explica una joven a RFI.
Estos canales de Telegram no están gestionados por instituciones, sino por voluntarios. En una cafetería al sur de Odesa, conocemos a Nikita, de 23 años. Es un seudónimo que se ha puesto él mismo. Su canal es seguido día y noche por 170.000 internautas de la región. Se ha convertido en el hombre que anuncia los drones: “¿De dónde viene la información? ¿Quién me la ha dado? ¿Cómo y por qué? No puedo decírselo. Para obtener estos datos, se necesita un cierto nivel de acceso. Los militares tienen acceso a ellos porque están involucrados, conectados a ciertos sistemas. De ahí proviene esta información, y yo la recibo de cierta manera”, cuenta.
¿Cómo se organiza? Cuando llegan las alertas por la mañana, por la tarde o por la noche, ¿cuándo duerme? “Mi organización del tiempo es un poco caótica. Como ha dicho, una alerta puede producirse en cualquier momento: por la noche, por la mañana, al mediodía. Tengo un trabajo que puedo hacer desde casa. A menudo, los ataques se producen por la tarde o por la noche. A veces tengo que buscar a alguien que me sustituya, pero intento mantener el ritmo. Normalmente me duermo sobre las seis de la mañana”.
Los hilos de Telegram pueden cometer errores. Lo mejor es ponerse a cubierto en cuanto hay una alerta. Pero, tras cuatro años de una guerra agotadora, ningún ucraniano sigue realmente estas instrucciones.
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