El ejército nepalí logró el control este miércoles de las calles desiertas de la capital, Katmandú, tras dos días de disturbios antigubernamentales, los más violentos en veinte años, que obligaron al primer ministro KP Sharma Oli a dimitir.

Los disturbios comenzaron el lunes, cuando la policía reprimió brutalmente las manifestaciones que denunciaban el bloqueo de las redes sociales y la corrupción de las élites, causando al menos 19 muertos y varios cientos de heridos en todo el país.

A pesar del restablecimiento de Facebook, X y YouTube, la promesa de una investigación sobre la violencia policial y la salida de Oli, la ira de los jóvenes que encabezaron las protestas no ha disminuido, sino todo lo contrario.

 Durante todo el martes, grupos de jóvenes manifestantes reunidos bajo la bandera de la “Generación Z” desafiaron el toque de queda para saquear edificios públicos, residencias de dirigentes y otros símbolos del poder.

El Parlamento fue incendiado, al igual que la residencia del primer ministro dimisionario. En las paredes ennegrecidas por las llamas del primero, se podía leer un grafiti inequívoco en inglés: “fuck the government” (que le den al gobierno).

El miércoles, el ejército y la policía comenzaron a limpiar las calles de Katmandú de los restos de vehículos y las barricadas levantadas el día anterior, bajo el humo que aún salía de los edificios y tiendas entregados a la ira de los manifestantes.

Parálisis en Katmandú

Importantes efectivos militares, escoltados por tanques y vehículos blindados, tomaron posiciones en varios barrios de Katmandú, donde solo se permitió la circulación de vehículos de emergencia.

Bajo un estricto toque de queda hasta nuevo aviso, la capital estaba paralizada el miércoles, con empresas, escuelas y comercios cerrados, y los pocos habitantes que se aventuraban por sus calles eran invitados por el ejército a regresar inmediatamente a sus hogares.

El Estado Mayor volvió a advertir el miércoles que reprimiría sin dudarlo “las manifestaciones, los actos de vandalismo, los saqueos o incendios y los ataques contra personas y bienes”.

El ejército anunció que había detenido a 27 personas en la capital y confiscado 23 armas de fuego. En un mensaje de vídeo, su jefe de Estado Mayor, el general Ashok Raj Sigdel, instó a “todos los grupos implicados en las manifestaciones a recuperar la calma y entablar un diálogo".

Tras volver al poder en 2024, KP Sharma Oli explicó que dimitía “para que se pudieran tomar medidas con vistas a una solución política”.

 A sus 73 años, el líder del Partido Comunista de Nepal, que ha dirigido el Gobierno en cuatro ocasiones desde 2015, encarna a esa élite de dirigentes cuya salida exige la juventud del país, privada de empleo y harta de la corrupción.

El presidente del país, Ramchandra Paudel, también instó a “todos, incluidos los manifestantes, a cooperar para resolver pacíficamente la difícil situación del país”.

La ONU y la gran vecina India también han hecho llamamientos a la calma y la moderación. “La estabilidad, la paz y la prosperidad de Nepal son de vital importancia para nosotros”, subrayó el primer ministro Narendra Modi.

La situación política seguía siendo muy incierta el miércoles por la mañana en Nepal, a la espera de un sucesor para el jefe del Gobierno dimisionario.

 

 

Con AFP

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