Desde hace más de diez días, la provincia de Sweida, al sur de Siria, es escenario de uno de los peores episodios de violencia confesional desde la caída del régimen de Bashar al-Assad. Cientos de civiles drusos han sido asesinados y las amenazas se extienden ahora mucho más allá del sur.
Por la redacción de RFI junto con el corresponsal Mohamed Errami
En Latakia, en la costa siria, las estudiantes drusas se esconden, convertidas en blanco de ataques en sus propios campus.
Sarah, de 20 años, es estudiante en Latakia. Ella vive con miedo constante desde las masacres de Sweida. "Nos quedamos casi todo el tiempo en una habitación de la residencia universitaria con otros cinco amigos en la habitación de al lado. Intentamos formar un grupo de diez personas, con estudiantes alauitas en particular, porque con ellos nos sentimos seguros. Nos apoyamos y nos tranquilizamos mutuamente. Pero el momento más peligroso es por la noche, cuando oímos ruidos y coches que llegan a la residencia. Incluso durante el día, en la universidad, durante los exámenes, tenemos la impresión de que cualquiera podría matarnos", cuenta Sarah.
Algunos grupos comparten direcciones personales de drusos
Algunos grupos de WhatsApp difunden fotos y direcciones de estudiantes drusos. Sarah aún no figura en esas listas. Pero su padre, Mazen, empleado de un hotel en Damasco, está desesperado: "Miren, este grupo de WhatsApp se llama «Denuncien a los traidores». Los miembros publican allí las fotos de todas las personas drusas que conocen. Añaden la dirección, la edad, el número de teléfono y la universidad en la que estudian. Estoy muerto de miedo por mi hija. No puedo sacarla de allí. Si intenta venir desde Latakia, corre un riesgo enorme. Basta con que nos controlen una vez, que vean nuestros documentos de identidad con una dirección en Sweida… y podrían matarnos".
Hoy en día, la comunidad drusa está en peligro en toda Siria. Para sus miembros, estudiantes o padres, cada desplazamiento, cada noche, puede ser una cuestión de vida o muerte.
«Encontramos el cuerpo, asesinado y quemado en casa»
Aunque se respeta el alto el fuego tras los enfrentamientos comunitarios entre drusos y beduinos, que se han saldado con más de 1300 muertos, la población sigue sufriendo, ya que no hay agua ni electricidad. Entre las víctimas de Sweida se encuentra un ciudadano francés, Firas Abou Latif, un informático perteneciente a la comunidad drusa. Firas fue asesinado la semana pasada.
Su cuñado, Ayman Zarifah, cuenta: "El último mensaje que le envié fue el miércoles 16 de julio y desde entonces no supe nada de él. Cuando me respondió, fue a las 20:00 h de la noche anterior, diciendo «hay muchos ataques». Él estaba atrapado en su casa, no podía salir. El viernes por la mañana, un familiar me llamó para decirme: «Hemos encontrado el cuerpo, asesinado y quemado en su casa»".
La mujer y los dos hijos de Ayman Zarifah siguen atrapados en Sweida. Por el momento, las autoridades francesas no lo confirman. "Por ahora no tengo noticias ni respuestas. Sigue (su mujer) en Sweida, atrapada con los niños", afirma Ayman. Este señala que el problema es que, por el momento, las carreteras siguen. "Aunque la Cruz Roja consiga entrar, no es muy seguro, por lo que es muy peligroso situarse en los alrededores de Sweida", declara Ayman.
Compartir esta nota