Israel bombardeó este jueves el sur de Líbano con el objetivo declarado de impedir el rearme del movimiento proiraní Hezbolá, quien defendió su "derecho" a defenderse y rechazó cualquier diálogo político con Israel. El presidente libanés denuncia “un crimen en toda regla”.
El Ejército israelí difundió el jueves ocho comunicados distintos anunciando bombardeos contra lo que Israel asegura, sin aportar pruebas, que son puntos militares de la milicia libanesa Hezbolá.
Los ataques se esparcieron por todo el sur de Líbano. Hubo un muerto, 8 heridos y escenas de pánico. Varios colegios cerraron y las carreteras se colapsaron.
Israel argumenta que Hezbolá se está rearmando en la frontera en un incumplimiento del alto el fuego y que sus ataques impiden esos esfuerzos ante la supuesta inacción del Gobierno de Líbano. Beirut, en cambio, acusa a Israel, alegando que los ataques diarios y la continuación de la ocupación militar dificultan lograr el control sobre el terreno.
Desde la firma de la tregua hace un año, las acciones israelíes en Líbano han matado a centenares de personas, de las cuales, según la ONU, más de 100 son civiles.
El presidente de Líbano, Joseph Aoun, ha descrito los ataques como “un crimen en toda regla” y como un rechazo a su propuesta para establecer una negociación.
A pesar del alto el fuego que en noviembre de 2024 puso fin a la contienda, el ejército hebreo continuó llevando a cabo ataques regulares contra bastiones de Hezbolá en Líbano, y mantuvo tropas en cinco puntos del sur del país.
En ese contexto, un emisario de Estados Unidos presionó el sábado a Líbano a iniciar negociaciones directas con Israel, su vecino del sur.
Pero Hezbolá dijo estar en contra de "cualquier negociación política con Israel", país con el que Líbano sigue técnicamente en estado de guerra, y estimó que dicha negociación no serviría "al interés nacional".
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