El 5 de julio de 2024, los británicos votaron y llevaron al Partido Laborista al poder, tras 14 años de gobierno conservador. Keir Starmer entró en Downing Street con una sólida mayoría en el Parlamento. Sin embargo, un año después, la vida cotidiana de los británicos no ha cambiado mucho y el primer ministro se encuentra en una posición debilitada dentro de su propio partido.
Había prometido una “renovación”, pero acumula reveses: un año después de devolver al Partido Laborista al poder en el Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer parece considerablemente debilitado, incluso dentro de su propia mayoría, que lo obligó, el martes 1 de julio, a dar un importante paso atrás en el Parlamento.
Guerra en Ucrania, en Oriente Medio, calentamiento de las relaciones con la Unión Europea: en el ámbito internacional, el primer año de Keir Starmer en Downing Street ha sido muy intenso. Pero en el plano nacional, “ha sido realmente desastroso”, resume Tim Bale, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Queen Mary, a nuestra corresponsal en Londres, Émeline Vin. “Ningún gobierno había caído tan bajo, tan rápido, desde principios de la década de 1990. Keir Starmer ya es bastante impopular desde el principio, y su gobierno solo cuenta con un 20 % de satisfacción”, explica. Según un resumen de encuestas recopilado por Politico, el 62 % de los británicos desaprueba su desempeño.
Starmer “ha perdido casi toda su autoridad”
Amenazado por la derecha, el Gobierno ha endurecido sus políticas migratorias y sociales. Keir Starmer ha prometido “recuperar el control de las fronteras” del Reino Unido, adoptando un eslogan de los partidarios del Brexit. Pero más de 20.400 migrantes han llegado a Inglaterra tras cruzar el Canal de la Mancha en los primeros seis meses de 2025, lo que supone un récord. Keir Starmer también quiere reducir la inmigración legal, endureciendo las condiciones para la concesión de visados de trabajo. La inmigración neta —la diferencia entre llegadas y salidas— ha comenzado a disminuir, pero principalmente debido a las medidas adoptadas por el anterior Gobierno conservador.
Así pues, el ala izquierda de la mayoría protesta y el ejecutivo multiplica los cambios de postura. “Ha perdido casi toda su autoridad. Si el Gobierno no se da prisa en actuar contra la pobreza, por ejemplo, corre el riesgo de estar en peligro”, advierte Tim Bale. “Keir Starmer no ha llegado a ese punto, pero una vez que los diputados han empezado a rebelarse, la situación se complica”, señala.
Sin embargo, no surge ningún sustituto creíble. Karl Pike, politólogo, destaca algunos éxitos: “El presupuesto de Salud se ha incrementado considerablemente. Y en el plano económico, hemos vuelto a una política estable y comprensible”. En mayo se anunciaron tres acuerdos: con Estados Unidos para limitar los aranceles, con la Unión Europea para reforzar los lazos distendidos y con la India, poniendo fin a años de estancamiento.
Un tema en el que el Gobierno goza de casi unanimidad: la transición energética y la creación de un proveedor nacional de energía verde.
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