Con Abdoolah Earally, corresponsal de RFI en Nueva Delhi
La muerte de dos jóvenes indios alistados en las fuerzas rusas para combatir en Ucrania reaviva un tema embarazoso para Nueva Delhi. Los restos mortales de dos hombres de 22 y 30 años fueron repatriados la semana pasada a la capital india. Ambos se habían alistado en el ejército ruso y luego fueron enviados al frente ucraniano.
Según las últimas cifras comunicadas al Parlamento indio, 51 ciudadanos siguen atrapados en las filas del ejército ruso, la mayoría sin ningún contacto con sus familiares. Oficialmente, Nueva Delhi reconoce ahora que 26 de sus ciudadanos han perdido la vida vistiendo el uniforme ruso.
Un punto de fricción habitual en el Parlamento
Detrás de este balance se esconde un método de reclutamiento organizado: jóvenes que partieron con visados de estudiante o con simples promesas de empleo civil se vieron obligados a firmar contratos militares. Algunos denuncian la trampa de intermediarios sin escrúpulos, mientras que otros afirman haber sido empujados a alistarse para evitar ser procesados penalmente en Rusia.
El asunto se ha convertido en un punto de fricción habitual en el Parlamento indio. La oposición denuncia la falta de claridad y presiona al Gobierno para que facilite un recuento exhaustivo de los desaparecidos.
Unos cincuenta ciudadanos retenidos en las filas del ejército ruso
Si bien 110 indios han podido ser liberados y repatriados, la espera es insoportable para otros cincuenta. Sus familias, agrupadas en colectivos, reclaman pruebas de vida o la devolución de los restos mortales, cuya identificación requiere ahora pruebas de ADN.
La diplomacia india asegura que está tratando este asunto “al más alto nivel”. La India busca responder a la angustia de sus ciudadanos sin debilitar su vínculo estratégico con su socio ruso.
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