Desde Roma
Desde los transportes a la escuela, la sanidad, el comercio o incluso los bomberos, muchos sectores en Italia han parado este viernes 28 de noviembre, al menos por algunas horas.
Ello está creando dificultades para que trabajadores como Diane, empleada doméstica nacida en Filipinas, puedan llegar a sus puestos de trabajo.
“Es duro para mí, me tengo que levantar más pronto y esperar al autobús, y luego volver a esperar”, explica a RFI.
La huelga ha sido convocada por los sindicatos de base por varios motivos, pero sobre todo por el plan presupuestario de 2026, que prevé aumentar el gasto militar en detrimento de los servicios públicos. Ello para alcanzar el 5% del PIB de gasto miliar en la próxima década, como exige la OTAN a sus miembros.
Maddalena, madre de dos niñas cuyas escuelas han sido cerradas, apoya la huelga, pero lamenta que sean siempre los ciudadanos comunes los que sufran las consecuencias.
“Estoy de acuerdo con la huelga, pero siempre es el viernes. ¿Cómo hacemos los ciudadanos? Tengo que trabajar, tengo dos hijas… si la escuela cierra, ¿qué hago?”, se pregunta.
No será el último paro para protestar contra los planes del Gobierno de Giorgia Meloni. Para el 12 de diciembre, a las puertas de la Navidad, ya hay prevista otra huelga masiva en el país.
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