La Corte Suprema del Reino Unido dictaminó el 16 de abril que la ley británica define a una mujer como alguien que nació biológicamente de sexo femenino. Esto quiere decir que las trans, aunque cuando cuentan con certificado de reconocimiento de su género, ya no cumplen la definición oficial de mujer. Una decisión sin precedentes, cuyas repercusiones en la práctica se están estudiando.
Coincidencialmente para Maya Forstater, activista y defensora de los derechos de las mujeres, perder su empleo y emprender una propia batalla legal años atrás, fue insumo para el fallo de la Corte Suprema Británica que definió que ser mujer se basa en el “sexo biológico”.
En 2022, un tribunal de empleo determinó que Fostater fue “discriminada por sus creencias críticas de género”, tras defender en Twitter que las personas no pueden cambiar su sexo biológico.
Mientras el país sigue asimilando el fallo que trajo “claridad” sobre qué es una mujer, la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos presentará en semanas una guía que no solo lo aterrizará, sino que transformará la prestación de servicios públicos y la utilización de espacios públicos para las mujeres.
El sexo con el que se nace
Fostater, directora de Sex Matters, organización que fundó en 2020, le dijo a RFI que “las organizaciones de todo tipo deberán registrar y tratar a mujeres y hombres como grupos separados según su sexo. Las personas que se identifican como transgénero permanecerán en la categoría de sexo con la que nacieron, incluso si han declarado una identidad de género diferente, e incluso si esta figuraba en documentos oficiales. Por lo tanto, las ‘mujeres trans’ deben ser tratadas como hombres, y los ‘hombres trans’ como mujeres”.
Se espera que esta guía aborde desde algo tan personal como los baños para cada género, hasta la elección de candidatas en partidos políticos.
Los cambios se deben reflejar, entre otros, en cárceles, universidades, colegios, hospitales, cambiadores, clubes deportivos, deportes femeninos, restaurantes y cuotas de género.
“Las políticas y directrices oficiales que equiparaban la identidad de género con el sexo deberán reescribirse”, explicó a RFI el abogado de East Anglian Chambers, Rupert Myers.
Para Fostater, esta actualización debe ser “clara y simple. Debe informar a los empleadores y proveedores de servicios que cualquier disposición para un solo sexo debe estar disponible para hombres y mujeres únicamente con base en su sexo biológico, no en su identidad de género”.
Esta guía se aplicará tanto para el servicio público, como en el mundo corporativo. “Debería confirmar que, legalmente, ‘sexo’ se refiere al sexo biológico y ofrecer ejemplos prácticos para diferentes contextos: cómo los hospitales deben asignar salas separadas por sexo, cómo las prisiones y los centros de acogida deben alojar a las personas, y cómo los clubes deportivos pueden mantener categorías femeninas justas”, añade Myers.
Sin embargo, la organización Blossom LGBT cuestiona si la guía será “imparcial”. “Debe reafirmar explícitamente que las personas trans tienen derecho a la dignidad y la seguridad en todos los ámbitos de la vida. Esto significa que debe establecer claramente que nadie debe quedar sin acceso a las instalaciones o servicios necesarios”, sostiene Oscar T. Hoyle, director de Blossom LGBT.
Temores de la comunidad transgénero
Tras condenar el fallo de la Corte porque significa un retroceso en derechos adquiridos, la comunidad LGBT+ afirma que la excluye y deja en estado de vulnerabilidad. Jane Fae, directora de TransActual, le dijo a RFI que su miedo más grande es “que esto se convierta en un desastre y que los justicieros, como ya hemos visto en algunos ámbitos, la extrema derecha, se presenten como protectores de las mujeres”.
Agrega que “hemos recibido múltiples denuncias de agresiones, casi de la nada. Personas que llevaban una vida normal de repente son agredidas”.
Por su parte, Hoyle alerta que el fallo ya está creando confusión entre los prestadores de servicios públicos: “Ya hemos visto a autoridades como la Policía de Transporte Británica modificar sus políticas, por ejemplo, al ordenar requisas basadas en el sexo de nacimiento independientemente del género vivido de alguien. Esto es preocupante porque no hay forma de diferenciar entre una persona transgénero o cisgénero y pone a todas las mujeres en mayor riesgo de abuso de autoridad por parte de agentes de policía masculinos”.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, 48.000 personas se identificaron como mujeres trans en el censo del 2021 en Inglaterra y Gales.
Al vaivén de los votos
Tanto The Telegraph, como The Times, coinciden en resaltar los cambios de posición sobre qué es ser mujer que ha tenido el primer ministro, Keir Starmer, en los últimos cinco años. Esos cambios, remarcan, han sido motivados por conveniencia política y cercanos a elecciones.
Hace unos días, el vocero de Starmer afirmó que el premier “no cree que las mujeres transgénero sean mujeres”. Tres años antes, en 2022, Starmer, como líder del partido Laborista, dijo que “una mujer es una mujer adulta, y además las mujeres trans son mujeres… Esa es la ley”.
También afirmó que “para el 99,9% de las mujeres, es completamente biológico… y, por supuesto, no tienen pene”.
JK Rowling, fundamental para la defensa de las mujeres
“Imagínate ser tan cobarde que solo podrás reunir el coraje para decir la verdad una vez que la Corte Suprema haya dictaminado cuál es la verdad”, así JK Rowling criticó a Starmer.
La autora de Harry Potter, reconocida defensora de los derechos de las mujeres y crítica de las políticas pro género en Escocia, fue una de las financiadoras del proceso legal de For Women Scotland, el grupo que retó al Gobierno escocés en los tribunales durante seis años por la ley de cuotas femeninas en cargos de administración pública, y que terminó con el fallo de la Corte Suprema.
Tanto Fostater como las mujeres escocesas que llevaron este caso a la Corte Suprema han recibido amenazas de muerte y constante abuso en redes sociales.
Mientras, ex atletas de elite como Sharon Davis critican por “anti mujeres” a la organización de la Maratón de Londres por permitir que mujeres trans participaran en la categoría femenina porque, a su juicio, violaron el fallo de la Corte Suprema.
Entre tanto, según The Telegraph, la BBC está contemplando actualizar su guía editorial para cumplir el fallo de la Corte y solo llamar mujer a las mujeres biológicas.
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