A pesar de un contexto geopolítico muy tenso, la economía israelí está registrando resultados espectaculares en los mercados financieros. Impulsado por un sólido sector bancario, una floreciente industria de defensa y un ecosistema tecnológico resistente, el país asombra a los inversores de todo el mundo. Análisis.
Por Stéphane Geneste
Mientras que Israel está involucrado en un conflicto desde hace casi dos años, la bolsa de valores de Tel Aviv está experimentando un impulso sin precedentes. El índice TA-125 alcanzó un máximo histórico de 3.138 puntos, con un aumento del 22% desde principios de año. El shekel, la moneda nacional, también está experimentando un desempeño notable, el mejor en más de 20 años.
Este repunte contrasta fuertemente con la cautela observada en los mercados financieros europeos y americanos. Según Bloomberg, Tel Aviv está relativamente tranquila, prueba de que los inversores están mostrando una confianza inesperada en la economía israelí.
Banca, defensa y tecnología
Tres grandes sectores explican en parte esta dinámica. En primer lugar, el sector bancario. Los cinco bancos más grandes de Israel vieron sus acciones subir un 30%, impulsados por las altas tasas de interés de alrededor del 4,5%, lo que impulsó sus márgenes y atrajo a inversores que buscaban altos dividendos. El banco Hapoalim, por ejemplo, acaba de anunciar un beneficio récord de 2.700 millones de shekels.
En segundo lugar, la industria de defensa experimenta un rápido crecimiento, con un aumento del 130% en un año. Las exportaciones de armas israelíes están batiendo récords, y los conflictos recientes han servido como escaparate para sistemas tecnológicos probados, como los escudos antimisiles que han interceptado casi todos los ataques iraníes.
Por último, el sector tecnológico sigue siendo uno de los motores de la economía israelí. Solo en los primeros seis meses de 2025, la start-up nation recaudó 9.300 millones de dólares, un aumento del 54% en comparación con el semestre anterior. Inteligencia artificial, ciberseguridad: las innovaciones israelíes, a menudo probadas en condiciones reales, atraen a inversores internacionales.
Resiliencia basada en la diversificación y la costumbre de las crisis
Más allá de las cifras, el desempeño de la economía israelí también puede explicarse por la resiliencia estructural. Los inversores locales, acostumbrados a las tensiones geopolíticas desde hace décadas, siguen apostando por el largo plazo, convencidos de que los shocks son temporales y de que los fundamentales económicos siguen siendo sólidos.
La economía israelí también se ha diversificado. Si bien la tecnología sigue siendo un pilar, los sectores de banca, defensa, seguros e inmobiliario también están contribuyendo al crecimiento.
Finalmente, paradójicamente, el contexto de conflicto ha fortalecido la posición estratégica del país. La destrucción de las capacidades nucleares de Irán y el debilitamiento de los grupos hostiles han hecho, a los ojos de los inversores, a Israel más estable y atractivo.
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