“Es muy difícil decir cuáles son los alcances de Dayton. Incluso hoy, 30 años después, su mayor logro se considera el haber detenido la guerra y haber establecido la paz. Pero con pleno derecho podemos hacernos la pregunta: ¿qué tipo de paz es esa? ¿Es una paz sostenible, si incluso 30 años después seguimos viviendo bajo tensión constante, bajo una amenaza permanente?”, estima Tanja Topic, periodista y analista política bosnia.
Dayton logró imponer el alto el fuego tras más de tres años de guerra, y garantizó el retorno de refugiados y la protección de derechos humanos. Además, obligó a las partes a cooperar con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.
Sin embargo, también dejó al país dividido en dos entidades: la Federación Bosnia y Herzegovina –de mayoría bosniaca y croata– y la República Sprska –de mayoría serbia–, y el distrito autónomo de Brčko.
Presidencia tripartita y divisón étnica
Creó un sistema regido por una presidencia tripartita, y un Estado condenado a la presencia permanente de las fuerzas internacionales y supervisado por la figura del Alto Representante quien tiene amplios poderes para intervenir en la política del país, lo que limita la autonomía de Bosnia.
“El acuerdo de paz de Dayton debía haber sido superado; es decir, pudo ser útil en el año 95, e incluso algunos años después, pero es completamente absurdo que hoy, debido a mi nombre y apellido, no pueda sentirme cómodo en alguna parte del país porque allí otro pueblo es dominante y porque alguna otra política nacionalista me discrimina basándose en mi nombre y apellido. Y eso lo permitió Dayton”, explica por su parte Jasmin Medic, investigador en el Instituto de Historia de la Universidad de Sarajevo.
Hoy las carencias de Dayton están claras: una rigidez institucional que impide reformas, una división étnica que perpetúa tensiones y un carácter discriminatorio con las comunidades no constituyentes conocidas como “Las Otras”.
Porque como denuncian organizaciones como Human Rights Watch e International Crisis Group, el modelo de Dayton, lejos de ser la solución, se ha convertido en el principal obstáculo para el futuro político, social y económico de Bosnia.
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