Por Aude Villiers-Moriamé

¿Por qué algunas personas reviven crónica y dolorosamente un evento traumático, mientras que otras logran bloquear los recuerdos negativos? Para responder a esta pregunta, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (INSERM) lanzó el estudio "Remember", como parte del vasto programa de investigación interdisciplinario sobre los ataques del 13 de noviembre de 2015. Con 120 participantes expuestos a los ataques y 72 personas no expuestas, se estudiaron los mecanismos de la memoria y el olvido a través de imágenes cerebrales. Sus hallazgos iniciales arrojan luz sobre nuestra comprensión del trastorno de estrés postraumático y allanan el camino para nuevos tratamientos.

RFI: ¿Cómo nació el programa Remember?

Pierre Gagnepain: Como investigadores, muchos de nosotros nos sentimos impotentes ante los ataques del 13 de noviembre de 2015. Poco después de los ataques, Alain Fuchs, quien era el director ejecutivo del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica) en ese momento, escribió una carta en la que decía que se debía movilizar la investigación para tratar de responder al terror por el conocimiento y la ciencia. Personalmente, acababa de ser reclutado en el INSERM y estaba trabajando en los mecanismos del olvido. Así que quería tratar de comprender mejor por qué algunas personas desarrollan un trastorno de estrés postraumático, mientras que otras logran ser "resilientes".

RFI: ¿Por qué los atentados en París se prestaron particularmente bien a este objeto de estudio?

Pierre Gagnepain: La mayor parte del conocimiento que tenemos sobre la memoria proviene de modelos animales. En humanos, se han realizado muchos estudios, pero no en situaciones en las que se puedan sacar conclusiones claras. A menudo, los científicos se reúnen con personas mucho después de su trauma. También es difícil trabajar con grupos que han experimentado el mismo tipo de trauma. Estas personas no siempre son seguidas a largo plazo. Debido a que todas estas condiciones rara vez se cumplen en un estudio, sentimos el deber de responder estas preguntas.

RFI: ¿Qué buscaba observar a través de este programa?

Pierre Gagnepain: La principal característica del trastorno de estrés postraumático es la memoria intrusiva: flash-backs que dan a la persona la sensación de que está reviviendo el momento traumático. Estas imágenes que le vienen a la mente son extremadamente aterradoras. La gente tiene una especie de memoria elevada. Para explicar esto, la mayoría de los modelos propusieron una explicación relacionada con un déficit de aprendizaje o un déficit en la actualización de la memoria. Si, por ejemplo, bajas a tu cocina y ves una araña, el miedo que te pueda provocar dejará huella en tu memoria. Cuando vuelvas a la cocina al día siguiente, volverás a tener la imagen de la araña en tu mente. Tendrás miedo de nuevo, pero tu cerebro se dará cuenta de que la araña ya no está allí, la memoria aprenderá y se actualizará. Olvidarás a medida que aprendas nuevas situaciones, nuevos contextos que sean seguros para ti. El modelo teórico dominante hasta ahora ha sido decir que cuando se desarrolla una memoria traumática, es porque el cerebro ya no puede aprender que la situación es segura nuevamente. Propusimos una hipótesis complementaria y alternativa a esta, consistente en decir que el desarrollo de la memoria traumática está ligado a una alteración del mecanismo de control de las imágenes intrusivas que normalmente hace que sean olvidadas.

RFI: ¿Cómo procedieron?

Pierre Gagnepain: Hay mecanismos en el cerebro que permiten olvidar, bloquear estas imágenes intrusivas, contrarrestarlas y, al hacerlo, hacerlas menos vívidas. La imagen intrusiva entra en tu conciencia de una manera involuntaria y no deseada. Y es sobre todo este carácter involuntario e interferente lo que desencadena la necesidad de bloquearlo. Si estás escribiendo un correo electrónico y de repente estás pensando en tus recuerdos de vacaciones, necesitarás un mecanismo para ignorar ese recuerdo y volver a concentrarte en lo que estás haciendo. Este mecanismo de detención nos permite bloquear nuestra memoria, cuando interfiere con lo que necesitamos hacer, o cuando es tan aterradora o desagradable que nos sumerge en estados emocionales negativos. Este freno se puede utilizar de forma bastante banal, sin recurrir a situaciones negativas. Hicimos que los participantes en el estudio aprendieran de memoria pares de estímulos entre una palabra y una imagen. De modo que, si te muestro la palabra, tienes la imagen que automáticamente te viene a la mente. Utilizamos imágenes neutras: globos, sillas, mesas, etc. Una vez que estas personas memorizaron estas conexiones, medimos con una camera de resonancia magnética su actividad cerebral cuando intentaban bloquear estas imágenes. Les dijimos: "Les estoy mostrando la palabra que les recuerda una imagen y harán todo lo posible para evitar que la imagen entre en su mente manteniendo su atención en la palabra". De este modo, podemos medir la actividad en las redes del cerebro movilizadas para contrarrestar la aparición de estas imágenes.

RFI: ¿Qué concluye de esto?

Pierre Gagnepain: Lo que observamos fue que las personas que eran resilientes, es decir, que no habían desarrollado ningún síntoma después de los ataques, tenían esta capacidad de inhibición que se conservó en gran medida y que funcionaba de manera muy efectiva. Las regiones de control, que son en cierto modo el regulador del sistema de frenos, se conectan a las regiones de la memoria de tal manera que interrumpen su actividad. Este primer resultado sugirió un nuevo modelo explicativo del trastorno de estrés postraumático: las personas no olvidan sólo porque aprenden mal, sino porque el mecanismo de control de la memoria funciona mal.

RFI: ¿Por qué algunas personas están más afectadas que otras?

Pierre Gagnepain: Todos reaccionaremos de manera diferente si estamos expuestos a un trauma. Dependiendo de estos mecanismos de inhibición, estaremos más o menos equipados para defendernos de los efectos negativos del trauma en nuestro cerebro. En general, el cerebro está dotado de cierta plasticidad: hará todo lo posible para intentar volver a su estado natural, a su estado básico, que consiste en no estar estresado. Si logra establecer este mecanismo de inhibición, volverá a un nivel menos estresante para la persona, con menos consecuencias para su salud. Si no lo consigue, provocará un efecto de "bola de nieve" y toda la cadena de síntomas empeorará, el trastorno se volverá crónico, es decir que se mantendrá en el tiempo. En ese momento, la dificultad es que incluso los tratamientos comenzarán a tener menos efecto.

RFI: ¿De qué manera su estudio allana el camino para nuevos tratamientos?

Pierre Gagnepain: Los tratamientos actuales están muy enfocados en desaprender el miedo a través de la reexposición al trauma. Trabajan sobre este principio de que el cerebro tiene que actualizar su memoria. Sin embargo, a veces es complicado implementarlo en una situación clínica, precisamente porque las personas tienen muchos problemas para revivir los eventos que han vivido. Además, estos mecanismos a veces no siempre funcionan de manera óptima. Por lo tanto, nuestros estudios sugieren una nueva vía de tratamientos, basados en el sistema de control de la memoria y la inhibición, y completamente independientes del trauma. El sistema de freno de memoria permite ralentizar los recuerdos, ya sean negativos o no. Podemos intentar estimularlo sin recurrir a lo que nos ha traumatizado. Esto puede ser estimulaciones, “neurotraining” o estimulaciones cognitivas, con la idea de volver a entrenar el sistema de control.

RFI: ¿Cómo sigue el programa Remember?

Pierre Gagnepain: Estamos ampliando nuestra investigación al incluir nuevas secuencias tomográficas [imágenes médicas] que se enfocan en receptores ubicados en el hipocampo que permiten inhibir la memoria. Usamos el mismo protocolo, pero "haciendo zoom" en estos receptores para ver si el déficit de inhibición proviene de allí.

RFI

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