Cada mañana, doña Carmen camina por los senderos del Jardín Botánico. A sus 73 años, es su medicina contra la diabetes. José, estudiante de biología, pasa sus tardes en el Herbario investigando para su tesis. Los domingos, miles de familias encuentran allí un espacio verde seguro para caminar y disfrutar en Santo Domingo.

Sin embargo, la propuesta de ampliar las avenidas República de Colombia, con poca información oficial clara y transparente, implica según las autoridades, la reducción de áreas fundamentales del Jardín Botánico, incluyendo zonas críticas como el vivero de plantas endémicas, el área de cactus y el Herbario Nacional.

Y mientras se señala que la avenida República de Colombia necesita una intervención vial, con lo que estamos de acuerdo, nos preguntamos: ¿Cuántas veces han ampliado calles prometiendo resolver el tráfico? ¿Y qué pasó? Más carriles trajeron más carros, más contaminación, más caos.

Aún no se ha presentado públicamente un plan maestro que indique qué se haría con los espacios a eliminar, cómo se compensaría su pérdida ecológica, o qué estudios de impacto ambiental respaldan la decisión. Este silencio oficial contradice principios de planificación urbana moderna, donde la transparencia, la participación ciudadana y la sostenibilidad ambiental deben guiar toda intervención pública.

Si se concreta la mutilación del Jardín Botánico, no solo se compromete la biodiversidad urbana. También se pone en riesgo:

  • La regulación térmica y mitigación de la isla de calor que protege a Santo Domingo del colapso climático.
  • Un espacio educativo y de investigación científica para miles de estudiantes y académicos cada año.
  • La capacidad de captura de carbono, vital en tiempos de emergencia climática.
  • Un ecosistema urbano que alberga fauna nativa y sirve como refugio natural dentro de la ciudad.
  • La reducción de la contaminación sonora y atmosférica, claves para la salud pública.

Al mirar otros países, en ciudades como Bogotá, Curitiba, Medellín, Berlín o Singapur, los jardines botánicos se consideran intocables. Lejos de recortarlos, los gobiernos los protegen como activos estratégicos frente al cambio climático, la salud mental y física de la población, y el turismo ecológico. Estos espacios son parte de una visión de ciudad resiliente y habitable que prioriza a las personas.

Curitiba, por ejemplo, diseñó su urbanismo con base en corredores verdes que integran parques, jardines botánicos y transporte público, reduciendo la presión vial sin sacrificar la naturaleza. Singapur ha construido una identidad global como “ciudad-jardín”, donde incluso las autopistas se adaptan al entorno ecológico, no al revés.

El caso del Jardín Botánico plantea preguntas importantes de cara al país que aspiramos: ¿Perder espacios verdes a cambio de más asfalto y ruido? ¿Sacrificar un lugar que nos da aire puro, sombra, belleza y conocimiento, para mover más rápido los carros? ¿Qué ciudad le queremos dejar a nuestros hijos: una de concreto o una que respire y eduque?

Es imperativo en este contexto que las autoridades aclaren públicamente cuál es la visión que justifica esta intervención. ¿Dónde están los estudios técnicos? ¿Qué alternativas se han evaluado? ¿Qué garantías ofrece el Estado de que este precedente no abrirá la puerta a más mutilaciones de nuestras áreas protegidas?

Esperamos que el gobierno abra un espacio de diálogo transparente con los sectores sociales, ambientalistas, académicos, urbanistas y especialistas, a fin de construir propuestas viables, sostenibles y alineadas con los desafíos del siglo XXI. La República Dominicana necesita soluciones viales, sí, pero no a costa de sus pulmones verdes.

En un contexto global de crisis climática, donde los países avanzados luchan por restaurar áreas verdes y proteger la biodiversidad, no podemos darnos el lujo de desmontar uno de los patrimonios naturales más valiosos por un puñado de metros de asfalto. El Jardín Botánico no es un obstáculo al progreso. Es parte del progreso que debemos defender por nuestra calidad de vida.

Zoraima Cuello

Doctora en Educación

Doctorada en Educación con especialidad en Liderazgo Organizacional; con Maestrías en Transformación Digital y en Alta gerencia. Postgrado en Dirección de Operaciones. Licenciada en Contabilidad, certificada internacionalmente en programas de liderazgo y mentoría. Con más de 25 años de experiencia gerencial en los sectores público y privado. Ocupó la posición de Viceministra de Seguimiento y Coordinación Gubernamental en el Ministerio de la Presidencia, implementando el sistema nacional de atención a emergencias y seguridad (911), el programa República Digital, el sistema de seguimiento de las metas presidenciales, la estrategia de ciberseguridad, y la implementación del Centro Nacional de Ciberseguridad, entre otros. Actualmente se desempeña como Vicerrectora Ejecutiva de la Universidad del Caribe, función que conjuga con la Presidencia del Círculo de Cultura Democrática, entidad sin fines de lucro dedica al análisis y la elaboración de propuestas que impulsen el bienestar de la sociedad, fortalezcan la democracia y el desarrollo de la República Dominicana. La doctora Cuello es escritora e investigadora. Ha publicado diferentes artículos en numerosas revistas académicas y periódicos de circulación nacional. Es autora del libro 7 Riesgos de las Redes Sociales, ser Ciudadanos en un mundo tecnológico, y coautora del libro El desarrollo municipal, factor estratégico en el posicionamiento de México en los escenarios políticos y sociales del siglo XXI, entre otros.

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