Durante varias décadas la zona fronteriza de la República Dominicana ha sido considerada como una de las zonas más rezagadas de la nación, concentrando en su territorio una población con altos niveles de pobreza, debido a la deficiencia de sus servicios básicos y la falta de oportunidades.

Sin embargo, el potencial escondido de este territorio se ha convertido en la base para impulsar el desarrollo de una zona estratégica que además de contar con un régimen especial de incentivos, requiere la implementación de políticas públicas complementarias que transformen el modelo productivo instaurado dando paso a una nueva era para este territorio.

A partir de este contexto el desafío es construir una frontera productiva en la República Dominicana, para aumentar la capacidad de las economías existentes, incorporar sectores que generen nuevas oportunidades y atraer inversiones (MiFronteraRD), afianzando la población residente en sus comunidades de origen y al mismo tiempo convirtiendo la zona fronteriza en un espacio que minimice el impacto negativo de la creciente crisis en la República de Haití.

Durante años las economías con mayor presencia en la zona fronteriza han sido la agricultura (28.3%) y el comercio (20.8%), siendo las de más baja productividad; para aumentar su capacidad se necesita por un lado agregar valor a las actividades, impulsando proyectos agroindustriales como el Centro Agroindustrial Enriquillo Norte (CAEN) en Baoruco, que acerquen la materia prima con los centros de transformación. También se requiere mejorar las condiciones del comercio local fortaleciendo el sistema de los 18 mercados fronterizos para desparramar mayores beneficios en la población residente.

Para incorporar nuevos sectores se avanza en el impulso al sector turístico en Cabo Rojo (Pedernales) y en la costa Atlántica de Monte Cristi; el fomento al sector portuario se visibiliza en la rehabilitación del Puerto de Manzanillo (Pepillo Salcedo) y en el nuevo puerto turístico que se encuentra operando en Pedernales. De igual manera el impulso al sector logístico e industrial se observa a través de la planificación de toda una red de puertos secos en los cruces transfronterizos, para organizar los movimientos de carga hacia Haití y ordenar los puntos de comercio vinculados a la frontera. Así mismo se diversifica el sector de las energías renovables con la incorporación de 1,200 MW de energía en proyectos de gas natural localizados Monte Cristi y el nuevo proyecto de energía eólica en Tierra Nueva (Independencia).

Finalmente, la atracción de inversiones a la zona fronteriza requiere el diseño de una estrategia complementaria a la aplicación de la Ley de incentivos aprobada en el año 2021, con el fin de que puedan ser captados nuevos capitales tanto a nivel local como internacional para presentar nuevos proyectos en cada una de las provincias que forman parte de la zona especial de desarrollo integral fronterizo.

A pesar del rezago histórico de la zona fronteriza y la crisis presente en el territorio haitiano, una frontera productiva se levanta en la República Dominicana como resultado de una visión a largo plazo, la identificación de una inversión pública inteligente y la participación complementaria del sector empresarial.

Erick Dorrejo

Arquitecto

Estudió en la República Dominicana. Candidato a Doctor en Periferias, Vitalidad y Sostenibilidad Urbana por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), España.

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